Amigos

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Nota: No se preocupen por la cantidad de personajes que aparecerán, no es necesario que sepan quiénes son ni nada ksbdksbs pero me parece importante mencionarlos para reventar la burbuja en la que puse a August y Gabriel durante toda la historia.

Wiwiwi, ya aclarado esto, pueden seguir leyendo c:

—¿Qué te pasa últimamente?—preguntó Miller.

Él inclinaba los brazos sobre mi pupitre, mirando de lado con curiosidad.

—¿Qué quieres, Carlos? —respondí.

—Pff, asco de nombre —respondió inflando los cachetes—, si me llamas así de nuevo te romperé las piernas.

Miller estaba sentado frente a mí, como usualmente lo hacía durante la hora de almuerzo. Cada receso se acercaba y hacía comentarios salidos de tono. La persona que se sentaba en ese pupitre siempre le otorgaba el derecho de sentarse sin problema, pues nadie quería conflictos con alguien como él.

Me levanté de mi asiento y salí del salón intentando ignorar su mirada sobre mi nuca. Su actitud me desagradaba. Sus comentarios eran ofensivos, pero nunca se cansaba de hacerlos. Estaba cansado de escuchar sus amenazas, a pesar de que sabía que el miedo que sentía era tonto o innecesario, pues de alguna manera sabía que Miller era un perro que ladraba pero no mordía. Solo dañaba mis cosas, pero nunca a mí. No era lindo tener cuadernos empapados de gaseosa, o lápices partidos a la mitad, pero era mejor que recibir un golpe o algo mucho peor.

—Déjame en paz, imbécil —respondí.

Caminé simulando estar seguro de lo que hacía. Estaba algo nervioso, pues August y yo habíamos planeado almorzar juntos en la cafetería. Al parecer, August quería que conociera a sus amigos, y no podía negarme, pues eso no lo haría feliz ¿no es cierto? Continué caminando, preparando posibles conversaciones en mi cabeza, respirando hondo para calmarme. Vano intento, pues mis manos empezaron a sudar.

Una vez en la cafetería, observé al rededor. Habían largas mesas repartidas en seis o diez filas, y los alumnos se sentaban en las sillas al rededor de cada tira.

Busqué a August con la mirada, pero no lo encontré. Así que, con disimulo, me arrinconé cerca a una pared y le envié un mensaje preguntando en dónde estaba.

Su respuesta fue rápida:

TheZackThunder:
Fui a tu salón, pero ya te habías ido. Si te incomoda estar solo allí ve al baño de al lado y te aviso cuando estoy por llegar c:
Visto

Suspiré de alivio ante su respuesta. El ruido de la gente hablando me aturdía un poco. En algunas mesas estaban charlando, en otras riendo, y en otras simplemente comiendo. Habían unos cuantas personas que parecían no estar comiendo en grupos y habían otras que compartían la silla para evitar sentarse en lugares diferentes.

No me gustaba la cafetería. Era caótica. La gente se reunía y hablaba, o iban solos, comían y se retiraban. Pero todo pleno de gritos, carcajadas, murmuros y demás, sin contar que una que otra vez un plato o un vaso se rompían. Y cuando eso último sucedía, la gente al rededor aplaudía en vez de ayudar.

Me quedé en el baño cerca a la cafetería. Lavé mis manos y me refresqué un poco la cara. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que August llegó. Con una sonrisa nos saludamos, y sin pensarlo le di un beso de pico. Él parecía sorprendido, además de feliz.

Nos dirigimos a uno de los extremos de una de las mesas, y allí sus amigos tenían dos sillas "reservadas" para nosotros.

—¡Hola! —comentó la chica sentada frente a mí. —Me llamo Andrea —se presentó. —Y tú eres... ¿Gabriel? —preguntó entrecerrando los ojos. Ella sonaba amable, y era muy bonita. En respuesta asentí y me presenté forzando una sonrisa.

Enséñame, GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora