Epílogo.

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Judith.

Siempre se me es difícil decirle que no a algo que me pide Dominic, pensé que estábamos bien con los gemelos, ellos dos son muy demandantes además que debo disciplinarlos porque me han salido un poco más locos que su padre. No estaba en mis planes volver a ser madre hasta que mi esposo plantó la idea en mi cabeza, soy feliz siendo mamá y por eso nos pusimos en marcha para buscar a nuestro tercer hijo,  corríamos el riesgo que sean gemelos, pero para nuestra suerte solo había un solo bebé y era una niña. Otra pequeña Meitzner se uniría a la familia para volver locos a sus padres, eso aseguraba mi suegra, ya quiero ver a Dominic modo papá oso celoso protegiendo a su princesa.

Ella estaba por llegar a nuestra vida este mismo día, cuando sentí los primeros calambres está mañana supe que había empezado el trabajo de parto y está vez quería experimentar un parto natural, hablé tanto con Megan y Ana sobre ese momento que tuve ganas de sentir eso que ellas a firmaban, cuando tuve a los gemelos al ser un embarazo múltiple fue por cesárea además mis pequeños Harry y Landon estuvieron varias semanas en neonatología hasta que al fin pudimos llevarlos a casa, fuertes como todo Meitzner.

- Dominic - me quejo sintiendo que las contracciones se hacen más intensas. Mi esposo dormía en un largo sillón de la habitación del hospital - ¡Dominic! - lo vuelvo a llamar más fuerte haciendo que se levante rápido para observarme.

- ¿Sucede algo? - pregunto.

- ¿Me amas? - consulto. Las hormonas del embarazo me habían vuelto más insegura de lo que ya soy.

- Cariño, te amo mucho más, cada año esos sentimientos crecen notablemente, te amo hasta el infinito y más allá - comenta haciendo que sonría por sus estupideces.

- Ven aquí - le pido. Él se acerca, sentándose a mi lado para atraerme a su cuerpo mientras una de sus manos acaricia mi gran vientre dónde alberga a nuestra hija.

- ¿Cuándo me dirás su nombre? - consulto recostada en su pecho.

- Cuando nuestra princesa llegue a este loco mundo - declara sonriendo.

Cuando estaba embarazada de los gemelos, él me dejó elegir sus nombres por eso está vez me había pedido si podía escoger el nombre de nuestra hija, no podía negarme a eso sabía que un hermoso nombre tendría la bebé.

Las horas de trabajo de parto se hicieron larguísima, pasé por todos los estados, lloré, grité y le culpé a Dominic que este de esta forma, hasta que doctora Bank me informó que tenía dilatación completa, era momento de irnos a la sala de parto para empezar con el fuerte desafío que tenía.
Mi esposo fue un gran apoyo, a pesar de sus nervios y miedos, no soltó mi mano mientras me alentaba a qué no aflojara en ningún momento, estaba cansada y sentía que no iba a lograrlo.

- Vamos cariño, tu puedes - lo escucho decirme mientras pasa una toalla y saca la transpiración en mi frente.

- Dominic - jadeo muerta de dolor.

- Tú puedes, Jud - repite dejando un beso en mi frente.

Mirando sus maravillosos ojos grises, hago mi último esfuerzo hasta que un gran llanto se escucha en toda el lugar, mi corazón se contrae al escucharla, ella estaba con nosotros, nuestra niña, nuestra princesa.

- Venga señor Meitzner - lo llama la doctora.

- Eso es mucha sangre - escucho que dice y como se escucha un fuerte ruido.

- ¡Ayuden al papá! - dicen haciendo que niegue mi cabeza. Dominic siempre podía sorprenderme.

- Acá está su hija - me acerca la enfermera apoyándola sobre mi pecho dónde una pequeña bolita de rosa lloraba tan intensamente que solo me hace sonreír.

El cuarto amor de mi vida.

Mi pequeña, mi hija.

- Te pareces a tu padre - murmuro cuando ella para de llorar y sus ojos me observan dejando a la luz esos preciosos ojos grises.

- Jud - escucho la voz de mi esposo. Lo observo como dos enfermeros lo están ayudando a levantarse y sonrío, este hombre nunca para de sorprenderme.

- Se parece a tí - digo cuando lo tengo a mi lado.

- Bianca - susurra mirando a la pequeña que dormía sobre mi pecho.

- Bienvenida a nuestra vida, Bianca - comento dejando un beso en su frente.

¿Acaso se podía ser más feliz?

Si, claro que se podía.

Mi vida es una locura desde el momento que ese loco hombre me chocó accidentalmente con su auto y todo lo que odiabamos, detestabamos se convirtió en una hermosa historia de amor, que sin dudas se la contaré a nuestros tres hijos.
Dominic es el amor que nunca pensé que tendría, es especial y junto a él formamos está hermosa familia que es lo mejor que hicimos, lo amo y por supuesto a mis pequeños que son frutos de este detestable amor.







Detestable Amor (2°PA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora