🐈"Celos" Lisa

5.7K 320 22
                                    

—_____, mesa 9.

Asentí, tomando la bandeja de comida que se me había extendido. Con rapidez me subí mi cubre bocas y me dirigí a dicha mesa. Eran dos chicos, uno pelinegro y otro rubio; vestían totalmente de negro, raro. Dejé los dos platos de comida en la mesa y mientras lo hacía, sentí la mirada de uno de ellos.

Me miraba con demasiada intensidad. Ni si quiera se molestaba en disimular ni por prudencia.

—Gracias —dijo el pelinegro.

Asentí, mientras tomaba la bandeja con mis dos manos. Di una reverencia y me fui por donde vine. Ser extranjera en un país como Corea es raro.
Muchos me ven con desprecio, otros con rareza, mientras que algunos con ganas de algo más. ¿Es seguido? Sí, desventajas de trabajar como mesera.

Traté de esconderme tras el mostrador, pues aún sentía la mirada de aquel chico, y ya me estaba incomodando. Pero no pasaba nada, solo es un chico que no deja de verme. Nada fuera de lo común para una mujer, ¿verdad?

Decidí restarle importancia. Mi descanso estaba cerca y con ello la llamada con Lisa. Siempre hacíamos lo mismo ya que, evidentemente, ambas teníamos días ocupados, así que nos tomábamos un tiempo para poder escuchar la voz de la otra.

Mire el reloj en la pared de atrás ansiosa, faltaban solo tres minutos para poder escuchar su voz. Su hermosa y melodiosa voz.

—_____, sé que tu descanso está cerca, pero nesecitamos ayuda —frunci mi ceño.

Mire el restaurante, no había notado que estaba lleno. Mis dos compañeros estaban de aquí para allá atendiendo mesas y llevando pedidos. Suspiré y subí mi cubre bocas, el chico sonrió en agradecimiento. Maldita sea.

Una, dos, tres, cuatro y cinco mesas llevaba ya. Una mesa se desocupaba y a los dos minutos ya estaba llena, pero lo peor no era que haya perdido la llamada de Lisa, sino que aquel chico aún no dejaba de mirarme.

Cualquier paso que daba, no importaba, sentía esa sensación de que alguien me observaba. Y sabía que era él.

La campana de la entrada sonó, dando a entender que un nuevo cliente había llegado. Suspiré, deje el pedido que llevaba en manos y con rapidez me acerqué al mostrador.

—Ten.

Mi compañero tomó la bandeja vacía de mis manos para volver a la cocina. Volví por donde había venido, pasando de largo una de las mesas, y llegando a la que recién era ocupada.

—¿Está listo para ordenar?

—Quiero un Guiso de Kimchi —dijo.

Asentí al hombre, di una leve reverencia y volví al mostrador. Era el mismo recorrido una y otra vez, y eso ya me estaba mareando. Tampoco había comido nada y mi estómago me lo estaba recordando cada minuto.

Entregué el pedido a mi compañero de la cocina, y volví a subir mi cubre bocas. Sobre el mostrador ya descansaba una bandeja con bebidas junto al número de la mesa.

Tomé la bandeja y fui hacia la mesa 9.

Di un suspiro y me acerqué completamente, esta vez dejé los dos vasos con liquido sobre la mesa, frunciendo mi ceño cuando el chico pelinegro me sonrió.

Su mirada no era comoda, ni siquiera se molestaba en disimular sus intenciones, y no, obviamente no tenía miedo, sólo me sentía indignada. Ni él ni nadie tenía el derecho de mirar de esa manera a ninguna chica.

Decidida, solo lo ignoré. Miré a su acompañante amablemente, di una reverencia y me alejé. La campana volvió a sonar y como hace unos minutos entregué el objeto en mi mano.

Reacciones, imaginas, type, One Shots °Blackpink°Where stories live. Discover now