Una familia no muy familiar.

927 51 4
                                    

Capítulo 27:

Volteo a ver al chico castaño, fulminándolo con la mirada voy hacia él.

-¿Qué hacemos aquí? -Pregunto con frialdad.

-Llamada de urgencia. -Responde con una sonrisa.

De un segundo a otro mi mano derecha impacta con su mejilla izquierda. Sus ojos se cierran con calma en lo que su mano soba su mejilla. Cuando abre los ojos éstos echan furia pero en seguida se va.

-¡Eres un estúpido. Me hubieras bajado en la esquina o qué sé yo! -Grito.

-Tranquila, fue un incidente. -Trata ese calmarme.- Mi padre me llamó para ver algo de fútbol. En serio no quería traerte pero me obligaron, y tengo razones para venir antes que dejarte. -Hace una mueca de indiferencia.

-Más te vale dejarme en mi casa o sino... -Alguien me interrumpe.

-¿Alec? -Escucho la voz de una señora.- Pasa que tu padre está impaciente.

Volteo y veo a una señora rubia con arrugas, parece en la edad de los 70's.

-Enseguida voy, Maira. -Dice friamente Alec.

La señora asiente y entra a la casa (mansión). Alec me ve y entrecierra los ojos.

-Por favor, no digas ni una sola palabra. -Aprieta la mandíbula.- Creeme que si tú no quieres estar aquí, yo menos.

-¿Pero por qué? -Pregunto. Me ve fríamente y se acerca más a mí.

-Sólo mantente callada y aunque te hagan una pregunta no respondas, aunque yo diga una mentira sobre ti tú asiente. -Susurra.

-Pero... ¿Quiénes? -Frunzo el ceño.

-Mis... -Interrumpen.

-Alec, ya entra, por favor. -Dice la misma señora que hace rato: "Maira". Alec gruñe y me agarra de la mano.

-Vamos. -Me jala hasta la casa.

Cuando entro lo primero que veo es un piano negro, una mesa negra junto con un sillón del mismo color. Una escalera desciende en curva. Toda la casa es blanca que hasta da miedo.

-Ven, por aquí. -Susurra en mi oído.

Vamos a un pasillo que se encuentra a la derecha, entramos en la última puerta y, me asombro al ver que esta parte de la gran mansión no es del mismo color que la otra parte. Es de un dorado chillón y tiene cuadros del renacimiento, una gran mesa se extiende por toda la habitación. Sí, anticuado.

-Alec... -Me interrumpe.

-No hables. -Me calla.

Continuamos caminando y nos sentamos en la primera y segunda silla. Veo a Alec justo cuando una señora pelirroja entra a la habitación y se sienta en la primera silla, justo frente a Alec pero un metro los separa. Un señor castaño entra y se sienta entre la señora y Alec.

Acabo de notar que el chico y yo todavía nos sostenemos las manos, y bueno, nuestro agarre es tan fuerte que los nudillos ya están totalmente blancos.

Trato de soltarme de nuestro agarre pero cada vez que lo intento, Alec me sostiene más fuerte. Lo veo y él igual, sus ojos reflejan súplica y temor.

-Bueno... -Empieza a hablar la señora.- ¿Quién es tu amiga? -Sonríe tiernamente.

-Karina. -Responde cortante Alec. Frunzo el ceño pero en seguida lo disimulo.

-Oh... -Dice su padre.- Que lindo nombre. Me acuerdo la vez que tuve una novia llamada Karina, era tan bella. Lamentablemente murió en la guerra. Cuando fui al hospital conocí a la madre de mis hijos, y quedé totalmente enamorado. -El señor agarra la mano de la señora sobre la mesa y ambos se sonríen tiernamente.

Sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora