Porque Te Amo

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—Volverás con Voldemort, ¿verdad?

Tres semanas habían pasado. Ahora tenían conversaciones breves, pero más o menos civilizadas.

Los jueguitos de seducción habían quedado en el olvido, se habían dedicado nada más que a convivir. Pero por las noches la situación había cambiado y siempre era lo mismo. Bellatrix entraba a la habitación y antes de cerrar la puerta, miraba a la castaña sentada en el sillón con cara de perro apaleado. La azabache ya ni se molestaba en preguntarse por qué salía de su boca siempre la misma palabra: entra. Se había dado cuenta que la mocosa la podía, aunque no lo confesaría ni muerta.

— ¿Y tú, volverás con Potter?—escupió el apellido, tomando un sorbo de té.

—No me molestaría quedarme aquí—contestó avergonzada, tratándose de concentrarse en las fresas de su plato—. Contigo—agregó mirándola de reojo para observar su reacción.

—A mí tampoco—reconoció, pero sin perder de vista su té, sabiéndose observada—. Pero en algún momento volveremos a la realidad. Yo en las filas de mí Señor y tú peleando contra mí—eso era lo lógico.

—Sí, supongo que tienes razón— ¿Por qué la vida le daba un ramo de rosas y luego se lo quitaba? ¡No era justo! Habían avanzado un montón, pero sabía que nada podría impedir que volviera a servir a ese monstruo, y faltando tan poco para su regreso, con la guerra inminente que se estaba gestando, su enfrentamiento sería inevitable.

Con tristeza sonrío de lado, observó las montañas cubiertas de nieve y pensó, que hermoso sería poder quedarnos aquí y no volver jamás. Pero no, ella tenía que pelear junto a Harry para derrotar a ese despreciable, y Bella... tendría que hacer lo suyo... seguir en la oscuridad.

Se levantó y juntó los platos de la cena, pero cuando intentó recoger el pote de frutas ya vació de Bella, ésta la tomó de la muñeca. No con violencia, era suave, pero firme.

Hermione esperó mirándola interrogante. Parecía como si estuviera batallando con sus ideas...hasta que por fin vio como sus labios se movían.

—Déjame hacerte el amor—pidió lo más dulce que pudo. "Y considerando quien era", le había salido bastante bien.

Todo le giraba. La castaña miró hacia abajo y se dio cuenta que se le habían caído los platos que sostenía con la mano izquierda. No podía respirar. Se llevó la mano a la cabeza y....se desmayó.

—Ey...Ey—la llamó golpeándola suavemente en la mejilla.

Hermy abrió lentamente sus parpados y trató de enfocar su vista. Palpó con sus manos la superficie a sus costados y comenzó a temblar.

— ¿Tú?... ¿Tú?—no logró decir nada. Otra vez el corazón le latía demasiado.

— ¡Sí!, yo te traje a la cama y ¡sí!, yo te pedí eso—le confirmó, sentándose a su lado—. No te me desmayes de nuevo, ¿quieres?—sé burló, pero no como antes. Había frialdad en su voz, pero, ¿maldad?... No, ya no la había—. ¿Tanto me deseas?—quiso saber. Nunca nadie se le había desmayado por una simple proposición, pero... tal vez la mocosa... No, no podía ser ...¿Sería virgen?

Hermione sólo asintió despacio, sin pestañar. Me desmayaré de nuevo. Esto no puede estar pasando. Sólo es un sueño, estaba segura, ¿Haría el amor con la mujer de sus sueños? ¿Por qué se lo había pedido? ¡Basta, Hermione! No preguntes nada, solo di que sí. Si al final de cuentas, te mueres por estar con ella. Y tratando de controlar el temblor de su voz, decidió sincerarse—. Yo...yo...nunca...—dijo avergonzada.

¡Oh!, eres virgen. La mocosa es virgen ¡genial! Seré la primera en tocar...todo, me gusta la idea. Pobre, debe estar aterrada. ¡Y sí! Tendría que ser estúpida si no lo estuviera. Entregarse por primera vez a una loca sicótica como yo...suponía que debía sentirse aterrada, concluyó sin despegarle los ojos. Parece un cachorrito asustado. Nunca me gustaron los cachorros, pero...se ve adorable con esa expresión de pánico.

Mi inesperada familia del corazónWhere stories live. Discover now