Hey, pelirrojo! (Inotan)

15: Quiero estar en tus ojos

El joven Hashibira estaba muy confundido por sus sentimientos pero lo que sabía era que estar junto a él apreciando su felicidad se sentía tan malditamente satisfactorio como dejarse llevar por el viento en un día caluroso, algo nuevo y refrescante y esperaba poder quedarse cerca ahora que descubrió está corriente de aire fresca.

Cuando sus manos se tocaban cuando le sonreía de esa manera, cuando le abría su mundo, cuando se preocupaba por el, cuando su entrecejo se fruncia un poco al estar impaciente.

¡Y se sentía tan bien, como ser tratado como un cautivante paisaje cuando lo ponía en sus ojos! (Inosuke, amigo, caes tan rápido~)

Ahora veamos, tratar de averiguar el "porque" de sus sentimientos no estuvo en sus planes desde que sintió atracción por el otro, más para poder comunicarse con el parecía necesario comprenderse a sí mismo primero.

Inosuke podría ser distraído, infantil, imprudente e impaciente pero no era estúpido y sabía perfectamente que aunque la persona que te guste sea el pelirrojo más perfecto a tus ojos, las personas no podían leer mentes y si quería ser comprendido tenía que hacerle saber a la otra parte.

El pelinegro de ojos jade medito un momento mirando fuera de la ventana, tratando de recordar la descripción de sus emociones.

Recuerda que cuando estaba en primaria una niña de su clase conversaba con voz muy vivaz y pícara sobre el tipo de amante que quería porque según ella su padre y su madre eran almas gemelas y ella tenía sus regulaciones para encontrar a la suya, entonces un niño de gafas y mechones de pelo negro a la costados le pregunto que era un amante, la pequeña niña de coletas respondió: "Una persona con la que quieres compartir tu felicidad y tu vida, se besaran cuando uno salga de casa, reirán juntos por cosas de adultos, compraran un gato atigrado al que llamarán Pelusa y bailarán en la cocina mientras hacen fideos."

En ese momento, este párrafo casual entre niños de primaria impacto un poco en el mundo de Inosuke.

¡Resulto que había algo que te hacía tan feliz como la comida! ¡Incluso ese algo era otra persona!

El pequeño Inosuke se sorprendió tanto que al llegar a casa y terminar su cena, lo primero que hizo (incluso antes de devorar su arroz frito) fue preguntarle a su madre si alguna vez tuvo un amante.

Su madre solo sonrió levemente y le dijo que cuando creciera entendería el peso que significa compartir tu vida con alguien más evadiendo la pregunta.
El pequeño Inosuke quería seguir y preguntar si su padre significó eso para ella (a esa edad, el niño pequeño ya se había dado cuenta de la diferencia entre esos niños que hablaban de cómo iban a pescar y acampar con sus padres y el, sabía que el también debería tener uno, su compañero de escritorio dijo que todo el mundo los tiene) pero se limitó a dejar el tema allí y empezar a comer recordando la mirada triste de su madre cuando quemaba velas delante de la foto de un hombre, muy tarde en la noche, cuando creía que ya estaba dormido.

Así que Tanjiro tiene que ser la persona con la que quiere pasar el resto de su vida.

Quiere compartir toda su alegría con el pelirrojo y quiere darle alegría también.

Quiere poder chocar sus labios contra la mejilla de pelirrojo y tomarlo de las manos.

Quiere pasar sus días riendo con el y hacerlo con un gato también suena bien, aunque el nombre podría discutirse, en lo personal le gustaría más Paul que Pelusa.

Alzando la vista para ver el chico opuesto mirando su café como si ocultara los misterios del Triángulo de las Bermudas, cierto muchacho de ojos jade tuvo un pensamiento muy fugaz que hicieron sus ojos brillar de orgullo.

Verás, esta es la persona que le gusta, su pelirrojo de linda sonrisa.

Inosuke había llegado a una conclusión, el debería estar en sus ojos, al menos intentarlo, porque cuando vio el leve rosado cubriendo el rostro del joven empleado de la cafetería ante su intensa mirada supo que tenía al menos una mínima posibilidad de ser correspondido.

Tu figura baila en mis ojos todo el tiempo incluso cuando no estás a mi lado, te observo, y a cada parte de tu hermoso ser, sin titubeos, pues perder el tiempo sin ti en mi mente sería tan loco cómo bloquear la luz que pasa por una pequeña rendija luego de años de oscuridad inerte.

Te miro fijamente y espero que llegues a mirarme de la misma forma, quiero que me mires, que te fijes en mi.

Ah, pasé de grado, los milagros existen.
Espero no fallar a mi palabra sobre la regularidad en vacaciones, pero de todas formas terminaré esto antes de finalizar 2020.

Realmente tuve un gato llamado Pelusa aunque solo fueron dos días hasta que su verdadera dueña lo recogió (gato traicionero, pediste croquetas pero tú casa estaba al frente!) era muy agradable, así que pongámoslo en el texto.

¡Felices fiestas y feliz año nuevo!