Mentir Por Ella

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— ¡Hermione!—exclamó Draco al verla aparecer en la sala de estar. Corrió para abrazarla cariñosamente. La había extrañado un montón.

Su amiga le correspondió el abrazo de inmediato, pero al instante el rubio se dio cuenta que algo no andaba bien.

—Hermy...Hermy, mírame ¿Te hizo algo? ¿Te lastimó?—intentó separarla, pero ella se había aferrado con todas sus fuerzas, temblando como una hoja.

—No...no es eso.

—Escúchame. Sabíamos que lo más probable, era que no funcionara—la consoló creyendo adivinar por qué su amiga se encontraba destruida.

En todas las cartas que su amiga le había mandado, siempre decía lo mismo "estoy avanzando". Pero a él le parecía más una necesidad de auto convencerse que su tía podía cambiar, que otra cosa —. Sinceramente, nunca creí que soportaras los tres meses completos, pero ya está...—le acarició la espalda, haciendo círculos tranquilizadores—. Ya terminó.

Hermione se separó y lo miró con los ojos llenos de lagrimas— ¡Funcionó!—se tapó la cara con las manos y se descargó como nunca. "Dolía... dolía mucho".

— ¿QUEEE?—Draco quedó totalmente petrificado. ¿Funcionó? ¡NO!, debo haber escuchado mal... ¿Cómo qué funcionó? ¿Cuándo? Tenía diez mil preguntas, pero viendo a su amiga llorando como si se le escapara el alma, se dijo: Primero es lo primero.

Diez minutos después.

— ¿Estás mejor?—le había preparado una jarra de tilo para calmarle los nervios. Y la castaña se había tomado dos tazas, pero sin decir una sola palabra.

—No...no lo estoy, pero gracias por el té—y despegando la vista de su taza, preguntó—. ¿Y tu madre?

— Estará por llegar. Tuvo que salir por unos trámites—estaba realmente preocupado y la curiosidad lo estaba matando. No la quería presionar... pero...—. ¿Quieres que te traiga una poción? ¿Así puedes contarme tranquila?

—No...quiero decir sí...gracias—se sentía fatal. Su alma parecía estar rota en millones de pedazos ¿Habría alguna poción para eso? No, la única que podía aliviar su dolor estaba a kilómetros de sus brazos. Así que se tendría que conformar con la poción que estaba segura que no ayudaría en nada.

En ese momento llego Narcissa. Viendo en el estado en el que estaba la joven detuvo su efusividad y sólo atinó a sentarse al lado de su hijo esperando, lo que creía, serían malas noticias.

Hermione los miró un momento y respirando profundo, se armó de valor para revivir esos momentos. Aunque necesitaba descargarse con urgencia, prefería estar sola, refugiada debajo de mil cobertores. pero no tenía opción. Tendría que hablar y contarlo todo... y así lo hizo.

—No sé qué decir—confesó Draco con su mandíbula desencajada, recostándose en el sillón, completamente sorprendido.

— ¿Te das cuenta, querida...qué esto lo cambia todo?—como Draco, Narcissa estaba azorada. Esta niña sí debía tener algo especial. Su hermana no la hubiera dejado acercar si no fuera así. Y esperanzada, pensó: No todo está perdido.

— ¿Qué es lo qué cambia?—no quería ser grosera, pero no creía que cambiara nada. Estaba todo muy claro—yo estoy aquí y ella con Voldemort. No pude hacer nada para evitarlo—a pesar de que ya no lloraba, la angustia que sentía no disminuía ni un poco. Esto era horrible, nunca se había sentido tan vacía en toda su vida ¿Cómo seguiré? Mañana regresarían al colegio y, ¿cómo enfrentaría a sus amigos en estas condiciones? Se quería morir allí mismo.

—Tú has logrado lo que nadie ha podido—la mujer mayor se acercó arrodillándose frente a ella, le quitó una lagrima y agregó—. La has hecho sentir...después de tanto tiempo...y por eso... te estoy enormemente agradecida—le sonrío, maternalmente.

—Pero ella... se fue—susurró agitándose un poco, conteniéndose para no llorar de nuevo.

— ¡Espérala!—aconsejó—. Bellatrix, no tomará una decisión tan importante de la noche a la mañana. Se tomará su tiempo, como en todo. Pero te aseguro, Hermione, si llegaste a ella de esa manera es porque tarde o temprano mi hermana se lo planteará y muy en serio—confirmó.

La conocía mejor que nadie y sabía con certeza que si Bella tomaba una decisión, sea cual sea, lucharía con uñas y dientes hasta conseguir su objetivo. Esperaba de todo corazón que se decidiera por el camino que ahora sus ojos tenían enfrente.

El camino a Hermione.

— ¡Crucio!—Voldemort apuntó su varita y atacó—Una vez más... ¿Dónde has estado, Bellatrix?

Los gritos retumbaban por toda la mansión Malfoy.

—Mi...señor, ya se lo dije...me secuestraron—no podía respirar. El cuerpo le escocía. Sentía la sangre resbalar por su cabeza y estaba segura que sus costillas terminarían destrozadas. Pero soportaría... soportaría por ella, sólo por ella.

— ¿Quién?—inquirió con una frialdad para nada comparable.

—N...no lo sé, mí señor—mintió. Rogaba para que le creyera y no se le ocurriera usar la legeremancia, si no estaría perdida y muerta.

— ¿Sabes dónde te llevaron?—preguntó dándose la vuelta, dejando por fin de torturarla.

Bella suspiró, se había salvado de milagro. Arrodillándose como buena súbdita, contestó—Era un calabozo, mi señor—mentira numero dos—No sé con qué fin me llevaron allí, pero supongo que fue para apartarme de la guerra—agachando su cabeza con rapidez, se dijo: ¿Desde cuándo le miento tan descaradamente a mi lord? Y por una milésima de segundo, creyó ver el rostro de la mocosa frente a ella. sacudió la visión y siguió con su acto. No es momento para pensar en la niña, se reprendió—. Pero me escapé, mi señor. Ataqué al guardia y le robé un pergamino traslador, apareciendo en el callejón Knockturn —terminó, adquiriendo una posición sumisa.

— ¡Maldito viejo!—bramó furioso, tragándose el cuento—. Él debió haber sido... Dumbledore. Pero si piensa que puede arrebatarme a mis mejores magos sin consecuencias, está muy equivocado—se acercó a la azabache que seguía arrodillada y le palmeó la cabeza ensangrentada—Puedes retirarte, Bellatrix, pero prepárate. La guerra se adelanta. Atacaremos en una semana—informó subiendo las escaleras de mármol, junto a Nagini.

Bella tragó con fuerza: "Atacaremos en una semana"

Mi inesperada familia del corazónWhere stories live. Discover now