Quiero pero no debo.

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Capítulo 24:

La luz que entra por la ventana me cega. Me tapo la cara con la sábana y lanzo un suspiro de frustración a causa del dolor de cabeza.

Abro un poco los ojos y noto que la sábana es blanca. Me la quito de la cara de un tirón y pongo mis brazos a los lados, eso hace que mis manos toquen el suelo, pero la izquierda toca algo suave, me siento en la cama rápidamente y veo a un Peters durmiendo.

Los escalofríos llegan a mí, no me acuerdo de lo que pasó anoche.

¿Y si hice algo estúpido? No llevo mis tenis ni mi chamarra. Bajo la mirada y me encuentro sin pantalones. Me tapo la cara con las manos, y volteo a ver a Peters.

Vamos. Bienquequieresquepase. Dice mi subconsciente. Cállate. Pienso.

-Hey, Pet. -Muevo un poco a Peters del hombro.

Éste se queja y se mueve para taparse los ojos. Logro notar que no tiene playera y la sábana le llega abajo de las entradas, apuntando al lugar prohibido. Veo sus abdominales y controlo las ganas de querer pasar mis dedos por ahí.

-¡Peters! -Le grito desde mi lugar. El chico da un salto asustado y me ve con el ceño fruncido.

-¿Qué te pasa? -Pregunta, extrañado.

-¿Qué rayos pasó? -Pregunto con la voz más fuerte de lo que tenía pensado.

Peters se rasca la cabeza nervioso y me empieza a contar la historia.

PETERS PDV.

-¡Ey! ¿Por qué no tomas? -Me pregunta Steve.

-No sé, hoy no tengo ganas. -Hago una mueca.

Y es cierto, hoy no tengo ganas de tomar pensando en Janet. Ver cómo toma en exceso hace que me llegue una preocupación, y por alguna razón siento que debo protegerla.

-Vamos, sólo un vaso. -Me anima Steve.

-No, gracias. -Respondo. Steve rueda los ojos y se va a bailar con una chica.

Por alguna razón, siento que debo estar completamente sobrio, que debo estar con Janet y protegerla de lo que le pase.

Puedo observarla desde el otro lado de la casa, está sentada en el suelo y con los ojos cerrados. Bueno, creo que ya está suficientemente ebria.

Camino hacia donde está y le toco el hombro para que me preste atención.

-Janet, ¿quieres ir a casa? -Le pregunto con la voz más alta de lo normal para que se escuche entre la música.

-No. -Responde fríamente y todavía no me mira.

-Vamos, ya estás muy ebria. -Trato de convenserla.

-No te importa. -Responde arrastrando las palabras.

-Si no me importara, no estaría aquí. -Abre los ojos y me ve por primera vez desde que llegué.

-Tú ganas. -Rueda los ojos y se levanta con cuidado.- Llevame a mi casa pero quedare conmigo. -Sonríe coquetamente.

-No digas tonterías. -Río.

-Vamos, llevame a mi casa o a la tuya, pero no quiero separarme de ti. -Me abraza.- Te he extrañado. -Susurra en mi oído.- Ya sabes, hemos estado muy separados últimamente.

-Sigo pendiente de ti, jamás hemos estado separados. -Sonrío y ella hace lo mismo.

-Vámonos. -Dice separándose de mí y, jalandome del brazo me lleva a la puerta.

Sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora