Capítulo 20.

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Judith.

Solo había pasado unos días de mi pelea con Dominic, agradecida que no venga a trabajar por estar enfermo porque eso me daba un poco más de tranquilidad, no sabía cómo iba a reaccionar después del intenso momento que pasamos.
No estaba lista para verlo.
Solo me prometí a mi misma no llorar, saber que estaba enamorada de ese hombre me tenía extremadamente mal, pasando una pena amorosa horrible dónde las lágrimas y la tristeza se adueñaban de mis días, agradecía la compañía de Evan en estos momentos, se ha vuelto un gran amigo, esos que son incondicionales.

Mi estómago estaba revuelto, común hace días pero la limonada me ayudaba a soportarlo, escuché las puertas del ascensor abrirse y me incorporo al costado de mi escritorio esperando ver pasar a mi jefe, definitivamente no estaba lista para verlo a él que venía tan concentrado con su teléfono que pasó por delante mío sin saludarme generando una gran opresión en mi pecho.

- Buenos días, señor Meitzner - saludo a mi jefe.

- ¿Está bien? - consulta el señor Christopher al verme.

Estaba más pálida de lo normal y ningún maquillaje ayudaba, parecía un fantasma andante.

- Si señor, solo una indigestión - soy sincera.

- Mi hermano está igual - murmura pensativo. - si sigue sintiéndose mal vaya a su casa a descansar - agrega con seriedad.

- Estoy bien señor - declaro sonriendo.

- Toma Jud - dice Frederick entregándome una botella de limonada, luego que nuestro jefe entre a su oficina.

- Gracias, no hacía falta - digo avergonzada.

- Noté que hace días lo tomas - comenta regalándome una sonrisa encantadora.

- Puede darme el contrato con Parish - la voz de Dominic me sobresalta.

Mi lado masoquista me hace verlo a la cara, su mirada era indescifrable.

Busco entre mis papeles. - Tomé señor Meitzner - le entrego las carpetas.

- Mi hermano les paga para que trabajen, no para que esto sea club de charla de la comunidad - comenta rabioso tomando las carpetas y retirándose de nuestra vista.

¿Qué demonios?

- Reserva el almuerzo - me dice Frederick.

- ¿Qué? -

- Almorzaremos juntos, Judith - sentencia sin darme opción de quejarme.

Mi estómago me estaba jugando una mala pasada, esto de tener esas náuseas me volvía loca, menos mal que tenía a mi lado mi limonada que me mantenía en pie estás primeras horas de trabajo.

- ¿Vamos Jud? - la voz de Frederick me sobresalta.

- Si, lo siento - digo avergonzada.

- ¿Quién cuidará a Christopher? - inquiere Dominic mirando de la peor forma al guardaespaldas.

- Mi remplazo, el señor Christopher me dio permiso para ir a almorzar - responde de forma profesional.

- ¿Y tú puedes salir a cualquier hora? - me pregunta groseramente.

- El señor Meitzner me dio autorización - afirmo segura mirándolo a los ojos.

- Así estamos, los empleados hacen lo que quieren - se queja volviendo a su oficina azotando su puerta con fuerza.

Este hombre es un bipolar.

- Deja que se pudra con su amargura - comenta Frederick riendo.

No debía importarme Dominic, tenía que olvidarlo aunque mi corazón se niegue hacerlo.

Detestable Amor (2°PA)Where stories live. Discover now