11.

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-Tadashi...

Se estremeció, esta vez no porque lo hubiera llamado por su nombre, sino porque su voz era menos decidida, más débil y dudosa.

El chico se horrorizó, ¿Tan malo era lo que había dicho?

-Tsukki, lo siento. Sabía que te resultaría raro, pero no te preocupes, no se lo voy a decir a nadie, podemos olvidarnos de esto y ya está.

El peliverde no llegó a saberlo con certeza, tampoco era necesario, pero en aquel momento le pareció ver una titilante lágrima rodar hasta la mejilla de su amigo.

-Kei... ¿Por qué...?

-Estoy feliz, Tadashi. Lloro de alegría, no te preocupes- aclaró entre pequeñas risas, secándose la lágrima rápidamente, antes de que el otro la viera- ¿Sabes cuánto llevaba esperando esto?

Por fin se comenzaba a disipar la tensión, y volvían a ser ellos.

Sorprendido por su respuesta, el peliverde habló.

-Sí... Yo también- admitió riendo dulcemente.

-Eres precioso Tadashi, de verdad...

Tsukishima acunó la cara de Yamaguchi con calma. No quería nada más en el mundo, solo estar junto a él en ese instante.

Se sonrieron tontamente como lo que eran, dos jóvenes enamorados profundamente.

"Kei...".

"Tadashi...".

Estaban destinados a estar juntos.

-Tadashi... He escrito una carta para ti... Léela cuando llegues a casa.

-No; léela aquí.

En aquel momento, el rubio se arrepintió de no haber escogido la primera opción que había sopesado; despedirse de él, lanzarle la carta, y salir corriendo.

-¿Huh? Tadashi... No creo que sea capaz.

-Kei, por favor...- suplicó haciendo un puchero el peliverde.

Por supuesto, la fuerza de voluntad del rubio se hundió.

Llevaba toda la tarde con las manos en los bolsillos, tanteando la carta, para asegurarse de que no se hubiera caído.

Estaba nervioso, le sudaban las manos, y tenía las gafas empañadas por el contraste de su aliento y el aire de la calle. Aún así, sacó la mano del abrigo con el pedazo de papel, y comenzó a hablar.

Tadashi,

A menudo recuerdo con cierta nostalgia nuestra infancia. Sé que no fue la mejor época de nuestra vida, pero nos conocimos por aquel entonces, y jamás lo cambiaría.

Llegaste con tus preciosas pecas y tu brillante sonrisa, y conseguiste lo que nadie había logrado antes; ganarse no solo mi respeto, sino mi admiración. Porque sí, te admiro.

Admiro la fuerza que tienes para enfrentarte a cada situación del día a día, porque yo, si no estuviera a tu lado, no la tendría.

¿Es eso depender de ti? No lo sé, pero sea bueno o malo, es la verdad.

No sé en qué momento fue exactamente, pero pronto supe que quería permanecer a tu lado toda la vida.

¿Suena tonto cierto? Solo éramos dos niños, y solo somos adolescentes. La gente va y viene.

Pero contigo no es así, nunca lo ha sido. A tu lado tengo todo lo que necesito, ¿Por qué debería alejarme jamás de ti?

¿Por qué le parece tan estúpido y fantasioso a la gente que su primer amor dure toda la vida? Yo, teniéndote a tí, puedo ser feliz para siempre, no veo nada que pudiera separarnos.

||𝙂𝙤𝙢𝙚𝙣, 𝙏𝙨𝙪𝙠𝙠𝙞|| (𝙩𝙨𝙪𝙠𝙠𝙞𝙮𝙖𝙢𝙖)Where stories live. Discover now