5: Pequeño caos interno

975 90 33
                                    

Iguro se sentía nervioso, muy nervioso

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Iguro se sentía nervioso, muy nervioso.

¿Quién no lo estaría si tuviera a dos tipos que se miraban con una tensión descomunal?

Cuando Tomioka le dijo: "Andando." y luego vio como el rubio de mechas rojas los seguía, tenía mucha curiosidad por saber quién era, su amigo no era de confiar en la gente y si dejaba que el los acompañará a casa debía confiar en él o mínimo conocerlo lo suficiente para saber que no los metería en una camioneta para matarlos y vender sus órganos.

Pero esa curiosidad se esfumó cuando sintió, solo unos minutos luego de salir de la cafetería, una tensión tan pesada en el aire que se podía palpar al tacto.

Siempre hubo un misterio rodeando a Giyuu -bueno, el también era un poco misterioso, pero eso no iba al caso- pero hasta ahora se daba cuenta de que sabía realmente poco sobre éll. Solo sabía que después del accidente que tuvo, lo había ayudado a recomponerse.

No podía recordar mucho hasta antes ello, pero el de ojos azules le proporciono un poco de información sobre si mismo.

Supo que tenia una mascota. Una serpiente para ser más precisos.

Trabajaba en esa cafetería desde antes del accidente.

Era alérgico al polvo y vivía en el centro de Tokyo.

Y su familia...a ellos sí que los recordaba, pero hubiera deseado no hacerlo. Solo tenía recuerdos hasta sus quince años, cuando huyó de casa.
Los demás eran imágenes difusas que no comprendía y sueños que se repitieron muchas veces a lo largo de estos dos años.

Cuando se percató de que estaba solo, de que no había nadie esperándolo con una cálida cena y un "Bienvenido a casa" al salir del hospital fue cuando le tomo más cariño a Tomioka.

A pesar de omitir muchas cosas alegando que "No era necesario saberlas" se sentía comprendido por el hombre de casi siempre inexpresivas facciones.

Probablemente otros hubieran entrado en pánico y buscado más respuestas, tratando de llenar el espacio en blanco que adornaba una parte de sus recuerdos.
Pero Obanai no era como los demás y eso no le importaba.

Ignoraba los dilemas existenciales y se pasaba horas pensando en cosas banales como en qué color de cubrebocas usaría al día siguiente, siempre decidiendose por uno negro o blanco de acuerdo a la ocasión.
No era un experto en moda pero aún así le gustaba vestirse lo más discreto posible, aunque siempre con estilo, ¿no?

Giyuu no le dio más respuestas y él no las busco.

Había aprendido a sobrellevar una agitada rutina en esa ciudad tan caótica.

Se sentía satisfecho con sigo mismo por adaptarse.

Estaba a gusto con sus compañeros de trabajo. A pesar de que a veces cierto rubio se pusiera dramático y que cierto pelirrojo fuera muy amistoso para con su gusto.

Su vida era cómoda y así le gustaba. Y pensó que nunca necesitaría nada más hasta que se topó con ella.

La pelirosa tenía una apariencia muy curiosa, demasiado llamativa. Era obvio que le llamaría la atención pero aún luego de minutos de observarla sentía que no era suficiente.

Le resultaba familiar, su voz, el como sus manos se movían nerviosas o disparatadas de vez en cuando, sus ojos verde intenso que le hacían sentir una puñalada en el pecho, todo eso lo sentía cercano, como un dejavu.

Solo la conoció hace unas horas y ya se había perdido más que Zenitsu con la hermana menor de Tanjiro.
Si, solo Obanai.

Se crispo al sentir una mano sobre su hombro, volteando un poco su rostro para ver a dos pares de ojos azules y amarillos respectivamente viéndolo confusos e inexpresivos en el caso de su amigo.

—Ya llegamos—informó Giyuu, preguntándose si debía de quedarse un momento a interrogar a Iguro para saber que le pasaba.—

Tomioka sabía que el chico de la cicatriz era distraído pero nunca lo había ignorado hasta el punto de casi pasar de su propia casa.

—¿Ah?—un pequeño jadeo confundido salió de sus labios cubiertos por su cubreboca color negro que utilizaba al salir—

¿Como se pudo distraer tanto?

"Maldición"

—Ya veo, hasta mañana—se despidió con un suave movimiento de mano y luego miro con duda al de iris amarillas brillantes que estaba al lado de Giyuu.—

—Kyoujuro—el otro pelinegro hablo para solventar las dudas que sabia, tenía el chico de la serpiente. Nunca fue bueno para recordar nombres así que lo había previsto.—

—Umh—saco su llave y le dio vuelta sobre la cerradura abriendo de inmediato.—

No quería que el de ojos azules empezará a hacerle preguntas respecto a su actitud.
Y a la vez, sentía que a los otros dos no les haría mal charlar...de Londres que sea que tuvieran que charlar.

Cerro su puerta y fue a la cocina para cenar las sobras de la cena de ayer. Era buen cocinero, pero ahora no tenía mente para un viaje a una de sus recetas culinarias que el mayor de los Kamado le pedía enseñarle cada vez que podía.

Se sirvió su porción, alimentando a Kaburamaru de paso para después subir a cepillarse los dientes e ir a su habitación.

Cuando terminó su rutina pos-siesta se acomodo mejor en su colchón —que justo ahora parecía de provocarle todo menos sueño— y cerró los ojos con fuerza tratando de no pensar más en esa linda chica del lunar, fallando en el intento cabe decir.


<<Esa sería una largísima noche...

...Para más de uno al parecer.>>






>>

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Hey, pelirrojo! (Inotan)Where stories live. Discover now