Guerra Absurda

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II

La Guerra Absurda

Cuando sonó la alarma del móvil, ella se dio cuenta de donde estaba. Estaba en tierra americana con su padrastro, a un paso de entrar en la universidad. En un pasado, tal vez se hubiera atrevido a hacerse amiga de los chicos de su clase, pero en vez de ello, solo pensaba en estar sola. Ya le habían echo mucho daño anteriormente y no quería repetir esa horrible sensación nunca más. Después de arreglarse lo suficiente bajo a desayunar con su padrastro, quien dejo su periódico a un lado. Entre ellos hablaban ruso, a pesar de necesitar la practica en ingles:

- Natalia mia... Creo que esto te vendrá muy bien... Escogí una funda negra, como te gusta...

- Gracias, padre

Era un movil Samsung negro, con una funda negra lisa que ya decoraria con su amado permanente rojo. Siempre pintaba un reloj de arena roja.

- Ya que tampoco tienes intención de tener amigos, ten el teléfono siempre a mano y cualquier cosa avisame... Cualquier mínima cosa manda únicamente mensajes...

- ¿Algo más?

- piensa en qué carrera quieres hacer...

- ya barajare algunas opciones

- ... He habilitado una de las habitaciones para que bailes en casa

Eso lo agradecía mucho. Aun recordaba esos dias en los que le importaba la opinión de sus compañeras. Eran llenas de veneno con las que casi dejo su amado ballet, pero luego de aquel día, ella se centro en si misma y olvido todo el mundo. Para ella solo estaban su padrastro y ella.

- me voy... No pierdas el auto bus y que te sea leve

Ella le dio uno de sus besos en la mejilla y se fue, dejándola sola. Aprovechaba esos momentos para poner música en alto y estar un poco mas suelta de lo que cualquier persona de la calle podía saber. Le importaba poco que la gente conociera Frozen o Anthem of the Lonely... Tenía una interminable lista de canciones que ese vecindario tendría que aguantar. Pero su alegría duraría poco. Tenia que ir a clase. Cerro y activo la alarma antes de andar hasta la parada de autobus de la escuela. Vio dos chicos de casi misma estatura, uno de ellos no conocía el concepto de afeitarse y por sus pintas parecía salido de un concierto de Pantera, mientras que el otro un autentico patriota por los únicos tres colores que llevaba. El abanderado la saludo, pero no se la devolvió. Buscaba una nueva canción que escuchar en aquel maldito lugar. Seguro que el chico estaba hablando, pero ella solo se fijaba en ver el horizonte y esperar al autobus. Deseaba poder sacarse el carnet solo para no tener que aguantar a todos aquellos adolescentes con las hormonas desorbitadas... Bueno, personas odiosas de su edad. Solo encontró sitio al lado de uno de los chicos que no intento hablar con ella. Estaba a mediados del autobús, delante de la chica que quiso hablar con ella que se veía sorprendida y alegre. Podía escuchar de todo, y por ella subió el volumen de su canción. El chico de al lado no la miro ni por un instante. También tenia cascos y por como miraba la ventana, también tenia ganas de salir corriendo. Le importó un bledo lo que pasaba detrás de ella cuando bajo. Como la gente chillaba alegre como si viera el regreso de alguien importante. Solo tenia que pasar a su maldita clase y rezar para que no siguiera ese ruido.

Dios no existía porque la razón de todo aquello estaba en su maldita clase, delante de sus malditas narices. Tuvo que retroceder un pupitre por él. No quería volver hacerlo.

- Romanoff! Hoy estas mas alegre?- pregunto la chica con una sonrisa de oreja a oreja

- ¿Ella es la nueva? Que chachi, cogemos el mismo autobus...

Llegando a TíWhere stories live. Discover now