Un día duro

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Me desperté temprano con la alarma de mi despertador dispuesta a trabajar en el taller para continuar reparando la nave que teníamos que entregar aquella tarde a la Flota Estelar.
Me di una ducha, me vestí y tomé un desayuno en condiciones mientras veía las noticias.

Seguía sin saberse nada de la misión de mi hermano, le echaba mucho de menos.
Él había sido el responsable de que hubiese abierto mi taller para dedicarme al menos a algo que me gustaba.

Antes trabajaba como capitana de una de las naves de la Flota Estelar al igual que mi hermano, aunque en mis inicios él había sido mi capitán. Me encantaba realizar aquellas misiones con mi tripulación explorando planetas, y viendo aquellas estrellas a nuestro alrededor. Pero todo aquello se terminó por culpa de un estúpido informe escrito por uno de los miembros de mi tripulación, nunca supe quien lo había escrito pero cuando lo averiguase se iba a arrepentir de lo que había hecho.
Cuando me despidieron, mi hermano tuvo la idea de abrir un taller de naves para al menos hacer algo que me gustaba relacionado con la Flota Estelar. Yo no tenía muchos ánimos de la que empecé pero gracias a su apoyo y su carácter además de mi entusiasmo, el cuál él supo aumentar poco a poco, logré hacer que mi taller se convirtiera en el mejor de Londres.

Aquella mañana no había mucho tráfico por lo que no tardé mucho en llegar allí.
Me subí a la cabina de la nave de la Flota Estelar para comprobar que el nuevo sistema que habíamos instalado funcionaba perfectamente.
Al poco tiempo mi equipo llegó.
-Buenos días jefa- dijo Mike.
-Buenos días Mike- dije sin girarme para mirarle.
-Siempre tan centrada en su trabajo que no es capaz de pensar en otra cosa- dijo George riendo levemente.
-Si... por supuesto - dije levantándome- venga muchachos hora de hacer lo que vosotros sabéis-

Mi equipo principal costaba de 5 personas.
Mike era un chico de Cabello oscuro, ojos verdes y de estatura media aunque algo gordito, pero todo un genio de la informática.
George por otro lado era alto y fuerte, de cabello rubio, ojos marrones, bastante atractivo para mi gusto, era todo un genio de la mecánica.
Luego estaban Claire y Luna, las gemelas y mis mejores amigas, ambas tenían el cabello de un tono castaño claro, los ojos de un hermoso color azul celeste, la piel con un precioso bronceado, eran unas expertas en el mantenimiento de núcleos.
Y luego estaba John el hombre más perfecto que existe era alto, fuerte y ágil, con unos ojos verdosos que te dejaban sin aliento y una sonrisa que te cautivaba, era muy bueno en todos los campos.
-Lo siento jefa- dijo John jadeando - tuve que hacer unas cosas antes de venir-
-No pasa nada, pero recuerda que es la tercera vez que llegas tarde esta semana John- dije seria.
-Oh vamos jefa- dijo él con una sonrisa de lado - no es necesario que llegue siempre puntual dado que soy muy bueno en mi trabajo-
-Existen unas normas que debemos cumplir John - dije cruzándome de brazos -todos somos muy buenos en nuestro trabajo y cumplimos las normas a rajatabla pero tú haces lo que te da la gana, si continuas con este ritmo no tendré más remedio que despedirte -
-Está bien no volverá a pasar- dijo John,
-Eso espero- dije - ahora vete a tu puesto-

Esa mañana no tuvimos mucho trabajo a parte de la nave de la Flota Estelar la cual estaba en unas condiciones excelentes.
La llevé hasta su destino y la entregué junto al resto de mis compañeros, todos recibimos una gran recompensa como solíamos recibir después de cada trabajo.
-Al fin podemos irnos a hacer el viaje que siempre quisimos hacer- dijeron las gemelas a la vez.
-Yo podré comprarme un coche nuevo- dijo Mike.
-Lo habéis echo muy bien chicos, como siempre- dije con una sonrisa.
-Gracias- dijeron todos ellos.

Volvimos a nuestro taller y continuamos haciendo algunas pequeñas reparaciones de algunos trabajos que teníamos para mañana.

Al caer la noche yo me quedé en el taller hasta tarde y cuando salí me tumbé sobre el capó de mi coche contemplando aquel inmenso cielo estrellado recordando cada uno de los momentos que pasé surcando el universo junto a mi tripulación, explorando aquellos hermosos planetas, las aventuras que vivimos... fueron viejos tiempos que esperaba recuperar algún día.
Cada vez que me ponía a pensar en ellos los recordaba con tristeza, fueron los mejores año de mi vida y todo se fue al traste por culpa de aquel estúpido informe.

Después de un duro día de trabajo finalmente llegué a mi casa, me puse cómoda y preparé mi cena mientras veía las noticas. Deseaba que hubiese alguna noticia sobre la misión de mi hermano para saber que estaba bien, aunque seguro que lo estaba, siempre sabía salir de las peores situaciones, estaba muy orgullosa al decir que yo era su hermana incluso mucha gente no nos creía cuando lo decíamos.

Finalmente me fui a la cama, cerré los ojos y me dormí soñando con mis viejos tiempos como Capitana y con mi tan adorado hermano.

Enamorada del villano (Khan y tú)Where stories live. Discover now