Capítulo 15

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        El clima era helado. Los suaves rayos de luz que se colaban a través de la ventana, solo les brindaban unos pocos grados de calidez y grandes copos de nieve se deslizaban por el vidrio.

          Un movimiento lo despertó. Con pereza abrió los ojos y observó a la persona a su lado. Allí estaba él, dormido con una sonrisa en su rostro, vistiendo un gran suéter de Nori Nori que tanto se había negado a usar y con Jade sobre su cabeza. Eiji tocó su mano, su cuerpo estaba muy frío. Preocupado, tomó su temperatura y visualizo su tono de piel, pero se encontraba en buenas condiciones.

          Observó por la ventana, la nieve había tapado las calles y sus pequeños vecinos jugaban en ésta. Decidido a pasar el día con Ash, estiró su cuerpo y salió cuidadosamente de la cama. El dormía sobre las sábanas y se resguardaba del frío con una de sus mantas de Nori Nori, ya que no quería incomodar a Ash.

          —Tomaré un baño y prepararé el desayuno. Cuando vuelva, te llamaré solo una vez.— Ash pareció escucharlo y en respuesta, hundió su cabeza en la barriga del gato con un gemido de molestia. —¡Si no te levantas, te comerás el Natto que sobró anoche!— Dijo Eiji saliendo de la habitación. Como si esas palabras fueran el anuncio del fin del mundo, Ash se sentó de golpe, espantando al pobre animalito que yacía sobre el.

           Escalaría hasta la cima del monte Everest si era necesario, pero no comería Natto. Eiji tenía gustos muy feos: uno era el Natto y el otro era ese feo pájaro cacheton animado. La noche anterior, Eiji lo obligó a ponerse un suéter con un dibujo del Nori Nori estampado en el, ya que hacía mucho frío y el se rehusaba a ponerse algo tan abrigado. No quería usar esa horrible prenda, pero el nipón fue tan insistente que terminó por usarla solo para hacerlo feliz. Ash sonrió gracias al reciente recuerdo.

           Un mensaje llegó a su nuevo teléfono. Caín lo había contactado días atrás para entregarle el dinero que había ganado en su borrachera, agradeciéndole por la fama que le habia traído a su bar y al desafío de la gran copa de tequila. Con sus ganancias, compró un celular y el resto fue guardado en la vieja cuenta con dinero que había robado a Golzine años atrás. Le compraría un buen regalo a Eiji, por todo lo que había hecho por el.
           
 Estarán en casa hoy? — Sing.

            No. — Ash.

Estarán en casa hoy, genial.
Iré dentro de unas horas a visitarte. — Sing.

            Ash bufó. ¿Tan difícil es poder pasar tiempo junto a Eiji? Continuó respondiendo a la conversación.

             Si ya lo sabes, ¿para qué preguntaste?
             Muy bien. Solo ven tarde, no tengo  ganas de ver tu cara tan temprano.   — Ash.

   A veces me recuerdas a Shorter y me dan ganas de molestarte :D
  Bonita foto de perfil, tu y Eiji se ven lindos juntos :) — Sing.


             —Lo sé...— Dijo Ash en un suspiro. Al oír a Eiji en la cocina, se dirigió al baño con pereza. Era su turno de asearse.

             ¿Cuanto tiempo pasó bajo la lluvia de la regadera? ¿20 minutos? ¿Tal vez 30? Había perdido la noción del tiempo al pensar en situación actual. La cicatriz en su abdomen era mucho más notoria que hace dos meses atrás y, las punzadas repentinas que sentía, dolían un poco.

              Pero no le diría a Eiji. No lo lastimaría.

              Tampoco le diría a Sing o Rita por ahora. Seguramente se lo llevarían por un tiempo y el quería estar junto a Eiji.

Mi Alma Siempre Estará Contigo | AshEijiWhere stories live. Discover now