Tanjirou trabaja en una cafetería a tiempo completo pero un día se encontrará con el ciclón que pondrá de cabeza su vida y las de los que lo rodean.
Inosuke siempre ha vivido su vida despreocupadamente, pero eso cambiará al encontrarse a alguien, má...
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Tanjiro estaba muy feliz de charlar con Kanao y Aoi luego de tanto tiempo.
Hace medio año que ambas pelinegras habían ido a un intercambio de estudio a New York organizado por su Universidad y aunque estaban en contacto, hace mucho que no hablaban tan fluidamente.
Las conoció a ambas hace aproximadamente un año pero ya eran muy cercanos y les tomo cariño.
Por lo que sabía habían crecido en un orfanato hasta que una amable mujer las adoptó y las llevo a vivir con ellas.
Sobre la amable mujer, él nunca la llegó a ver y las pelinegras eran reacias a hablar sobre ella, también parecían conocer a Tomioka-san desde hace un tiempo ya que la primera vez que las vio fueron a mandar un recado al pelinegro dueño de la cafetería de parte de su madre adoptiva.
Parecían arrepentidas y miraban al de ojos azules tranquilos con algo de culpa.
Tanjiro se sintió muy curioso sobre este asunto y le pregunto a Giyuu pero solo dijo que no necesitaba saberlo y que no mencionara esto en el futuro por lo que guardo su curiosidad en el fondo de su alma y ignoro todo al respecto.
Siempre le pareció que había algo grande debajo de las líneas inconclusas que recitaban al tratar el tema con respuestas vagas, hoy también recibió una sorpresa inesperada al oír que conocían a Kyoujuro-san y las otras personas que llegaron el día que conoció a Inosuke.
¿Kyoujuro-san y los demás estaban involucrados en esto? ¿Qué tenía que ver la madre adoptiva de ambas? ¿Sucedió algo malo antes de que el llegara a trabajar a la cafetería?
Con mucho en mente, Tanjiro decidió no preocuparse demasiado y se dispuso a preguntarle al azabache si se quedaría a cenar, ya casi llegaban a la cafetería y el mayor de los Kamado a veces cocinaba una cena cuando habían visitas como en las últimas semanas.
Su expresión se congelo al no dislumbrar la familiar silueta entre la oscuridad de la acera vacía.
—¿...Inosuke...?—
¿En qué momento se había separado de ellos?
Tanjiro escucho de Kyoujuro-san que Inosuke se perdía constantemente y por eso la mayoría de veces alguien iba con él.
La relación de Inosuke y Rengoku era casi como la de padre e hijo así que encontró este dato normal a pesar de no saber muy poco sobre la situación de ambos y sus intenciones al llegar a la cafetería.
Recuerda que vio a Inosuke por última vez al encontrarse con Kanao y Aoi, estaba tan emocionado que se olvidó de su entorno y del azabache.
Ahora incluso las estrellas estaban saliendo y no tenía idea de dónde podía estar el ojiazul.
Una ráfaga de amargura inundó su corazón y sus pies se movieron rápidamente sobre sus pasos para ir a buscarlo.
—¿Tanjiro-kun? ¿A donde vas? ¡Tanjiro-kun, ya casi estamos en el café!—
—¡Deje a Inosuke atrás! ¡Iré a buscarlo, vayan a la cafetería primero!—
—Pero–
El de orbes escarlatas dejo de prestarle atención a las palabras dichas por Aoi y corrió apresuradamente por el camino que recordaba haber tomado antes.
Ya estaba muy oscuro y el pelinegro con el que había pasado las últimas semanas se perdió sin que se diera cuenta.
Una sensación terriblemente angustiosa se firmó en su corazón.
Si algo le pasaba a Inosuke...no, Tanjiro lo encontraría, debía encontrarlo.
Luego de veinte minutos en una carrera sofocante, el chico de la hermosa sonrisa tenía todo lo contrario a una sonrisa pintada en su rostro.
Aún no lo encontraba.
Se tocó las rodillas mientras recuperaba aire y no pude evitar decir sus pensamientos en voz alta.
—Inosuke...¿Dónde estás?—
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Gracias por leer, publicaré el próximo capítulo mañana. Por cierto, ¿que les parece la nueva portada?
