Capitulo 29

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Narrado por Carolina

—Vamos—dijo el animado.

Cogí el casco y me lo puse, una vez encima de la moto, aunque las que tenía Mattias en la casa eran mas hermosas— agárrate mi reina— eso hice cuando la arranco y salió despedido de la casa. El tiempo que estuve allí no me había fijado el sitio donde me encontraba, no se que sitio era, seguro alguna parte de Alemania, estaba todo lleno de edificio, las calles era muy concurridas pero con muy poca vegetación, solos unos pequeños parques situados a lo largo de la ciudad. Estábamos saliendo de la ciudad ya que se veía menos edificios y mas vegetación.

—Matti.

—Dime mi reina.

—¿No crees que esto es un poco arriesgado?

—Tranquila nadie nos reconocerá— le piso más, no dije nada durante el trayecto estaba disfrutando del increíble paisaje, lo que me dio una idea a donde me llevaba, pero no sabía que era de cuatro horas, tuve el culo molido pero no me importo, el paisaje era hermosísimo, bueno mejor dicho maravilloso nunca había visto nada igual, todo era verde, el cielo de un color azul como el mar, el aire era limpio, podías oler hasta la humedad que habitaba. Estaba tan metida admirando aquel paisaje que no me había dado cuenta de que subía por una pequeña colina, le costaba subir seguro que por el peso y porque no estaba cualificada para subir en un terreno, paso un rato hasta que estuvimos arriba.

—Bienvenida a mi sitio secreto.

Asombrada baje de la moto quitándome el casco, no podía imaginar que había algo así.

—¿Te gusta?— dijo posando sus manos en mi cadera.

—¿Como? ....—la vegetación se extendía por todos lados y a los lejos se veía los edificios de la ciudad.

—Imagínate aquí en un atardecer, tu y yo, solitos—dice besándome en el cuello.

—Oh— me gire sobre mis talones dejándome a unos centímetros de él— ya veo por donde vas, no estamos aquí por la vistas, eh.

—No se de que me hablas— me dice sacando esa sonrisa, cuando piensa en algo travieso.

—Ah— corte la distancia y nuestros labios se unieron provocando miles de sensaciones en mi, no pude resistirme y empecé a desabrocharle la camisa, cuando iba por el cuarto botón, el me paro.

—Espera mi reina, ven— me agarro de la mano y me alejo del acantilado, se acerco a la moto, saco una bolsa y un mantel de debajo del asiento. Bajamos un poco de donde estábamos situados hasta llegar a la zona más plana de la colina, había un pequeño sitio llena de hierba formando un pequeño cuadrado.

—Que lindo— dije asombrada de que algo tan pequeño este a la vista, Mattias tiende el mantel y deja la bolsita en una esquina, una vez que se sentó y yo hice los mismo.

—De repente te haz vuelto un romántico— me mira sorprendido, cuando lo vi empecé a reírme como una loca— deberías haberte visto la cara.

—Oh, así que la señorita pensó que no era romántico— no paraba de reírme hasta que se lanzo dejándome debajo de él.

—Mmm, me gusta por donde vas— lo empuje con mis manos en su pecho y dejándolo debajo mía—creo que esta vez, yo llevare las riendas— le quite el cinto y le sujete con el las manos dejándolas por encima  de la cabeza.

—Carolina que....—le corto.

—Shhh, déjate llevar, te gustara.

Le besaba mientras le desabrochara los botones de la camisa, empecé a darle besitos por su pecho hasta llegar al pantalón, le desabroche el botón y le baje la cremallera dejando al descubierto sus boxes negros, se lo iba a quitar cuando siento que me tira al suelo volviendo a la postura del principio.

Los Reyes de la Mafia (Terminada) Where stories live. Discover now