break out © [español]

capítulo diecinueve

—¿Hice algo mal? —Preguntó Jules, lista para el sermón. Sean miró detrás de ella para ver si Matthew estaba cerca, así tenía una excusa para tomarle la mano. Igualmente la tomó. Miraban cómo la nieve, blanca y brillante, caía desde adentro. Estaba empezando a oscurecer, y las luces del jardín se prendían automáticamente. El escenario era bellísimo, aunque no había fuego encendido o calefacción como en el salón.

—Claro que no, estuviste perfecta. Es increíble, parece que fueras otra persona, pareces más positiva. Quería preguntarte si estás bien, y si aún no quieres huir de mi familia. —Jules se relajó, sintiendo el calor de sus manos contra las de ella.

—Estoy bien. Necesitaba mantener una conversación normal al menos una vez en mi vida. —Se encogió de hombros, observando un copo de nieve pegado a la ventana.

—Nosotros tenemos conversaciones normales. —Tocó el vidrio con la mano que no sostenía la de Jules, que hizo una marca alrededor de su dedo índice, empañada al chocar la temperatura fría con la cálida.

—Me refiero a una conversación que no involucre mis problemas. Usualmente no tenemos muchas de esas. Es liberador apartarse de la realidad por un segundo. —Sus ojos se habían tildado en un copo de nieve que caía hasta desaparecer en el suelo. El marrón de sus ojos estaba más oscuro que nunca, parecían vacíos. Él dejó de tocar la ventana para acunar su mejilla con su palma. Y ella lo miró, sus ojos habían suavizado el tono, y el brillo volvía como si fuera una pequeña estrella. —Estoy bien, te dije que no te preocupes por mí.

—Confío en ti. —Se obligó a admitir. Después de ser tan maravillosa frente a su familia, sintió que no estaba en ningún peligro. Le dio miedo la rapidez en la que se sintió en confianza con ella, y aunque debería estar asustado, no lo estaba en lo más mínimo a su lado. Recordaba las veces que presentó novias en su familia, y absolutamente todas habían sido un completo desastre. Le aliviaba que por lo menos una vez, las cosas no resultasen así. Pero se estaba precipitando demasiado.

—Niños, en un rato vamos a cenar, ¡Vengan a la mesa! —Dijo Maude interrumpiendo la escena. La cara de Jules se alejó de la caricia con sorpresa. No sabían desde qué momento estuvo escuchando la charla tan íntima. Se comunicaron con una mirada llena de precaución, temiendo que la tía abuela supiera algo.

Caminaron hacia el comedor de la mano. Para todos, caminando hacia la mesa, les parecía normal que Sean andara de la mano con su novia, pero era algo totalmente nuevo para los dos. Jules no quería apartar la calidez y la estática que le abrazaba la mano de Sean. Sean estaba en calma, aunque se ponía ansioso al sentir más de lo que decía.

Se sentaron, uno al lado del otro. La madre estaba al final de la mesa, más cerca de la cocina y la tía abuela en la otra punta de la mesa, a su lado tenía a Jules, y al otro a la novia de Matthew, Angie. El hermano de Sean estaba al lado de su novia, siendo su madre la que tiene más cerca a los dos hermanos, tan distintos el uno del otro.

La abuela le sacaba algunas palabras a Angie, cosa que no le agradaba mucho porque sinceramente sus ganas de hablar con una anciana eran muy pocas. Cuando la señora vio que la conversación estaba desfalleciendo, cambió de compañera. Jules se mostró tan agradable e interesada de lo que decía la mujer, que hasta la señora misma se sorprendió, acostumbradísima a que nadie le preste atención alguna. La joven le hacía preguntas y hasta expresaba su opinión cuando era requerida.

Se habían enfrascado tanto en la conversación que Sean se había puesto a escucharla, orgulloso de que todo vaya como viento en popa. No había escuchado gritos de parte de su madre cuando estuvo con ella en la cocina, ni Jules había mostrado un solo signo de desprecio hacia nadie. El respeto que mostraba a todos de una manera afectuosa era increíble, como si fuera completamente normal. Temía estar haciendo algún daño al forzarla a portarse así, pretendiendo ser su pareja.