Capítulo 11: Salvada.

1.6K 236 53
                                    

(Kageyama)

Me quede en la casa de Akira hasta el domingo, cuando dieron de alta a mi madre del hospital. Ella no dijo nada durante el camino a casa, ni en la meriendo, ni en la cena... no quería hablar conmigo... y yo no sabia que decirle tampoco...

La semana siguiente, falte a las prácticas, tenia miedo de que mi madre quisiera volver a intentar suicidarse. Si ella noto que yo llegaba muy temprano, tampoco hablo sobre ello.

Mis sempais comenzaron a preocuparse, y Akira y Yuu no se apartaban de mi lado... la madre de Yuu me empezó a enviar bentos con mi alma gemela, para que no olvidara comer. Estoy muy agradecido con ella por eso, y también con el padre de Akira, quien nos lleva en la mañana a la escuela en su auto para que no caminemos.

Tuve que llamar a mi hermana, para contarle lo que había pasado con mamá. Basta decir que no estaba contenta... dijo que el sábado vendría a Miyagi, y nada saldría bien de eso.

Tratando de no preocuparme de más, cuando Miwa llegó, yo la recibí. Mamá estaba en su cuarto, así que, hablo conmigo. Le conté como la había encontrado, y lo mal que había estado desde la muerte de papá. Por lo menos, mi hermana no me grito, aunque menciono la falta de comida en la casa, cuando reviso las alacenas, sin ninguna razón.

-Iré al mini mercado, y puedo preparar el almuerzo para los tres. ¿Tu comida favorita sigue siendo el teriyaki, verdad? -Le sonreí a Miwa. -Lo preparare para ti. –

Mi hermana me dio un asentimiento y yo salí de la casa. Creo que es algo obvio, pero fue una gran equivocación...

Al volver del mini mercado, fui recibido por gritos provenientes de la planta alta. Dejando las cosas al lado de la puerta, subí corriendo las escaleras. Mi mamá y Miwa estaban en el corredor, gritándose.

- ¡¿Cómo pudiste hacer algo así?! ¡Y en la casa! ¡¿Es qué no piensas en Tobio?! ¡¿Cómo crees que se sintió al ver a su propia madre media muerta en la sala?! -Era lo que decía mi hermana.

- ¡Ya estoy cansada! ¡Si, cometí un error al dejar que Tobio me viera así! ¡¿Pero qué quieres que haga?! ¡Ya no soporto estar viva! -Mi madre parecía a punto de largarse a llorar.

Iba a meterme en medio... iba a detenerlas, porque eso no les hacia bien... no vi las manos de ambas levantarse... ni caer, justo cuando yo me interponía...

El ardor en mi mejilla y nariz, fue el primer indició que tuve, de que ambas me habían acertado sus golpes en la cara...

- ¡Tobio! -Ambas me miraron sorprendidas.

-Ya basta, pelear no resuelve nada. -Dije, tapándome la nariz con una mano. -Sé que ninguna de las dos esta bien, pero está no es la solución. Mamá, por favor habla conmigo. Y Miwa, escúchanos un poco más, tú no eres el centro del universo, nosotros también tenemos días malos, y te necesitamos... por favor... -

Apenas terminé de hablar, creí que ambas asentirían, creí que podríamos comunicarnos de forma pacífica... mi hermana salió corriendo al piso de abajo, y mi madre volvió a encerrarse en su cuarto...

Tuve que ponerme algodón en la nariz, porque me sangraba, y el único que almorzó en la casa fui yo. Miwa no me dirigió la palabra hasta el día siguiente, antes de irse, y lo único que me dijo, es que le recordara a mamá que tenía que enviarle el dinero para el alquiler de su departamento.

Mamá tampoco me hablo, ni salió de su cuarto, hasta que estuvo segura de que mi hermana se había ido. Entonces, se sentó a mi lado en la sala.

-Lo siento, Tobio. – Fue lo primero que me dijo. -No era mi intención hacerte daño, ni ignorarte. Es solo... que no sé como seguir sin tu padre... creo que sería mejor si me fuera con él... -

- ¿No has pensado... que yo te necesito? Eres mi madre... eres la única familia que tengo... ¿no pensaste que te necesito a mi lado? -Mi voz era apenas un susurro. - ¿Sabes qué pensé cuando te vi en el sofá?... que todo lo que amo se había ido... Entiendo que te sientas mal porque papá se fue, pero... yo aún estoy aquí, yo te necesito... por favor, no me abandones... no te vayas... -

No pude evitar abrazar a mi mamá, no pude evitar aferrarme a ella...

-Lo siento... lo siento, cariño... -La escuché murmurar, y me di cuenta de que estaba llorando. -No me voy a ir... no te voy a dejar... lo prometo. –

No sé cuanto tiempo estuvimos abrazados, pero después, mi mamá se cambio de ropa y me ayudo a limpiar la casa.

El lunes en la mañana, me desperté, y cuando baje a la cocina, me encontré a mi madre preparando el desayuno con una sonrisa... creo que al final... si logre salvarla... 

Deseo concedido, pasado reconstruidoWhere stories live. Discover now