Capítulo 12

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       —Sing, ¿que diría Eiji si te ve con ese cigarrillo? Recuerda que llega hoy.— Dijo la mujer abrazando la cintura del joven bajo las sábanas.

       —Es un cigarrillo eléctrico, Rita. Sabes que solo lo uso para jugar con las figuras de humo.— Cuando se sentía estresado, tomaba el cigarrillo eléctrico que compró a escondidas de Eiji y jugueteaba con los círculos que salían de su boca.

        Había estado investigando sobre la muerte de Ash desde que Eiji lo dejó en su hogar. El tomó un calmante para el dolor, tranquilizó sus sentidos y se dispuso a investigar. Sus contactos en las cabeceras chinas le entregaron todo lo que necesitaba saber del acontecimiento en tan solo una tarde: autopsias, cámaras y nombres de  testigos.

         Pero nada que explicara por qué apareció ante sus ojos. Alguien se encontraba con Eiji, ¿podría el japonés estar en peligro?

         —Eiji es tan adorable, como un conejito. No lo hagas enfadar, el debe concentrarse en su nueva relación.— Rita sintió al chino tensar sus músculos. —¿Acaso estás celoso?

          Sing no quería tener ni el más mínimo contacto con Rita de nuevo, ni ella quería tenerlo con el mencionado, pero los dos se habían juntado por una razón.

          —Claro que no.— Él volteó, dejando el cigarro a un lado y tomando la fina barbilla de la joven. —Solo tengo curiosidad de como es que sabes sobre la nueva pareja de Eiji. Nunca mencioné algo de eso.

           —¿Crees que no se por qué viniste?— Ella se acercó, desafiante. —Quieres saber que fue lo que vi el día en que trajiste el dinero, ¿no es así? Pues dejame recordarte que tu me llamaste drogadicta por ese fenómeno.

            —¿Tan desesperado me veo?

        ¿Desesperado? Por supuesto que lo estaba, un desconocido podría llegar a dañar a su amigo. Sing buscó todas las distintas variables en las que Ash podría haber logrado sobrevivir a su intento de homicidio por parte de su hermanastro, pero todos los caminos del laberinto lo llevaban a la misma salida: Ash murió.

         Cuando estaba al borde de colapsar, recordó a su ex novia, quien trabajaba en la investigación y comunicación con el otro lado. Hablar con ella podría hundirlo más en la locura, o tal vez lograría sacarlo a flote de una vez por todas.

           —Te diré lo que vi, solo si me haces un favor a cambio.— Rita se sentó en sus piernas, quedando cara a cara con el chino. Sing dudó por un minuto. Hacer tratos con esa mujer, era firmar un contrato con el mismísimo diablo.

          —Trato hecho. Ahora, dime lo que viste.

          —Un hombre con el cabello rubio, ojos tan verdes como el jade y una expresión que pedía ayuda a gritos te estaba acompañando.

           —Yo no lo vi...
 
           —Pues claro que no, idiota.— Rita bufó. —Cuando tu te largaste, hablamos de algunas cosas y luego se fue.

           —¿Sabes su nombre?— Preguntó Sing. ¿Que no era obvio?

          —Si quieres saber más, deberás cumplir con tu parte del trato.

          —¿Que es lo que quieres? Pide lo que sea.— El chico se acercó más a la joven, colocando un mechón de cabello detrás de su oreja. Rita rogaba a los dioses ayuda para que Sing aceptara.

           —Llevame con Ash.

           —Llevame con Ash

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Mi Alma Siempre Estará Contigo | AshEijiWhere stories live. Discover now