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Otra melodía más bastó para que Mark rompiera el lápiz que tenía en las manos a la mitad. Su celular no había parado de sonar desde hace ya unos cinco minutos, un número desconocido lo estaba llamando, pero el sabía perfectamente quién era.

Ayer Yuta no le había podido demostrar nada, XiaoJun y JungWoo se lo habían llevado a la fuerza, dejando a Mark completamente descolocado en medio del pasillo, rodeado de gente que caminaba de un lado al otro con mochilas, papeles o cartulinas. Y Mark se seguía preguntado si debería creerle a Yuta lo de sus ataques de pánico, eran anormales, por ende, difíciles de creer sin pruebas. Era una completa locura que alguien dependiera de otra persona por un olor que -inexplicablemente- desprendía, parecía que le estaban tomando del pelo.

Pero por otra parte, si sentía que debía creerles, el había visto como Yuta respiraba de manera irregular y forzosa, sus ojos blancos cual ciego y la desesperación con la que buscaba a su amigo -el cuál- estaba en frente suyo diciéndole que era él. Yuta se negaba a creerle, hablaba de olores, otra razón por la que Mark se lo tanteaba. No podía creerle, pero tampoco podía ignorarlo. Porque estaban hablando de un trastorno, y con los trastornos no se juega, XiaoJun lo había dejado bien en claro.

Suspirando, tomó su celular y ojeo la pantalla para corroborar que el que estaba llamándolo sea XiaoJun. Efectivamente, era él. No tenía su número agendado, tampoco sabía cómo el chino había conseguido el suyo, pero su foto de perfil lo delataba. En ella se podía ver a XiaoJun sentado en el suelo con JungWoo y Yuta detrás de él, abrazandolo. Volvió a suspirar cuando el molesto ruido de una llamada entrante se hizo escuchar nuevamente, estaba comenzando a dolerle la cabeza. Deslizó su dedo hacia arriba sobre el botón verde y puso el aparato en su oreja, nervioso y sorprendido de lo que estaba haciendo.

--A ver, tarado ¿Qué te piensas? ¿Que me gusta joderte la vida porque si? --Mark se sobresaltó por la agresividad con la que XiaoJun le estaba hablando. Lo escuchó suspirar, él sabía que debía calmarse-- Quiero que vengas aquí ahora, Yuta te necesita --El canadiense no pudo ni decir una palabra, pues el otro habló devuelta-- Y no te estoy preguntando, vas a venir por las buenas o por las malas. Estamos en la cafetería a la vuelta de la Universidad.

--A ver, espera, XiaoJun. ¿Quién te piensas que soy? Hablame bien como mínimo, me estás pidiendo un favor, yo no pierdo nada si no voy.

--Oh, claro que si, así que mejor ven, te conviene --Y cortó. XiaoJun era raro, violento sobre todo. Apartó la silla de su escritorio y se levantó, guardando su celular en el bolsillo de su sudadera y yendo hacia su armario a buscar un par de zapatillas para ponerse. Cuando se las colocó, salió de su pieza y bajó las escaleras.

--Mark, ¿A dónde vas? --La voz de su madre lo hizo detener su camino y mirar hacia donde provenía la voz. Su madre se encontraba sentada en el sofá mirando una película.

--Iré a la cafetería con unos amigos --No era del todo mentira, sólo que ellos no eran sus amigos-- Regresaré en un rato --Tomó las llaves de la casa que estaban colgadas en la pared y abrió la puerta. Se despidió de su madre y luego salió-- XiaoJun va a matarme --Apresuró el paso, si tardaba mucho se ganaría el odio del chino y quién sabe que más.

Caminó y caminó hasta llegar a la cafetería que le habían dicho, incluso corrió un poco. Entró rápidamente, todos se veían tranquilos, todos menos un chico de cabello azul casi arrancandose los pelos. Yuta no estaba sólo, a su lado estaba XiaoJun acariciandole la espalda y en frente había un chico de no más de quince años de cabello plateado y rostro preocupado, su vista fija en el peliazul en frente suyo. Mark se acercó, ahí fue cuando se dio cuenta de la mala cara que XiaoJun tenía.

