Especial de Halloween

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Se oían grititos agudos de voces infantiles cuyos portadores corrían de aquí para allá pidiendo dulces.


¡Era Halloween!



Si, Halloween, Noche de brujas,el día de los sustos y los dulces.

Se podía decir que todos disfrutaban de este día.
Bueno, eso sería fenomenal, pero no a todos los niños les emocionaba este evento. Un ejemplo claro de esto era; Tomioka Giyuu.

No era un alma que gozará del bullicio o las multitudes y tampoco comprendía que de especial tenía este día.
Si querían comer dulces, podían hacerlo cualquier día no había necesidad de salir de casa.

Y bueno, quizás también era porque sus padres nunca estaban en casa y no tenía a nadie con quién celebrar esa fecha.
Tampoco tenía amigos asi que le parecía molesto el ver a tantos niños actuando amigablemente con curiosos trajes puestos.

El a sus diez años, se consideraba muy maduro para su edad, es por eso que debido a su forma de actuar acorde a su pensamiento, sus padres confiaban en el para valerse por sí mismo por un breve periodo de días.

Sus cenas estaban en el congelador, solo los metía al microondas.
Sus almuerzos eran embutidos, no eran difíciles de preparar.

Claro que siendo un niño también le gustaban los dulces. Le gustaban mucho de hecho, pero no iría casa por casa a pedirlos.



Además, ni siquiera tenía un disfraz o alguien con quien ir.



Desenvolvió un caramelo y se lo llevó a la boca sintiendo el sabor naranja inundar su paladar mientras contemplaba por la ventana todas esas vestimentas y personas coloridas.

Desearía ir también, pero no sé quejaba.
No le faltaba comida, sus padres no lo trataban mal -rara vez trataban directamente con el- y tenía su reserva de dulces que le regalaron por su cumpleaños hace unas semanas.



Es por eso que aún si estaba solo, no le importaba.



Escucho el sonido de suaves toques en su puerta y se quitó la manta que tenía encima para luego pararse del sofá e ir a ver por el visor de la puerta.

Solo pudo distinguir una mata de pelo rosa, lo que le resultaba muy extraño ya que no conocía a nadie con cabellos de ese color.

Abrió la puerta de manera insegura repasando en su mente lo que haría si era un ladrón.



"Cerrarle la puerta en la cara, si no funciona morderlo y si eso tampoco funciona, correr rápido y llamar a los vecinos."



Su pequeña aura hostil se vio despejada cuando se percató de que no había amenaza alguna dado que frente a él se encontraban un niño pelirosa de ojos azules y una niña pelinegro que lo sujetaba temerosa del brazo.

Hey, pelirrojo! (Inotan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora