Capítulo 5 ― Regresaré.

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"Me pregunto si pensarás en mí por lo menos una vez,

porque ahora eso es todo lo que necesito.

Hasta el día en el que nos volvamos a encontrar de nuevo,

hasta ese entonces, te esperaré,

porque esto es sólo un adiós momentáneo.

Adiós, mi amor..."

Ailee, Goodbye, my love.


Con un corazón ansioso y asustado una sombra blanca atravesó la espesura del bosque en la montaña. Las piernas de Lan WangJi estaban sintiendo la presión de sus movimientos y su ropaje se aplastaba contra su cuerpo mientras avanzaba con vigor. Atrás, un perro negruzco seguía sus pasos a grandes zancadas, gruñendo y ladrando con la misma fuerza con la que el corazón de Lan WangJi latía.

A la distancia, mientras esquivaba las ramas de los árboles, saltaron a la vista las túnicas verdes de los discípulos de la Secta Qinghe Nie y un poco más allá, huyendo, el líder de secta, Nie HuaiSang se adelantaba a todos.

Lan WangJi se impulsó un poco más, cortó la distancia tan rápido como el rayo que atraviesa el cielo, y en cuestión de segundos se detuvo frente a Nie HuaiSang, quien estuvo a punto de hacer brotar sus propios ojos de sus cuencas y que patinó igual que Hada al ver a Lan WangJi acercarse.

Con la sorpresa hasta el cielo, Nie HuaiSang regresó sobre sus pasos y terminó por esconderse a espaldas de dos de sus discípulos, gritando: —Yo no sé, yo no sé nada. ¡Realmente no lo sé!

La mandíbula de Lan WangJi se apretó. No se sentía con el ánimo para estar escuchando su típica mantra. Endureció la mirada, hizo un gesto a los discípulos Nie y estos, asustados, terminaron por obedecer. Abrieron camino para que el Jade pudiera ver a su líder que seguía encogiéndose a la vez que tapaba la mitad de su rostro con el abanico de mano.

—Líder de secta Nie —de forma protocolaria dio un breve saludo. Hada se puso a su lado, Lan WangJi avanzó hacia el frente con el rostro aún más serio que de costumbre y Nie HuaiSang pareció a punto de hacerse pequeño en su lugar.

No había necesidad de decir mucho, y Lan WangJi tampoco era un hombre de tantas palabras. Metió la mano a la manga, tocó el trozo de tela que había sacado de las fauces del perro espiritual pero al final no lo mostro, simplemente apuntó a la manga de Nie HuaiSang.

Nie HuaiSang se puso dos tonos más blanco de lo que ya era, negó con la cabeza como muñeco descompuesto y abrió la boca para eludir cualquier cosa pero Hada le mostró los afilados dientes y gruñó en su dirección, haciendo que Nie HuaiSang volviera a esconderse—.¡Hanguang-Jun, yo, yo...! ¡YO NO SÉ NADA, NO LO SÉ!

La mirada del Jade se detuvo en la zona de la túnica que colgaba a jirones por el ataque de Hada. Nie HuaiSang intentó esconder su brazo tras su espalda, volteó hacia todos lados menos a donde Lan WangJi estaba y este último, ya demasiado ansioso por querer volver a la ciudad y reencontrarse con Wei WuXian, dio un ademán de cabeza a la izquierda al disculpo que, avergonzado, servía a su líder como escudo. De inmediato se movió y Nie HuaiSang miró a Lan WangJi con los ojos llorosos pero demasiado intimidado como para atreverse a abrir la boca para decir más.

—Vendrá conmigo —ordenó el Jade sin dar lugar a réplicas.

Hada ladró y siguió gruñendo por lo bajo cada vez que veía a Nie HuaiSang.

Escucha los latidos de un corazón ámbar | Lan MeiLing | C A N C E L A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora