Capítulo 7 - Ciudad Yi.

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"¿Acaso existía un anhelo humano más triste

-o más intenso- que desear una segunda oportunidad en algo?"

—Haruki Murakami.


El área de Shudong era abundante en ríos y valles. Con enormes y verdosas montañas pinas que obstruían el paso completo del viento gran parte de los alrededores parecían estar cubiertos de niebla. Lan WangJi y Wei WuXian estuvieron andando por un largo tiempo hasta llegar a una pequeña y humilde villa ubicada frente a una división de camino que daba a tres direcciones distintas; dos de ellas completamente despejadas, la otra, llena de maleza.

Wei WuXian se adelantó a Lan WangJi para examinar las señales de piedras frente a las tres direcciones, la mano izquierda apuntó con firmeza hacia el camino repleto de matorrales. Lan WangJi se acercó para leer la señal pero estaba partida por la mitad por una gran grieta, aun así pudo distinguir uno de los caracteres "Ciudad", no obstante el otro, por más que Wei WuXian intentó limpiarlo fue indescifrable para ambos.

—¿Por qué no preguntamos a los aldeanos!

Lan WangJi asintió pero no se movió de su lugar. Apenas un día atrás, antes de perder la conciencia por el alcohol, Wei WuXian le había dicho que su técnica para recabar información no era exactamente la mejor si quería datos más detallados, así que esperó a ver cómo es que el hombre a su lado se las arreglaría en esa ocasión.

Wei WuXian lo miró un segundo, después puso una amplia sonrisa en su rostro, dio media vuelta y se encaminó hacia la villa. Un grupo de mujeres, entre viejas y jóvenes, retrocedieron unos pasos cuando lo vieron acercarse. Las mujeres contrastaron por completo con el aura vivaz y juguetona de Wei WuXian, pues, aún si Lan WangJi sólo estaba observando su espalda, podía notarlo relajado, como en tiempos lejanos. Después de intercambiar unas cuantas palabras las mujeres, aunque un poco reacias, se volvieron un poco tímidas contestando a las preguntas hechas.

Agudizando el oído intentó escuchar la plática lejana pero nada llegó al Jade ya que las voces femeninas seguían bajas y tímidas. Wei WuXian apuntó hacia su dirección para referir a la señal. Las ancianas cambiaron sus expresiones de inmediato y las más jóvenes, con unas naturales chapas rosadas en las mejillas asoleadas se fueron relajando. Ya entrados todos en confianza las sonrisas tímidas se convirtieron en algo más amistoso, ampliándose mientras miraban a Wei WuXian. Una de ellas, de piel bronceada, se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja miró al suelo cuando Wei WuXian se dirigió más hacia ella.

Lan WangJi siguió observado desde lejos, todavía solitario al lado de la señal de camino.

Esperó todavía un rato más. El tema de conversación pareció cambiar y unas sutiles risillas se escaparon de los labios de las doncellas. La sonrisa de Wei WuXian continuó decorando arrebatadora y tranquilamente su rostro, como en épocas de antaño en las que coqueteaba con las jóvenes damas.

Lan WangJi fue bajando la mirada, lentamente, hasta el suelo. Ahí, varias rocas de distintos tamaños, desgastadas por el paso del tiempo, estaban alrededor de sus botas blancas. Pisó una pequeña, después la pateó y más tarde siguió pisando y haciendo rodar a una inocente piedra una y otra vez. Al mantenerse con el rostro en dirección al suelo pedregoso durante un largo rato, fingiendo no darle importancia a lo que se desarrollaba a varios metros de distancia, los labios del Segundo Jade se abultaron un poco a causa de la gravedad, otorgando para él un aspecto un tanto infantil.

Cuando ya no pude seguir fingiendo indiferencia volvió a elevar la vista para captar a Wei WuXian sacar algo de sus mangas y entregarlo a la mujer con la que más había conversado, la del mechón de cabello.

Escucha los latidos de un corazón ámbar | Lan MeiLing | C A N C E L A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora