Sobreviviente

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—¿De dónde vienes? —mi voz un poco temblorosa quebró el silencio que había en la sala.

Su cabello estaba húmedo, me acerqué para verla mejor, pero algo llamó mi atención. Sus ojos eran negros como el ocre y su mirada era vacía, gris, parecía que no estaba dentro de su cuerpo.

De pronto, pude escuchar algunos susurros que salían de su boca, su voz era baja y su tono era triste.

—Soy sobreviviente de una gran tormenta. —Tomó la taza de chocolate y la apretó con sus dos manos para calentarse mejor.

—¿Viajas sola? ¿Alguien más te acompaña? —Asomé mi cabeza por la ventana intentando ver si alguien venía detrás ella.

Tardó un poco más en responder, comenzó a acercar la taza humeante haciendo que el vapor entrara de a poco en sus fosas nasales.

—Fui atacada por una gran bestia que quiso comerme, y para salvarme tuve que correr bajo la tormenta más infernal de mi vida. Estuve deambulando por todo el bosque blanco intentando conseguir un refugio y encontré tu puerta.

No entendía si se refería a una bestia real o si se trataba de una metáfora.

—¿Dónde está la bestia ahora?

—Muy pronto estará muerta. —Sus ojos aún seguían vacíos, grises y sin vida. —Una vez alguien que me hizo sentir como ese pedazo de leña, y cuando me consumió por completo, me convertí en ceniza —continuó frases en metáforas que no podía entender.

Tomé otra manta y la coloqué a su alrededor. La temperatura había bajado unos cuantos grados más, afuera solo podía escucharse cómo la nieve golpeaba con tanta fuerza las paredes que parecía que se nos iba a caer encima.

—Me tengo que ir —Soltó la taza sin mediar palabra y la dejó en el suelo.

—¿te vas? pero si afuera aún hay una gran tormenta. No sobrevivirás allá afuera —No sé si me escuchó o decidió ignorarme.

—No quiero ser una carga para ti.

—No eres una carga, tengo suministro para varios días y hay una tienda cerca con comida enlatada. Te puedes quedar hasta que te recuperes. ¿Estás bien?

—Solo quiero descansar. No siento las piernas. —Se tumbó en la cama donde se su ponía que dormiría yo y quedó sumida en un sueño profundo.

Durante una tormenta en AlaskaWhere stories live. Discover now