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Seis semanas tenía que usar las benditas muletas junto a un inmovilizador por culpa del gorila de Matthews. Una parte de mi lo quería odiar a muerte, pero la verdad es que no lo vale.

Mi padre junto con Clark no paraba de preguntarme sobre mi sentir y de verme como si fuera frágil, yo bueno solo me sentía algo triste de no poder seguir con las prácticas de porristas.

Sam me había convertido en su asistente hasta que pueda volver a las rutinas y con Alex que era la única que sabía la verdad, parcialmente no estaba seguro si contarle sobre todo lo de Lena, quería matar al deportista con sus propios puños.

Suspiré bajando las escaleras con cuidado hasta llegar a la cocina donde me serví un tazón de cereales con leche para desayunar.
Era tan tranquila y solitaria la casa en un sábado por la mañana.

—Si es un jodido estúpido si cree que yo me quedare con los brazos cru... — Mi madre bajaba las escaleras hablando por teléfono hasta que me vio, le sonreí ligeramente masticando cereales. —Hablamos luego. — Caminó hasta sentarse frente a mí.

Estaba vestida demasiado formal para mi propio gusto.

—Creí que tu y Alex ayudarían a Patricia Arias a pintar su casa. — Hizo referencia a la madre de Sam.

Levante un poco las muletas mostrándoselas.

—No creo ser de mucha ayuda en eso por ahora. —

Ella suspiro parándose, sacó su cartera y me tendió varios billetes de cien dólares algo arrugados.

—Toma para que compres algo en el Centro Comercial o lo que sea. — Los tome. —Puedes volver tarde o ya sabes quedarte donde los Danvers. — Sonrió.

Asentí. A veces era mejor no llevarle la contraria cuando estaba de buen humor.

Juro que quiero a mi madre, pero en ocasiones siento que ni la abuela la comprende.

...

En el autobús un chico mayor me cedió su asiento y luego intento hacer platica o creo que ligaba, la verdad era un repelente a ese tipo de cosas. En toda mi vida solamente había salido con un chico durante la primaria y bueno era como pasar el rato con un amigo, pero con besos que no me movían la tierra como en las películas. Que estafa. Por no decir que desde la pubertad las únicas que llamaron mi atención fueron las chicas, en especial Jennifer Lawrence.

Al llegar solo fui directo a las tiendas de ropa, al principio fingí interés en la ropa entallada y llena de detalles. Al final terminé en mi área favorita, la masculina.

Me gustaba porque en su mayoría la ropa no era complicada, cualquier pantalón puede ir con cualquier camisa o los colores en la mayoría eran mates o sencillos. Los chicos no se complicaban en nada.

Me quede viendo una camiseta de color verde y sintiendo la tela un poco.

—No creo que esa camisa sea para ti. — Habló una voz detrás mía espantándome haciéndome soltar un chillido provocando su risa.

Volteo con la mano en el pecho viéndola ofendido. Era Luthor vestida con un conjunto extraño en ella, camisa formal verde obscuro junto con jeans además de un chaleco color negro con detalles dorados y un logo pequeño en el lado izquierdo del mismo. Tenía una mochila colgada de un solo lado.

—¿Te crees muy graciosa? — Pregunté de mal humor agarrando con fuerza mis muletas.

—Monologuista. — Sonrió de lado llevando a su boca una papa frita a su boca.

—En primer lugar, yo miro lo que quiera y segundo no se puede comer aquí. — Ella me vio con un toque de sorpresa por mi tono de voz.

Metió las papas a la bolsa café y metiéndola a la mochila que cargaba en la espalda. Se limpió la grasa de los dedos en sus jeans azul oscuro gastados, sucia.

Wonderless - Melancolic Rock SC AUWhere stories live. Discover now