Escocia,Allí Vamos "Otra Vez"

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— ¡Y aquí estamos otra vez!—renegó la azabache—. En esta mugrienta casa...

— ¡Muggle!—Blaise miró a sus costados haciendo una mueca de desaprobación.

— ¡Ese chico me cae bien!—dijo, analizándolo minuciosamente.

— ¡Son Slytherin! ¿No?—se río Ginny, mirando a Hermione.

— ¡Nooooo! ¡Si apenas se nota!—se burló observando a su amor, que bufaba soplándose los pelos.

— ¡Oigan! Que no todos los Slytherin somos tan quisquillosos—protestó Draco, dándole un beso a la pelirroja.

—Lo dirás por tu madre, ¿no?—preguntó el moreno. Porque sabía que su amigo era el peor de los quejumbrosos. Aparte de Bella ¡Claro!

—Perdonen por interrumpir su interesantísima conversación, pero... ¿Este es tu súper plan, Cissy? ¿Encerrarnos en una casa, que sólo tiene una habitación?—interrogó, con cara de pocos amigos.

— ¡Basta, Bella! Deja de ser tan berrinchuda—Hermione la tomó suavemente de las manos, obligándola a mirarla a los ojos.

Narcissa observó la escena y decidió que era el momento indicado para dejarlas a solas. Guío en silencio a los demás para que la siguieran al jardín. Ya tendrían tiempo de sobra para reacondicionar la casa y ponerse de acuerdo.

—Mocosa yo...

— ¡Me salvaste!

— ¿Te das cuenta de todo esto?

Hermione la observó interrogante. No sabía a qué se refería con todo "esto"

— ¿Te das cuenta que tengo la edad suficiente para ser tu madre? ¿Qué soy una asesina, ex mortífaga, adoradora de la violencia y por sobre todas las cosas, una vieja demente con tendencias sicóticas?

—Sí, lo sé—contestó con tranquilidad, besando sus manos tiernamente.

— Y entonces... Si lo sabes, ¿por qué insistes en estar con alguien como yo?

—Bella, ¡ven!— la condujo tomada de la mano hasta el sillón—. Todo lo que has planteado es cierto, pero uno no elije de quién enamorarse y de quién no. Lo que hiciste, hecho esta. Te amo y no me apartaría de ti aunque te raparas la cabeza a cero y te tatuaras un duende, ¿entiendes?—terminó, robándole una sonrisa—. Aunque prefiero que no lo hagas. Amo tus bucles—advirtió, seria.

—Entiendo el punto—sonrió, pero enseguida se tensó—. Quiero que sepas que nunca te lastimaría, no apropósito, por lo menos—bajó su mirada.

Que difícil se le estaba haciendo. No sabía cómo comenzar a expresar lo que sentía, esperaba que Hermione fuera paciente; porque eso de ser amable nadie se lo había enseñado nunca. Pero quería esforzarse.

Nunca tuvo el destino de su lado, pero viendo los ojitos de la niña frente a ella, se dio cuenta que hasta a los más miserables tenían segundas oportunidades.

—También lo sé—dijo comprensiva.

—Me hechizaste, mocosa—le susurró, acercándose lentamente, tomándola de la cintura.

—Se llama amor, Bella. Sólo amor.

Se besaron...y por primera vez el corazón de Bellatrix se desbordó de ternura. Una ternura que le inundó el cuerpo con el elixir más codiciado...el de la felicidad.

—Agmmm—carraspeó Draco, en el umbral del pasillo—. Tía, me parece genial que se besen y todo lo demás—las miró despreocupado, mientras que Hermione se ocultaba en el hombro de su amada, espantosamente avergonzada. Y esta ultima sólo miraba a su sobrino queriéndolo cortar en cubitos con un cuchillo tramontina, por ser tan oportuno—. Pero hay una casa que acondicionar, cosas que comprar en el pueblo, ropa que conseguir y la lista sigue—informó de brazos cruzados, esperando que estas dos ayudaran. A pesar de que su madre le había dicho que no las interrumpiera ¡Todos tendrían tareas asignadas! ¡Así qué...a aguantarse y a guardar el besuqueo para más tarde!

— ¿De verdad viviremos todos juntos? ¿Por cuánto tiempo?—espetó.

—Tía...somos fugitivos ¿Recuerdas? Así que, mejor a acostumbrarse a la idea.

—Bien, pero no me gusta ni decorar, ni cocinar, ni ordenar, menos limpiar...

— ¡Amor! ¿Qué te parece si nosotras hacemos las compras?—le cortó.

Sólo Hermione la aguanta. Era su tía y la quería muchísimo, pero... ¡Por Merlín! ¡Es insoportable!

—Me parece justo—aprobó levantándose, ofreciéndole su mano a una castaña enamorada.

—Bien, entonces ustedes se encargaran de las compras. Aquí tienen la lista de todo lo que hace falta—el rubio sonrío con sorna, la lista era interminable, pero ellas habían decidido "Ahora a embromarse"

— ¿Pero...cuántos viviremos aquí? ¿Cincuenta personas?—preguntó Hermy, leyendo por arriba lo que tendrían que conseguir. "Demoraremos horas" ¿El pueblo tendría tiendas suficientes para comprar todo?

— ¿Quién demonios pidió un libro para colorear?—dijo Bella horrorizada, señalando esa parte en el pergamino.

— ¡Luna!—expresaron los jóvenes al unísono.

— ¿Y tú cómo supiste?—interrogó, mirando a su niña.

— ¡Ya conocerás a Luna!

— ¡Oh!

¿En qué me metí?

Mi inesperada familia del corazónWhere stories live. Discover now