Reacciones, imaginas, type, One Shots °Blackpink°

🐈"Primer Beso" Lisa 4/4

Lisa había estado muy ocupada, su álbum acababa de ser lanzado por lo que tenían bastantes ensayos, presentaciones, entrevistas, sesiones y demás.

Gracias a ello nuestras salidas ya no eran tan seguidas como antes, casi que puedo decir que no nos veíamos desde ya hace varias semanas. Solo mensajes y llamadas.

Hoy me sorprendí al ver un mensaje de su parte. Estaba trabajando y cuando abrí el whatsapp me encontré con su mensaje, decía que quería verme y que si podía fuera a su apartamento, cosa que ya estoy haciendo.

No podía estar un minuto más sin verla, así que en cuanto acabó mi turno tomé mi mochila y salí como alma que lleva el diablo de camino al apartamento de mi novia.

Toqué la puerta. Quien me abrió fue Jisoo.

—Hola —dijo ella.

—Hey.

Me dejó pasar y sin esperar me quité mis tenis, dejándolos a un lado de la puerta al igual que mi mochila y suéter.

Ella me ofreció unas pantuflas mientras se reía por un pequeño grito de Rosé. Creo que están jugando la UNO y la rubia se quejaba. De repente se escuchó la risa de Jennie.

—¿Y Lisa?

—Está en su cuarto.

Asentí, me despedí y fui hasta las escaleras dirigiéndome al cuarto de Lisa. Di dos toques a la puerta, escuchando solo un leve "pase" desde el otro lado.

Abrí la puerta pasando y cerrandola tras de mi. Logré ver a Lisa tumbada en su sofá con una manta tapando casi por completo todo su cuerpo. Tenía apenas su frente y sus ojos fuera de la tela.

Al verme bajo la manta, estaba sonriendo con un leve sonrojo. También alzó sus brazos dando a entender que quería que la abrazara.
Sonreí y caminé hasta ella, viendo como se enderezaba y me dejaba un espacio a su lado.

—Hola —murmuré.

—Hola —susurró ella.

En cuanto atrape su cuerpo entre mis brazos sentí como se acurrucó en mi, dejó sus manos sobre mi pecho y su cabeza en un ángulo donde, para mi sorpresa, podía verme.

—¿Y tus bebés? —pregunté.

—Abajo, con las chicas. Quería estar sola.

Sonreí al escucharla. Quería estar sola pero aún así me llamó.

—¿Cómo estás?

—Mejor, ya se recuperó de su resfriado...

—No. —acaricié su espalda— ¿Cómo estás tú?

—Cansada —respondió—. Pero feliz de poder verte al fin.

Ella sonrió, mientras entrelazaba sus piernas con las mías. La había extrañado y vaya que lo había echo.
Vi como dejaba su cabeza caer en el respaldo del sofá y cerraba sus ojos.

Supongo que quiere dormir un poco, sé que no a descansado como es debido al igual que las chicas. En serio están ocupadas y están dando su mejor esfuerzo, solo espero que los fans lo tengan en cuenta.

Cerré mis ojos también, logrando relajarme gracias a la respiración tranquila y lenta de Lisa.

Estaba apunto de quedarme dormida cuando sentí como Lisa se movía lentamente entre mis brazos, sus piernas se alejaron de las mías y sentí el olor de su cabello cerca.

Me reí entre dientes al sentir como un mechón de su cabello me hacía cosquillas en la nariz. Abrí mis ojos y dejé de reír al verla tan cerca.

Su rostro estaba a centímetros del mío y podía ver el brillo de sus hermosos ojos. Mire sus labios, tan cerca, tan perfecto.
Hoy pude confirmar algo.

Sus labios fueron hechos para provocar a los humanos, para ser deseados, se los juro.

Sus manos acunaron mi rostro y una tierna sonrisa apareció en su boca. No sé qué pasará por su mente, pero sí sé lo que pasa por la mía y es que quiero besarla, no, no quiero. Lo nesecito.

Sus largos dedos acariciaron cada centímetro de mi rostro. Mi frente, mis sienes, mi entre cejo, mis párpados, mi nariz, mis mejillas, mi barbilla y por último... Por último se detuvieron en mis labios.

Su dedo pulgar delineó mi labio superior, para después pasar al inferior donde se detuvo justo en el centro, presionando un poco como si de un botón se tratase.

—Hazlo... —susurré.

Ella sonrió ante la palabra proveniente de mis labios. Regresó sus manos a los laterales de mi rostro y sin esperar nada más se inclinó, rozando sus labios con los míos.

Nos besamos. Sus labios eran carnosos, gruesos, templados y con un adictivo sabor a menta. Mis manos bajaron de su espalda alta a su cadera, una de las suyas bajo a mi cuello.

Sentí su lengua acariciar mis labios con timidez, para segundos después separarse. Sus mejillas estaba tintadas de un leve color rojo y una sonrisa estaba plasmada en sus labios.

—Wa...oh.

—Pensé que eras una chica de gatos.

Ella soltó una risa al entender mi burla y su mano en mi cuello dio una leve palmada.

—Te quiero —dijo.

Mi corazón se detuvo y con una sonrisa la acerqué más a mí, casi haciendo que se subiera a mi regazo.

—También te quiero, Lili.