--Hasta que por fin llegas --Lo tomó del brazo y lo acercó a Yuta. Este dejó de tirarse del cabello y pronto lo miró a la cara, o eso quería creer. Yuta tenía los ojos blancos y el pecho le subía y le bajaba de manera rápida, Mark podía ver como le costaba horrores respirar. Se agachó un poco, doblando su espalda y rodeando el cuerpo de Yuta con sus brazos temblorosos. Podía sentir como este olfateaba su cuello con desesperación, se sintió mal al creer que estaban jugando con eso del trastorno.

--¿Te sientes mejor? --Preguntó al adolescente, ¿Quién era él?-- Yuta ¿Puedes respirar ahora?

--Si, si --Murmuró apartandose de Mark y mirandolo a los ojos, ahora sus orbes eran oscuros-- Estoy bien, Taro --Se acomodó en su lugar, su rostro serio mirando al canadiense. XiaoJun volvió a tomar asiento a un lado de Yuta-- Siéntate --Cabeceó el lugar a un lado del chico de pelo plateado, Mark se sentó-- El es Shotaro, mi hermano menor --Lo presentó, el chico le sonrió sin dientes, amable. Una completa masita al lado de Yuta-- Taro, el es Mark, el chico arándano del que te estaba contando --¿Del que le estaba contando? Que linda confianza que se tenían entre ellos, ojalá Mark tuviera hermanos.

--Ah, Yuta --Lo interrumpió de manera repentina, moviendo su pierna por debajo de la mesa en un tic nervioso-- Yo... si te creo. E-es inusual, yo... no puedo pasar por alto algo como esto.

--Está bien... por lo menos ahora si me crees --Miró a XiaoJun con una pequeña sonrísa para luego volver a mirarlo a él-- DeJun, ¿En donde dijiste que estaba JungWoo? ¿Por qué no vino?

--Seguro está con ese chico con el que habla, me pregunto si algún día nos lo presentará.

--No lo sé --Se encogió de hombros-- Pero mañana espero que esté libre, necesito que ambos me acompañen al shopping con Shotaro.

XiaoJun dejó de beber su bebida para comenzar a jugar con la pajita, rompiendo los hielos que quedaban en el fondo del contenedor y no podía beberse. Carraspeó, mirando hacia la ventana por la repentina atención de los tres contrarios en él.

--Yo... no puedo ir contigo, lo siento.

--¿Por qué no? --Frunció el ceño-- ¿Tú también andas con chongo?

--Ya no estoy libre todos los dias, mañana como es sábado iré a casa de Hendery, tu me obligaste a ser su tutor, ahora te aguantas --Mark frunció el ceño también, sin comprender mucho-- Como sea, puedes ir con Mark --Los pensamientos que anteriormente rondaban por la mente del canadiense se esfumaron al escuchar eso último, haciendolo levantar la cabeza al instante y fijar su mirada en Yuta.

--Hm, ¿Qué dices? --El peliazul no se oponía, él no tenía nada que hacer mañana, terminó aceptando con un asentimiento. Si iba a ser la "salvación" de Yuta tenían que llevarse bien-- Genial, mañana pasaré por ti a eso de las cuatro de la tarde, pasame tu número y dirección --Le mostró una sonrísa con dientes, Mark se rió bajito, estaba a punto de exponer su ubicación y número telefónico a alguien que a penas conocía. De igual manera sacó su móvil y tomó el de Yuta, anotando su número y luego mandandole un mensaje con su dirección.

Y aunque no le cayera del todo bien, Mark no iba a negar que Yuta tenía una bonita sonrísa.

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Panic Attack {YuMark}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora