Capítulo 37

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— Eres de la legión, ¿cierto? —interrogó Marlo mientras apuntaba con su rifle a Liese con el apoyo de su compañera, Hitch.

La castaña no dijo nada, tan simplemente mantenía sus brazos alzados, como signo de que no contaba con algún arma para defenderse.

— Bien. No hagas ningún ruido. Ahora solo quedate quieta y haz lo que-

Las indicaciones del azabache quedaron suspendidas en el aire cunado de repente Mikasa y Levi bajaron velozmente desde su escondite en lo alto de un árbol, con agilidad se pusieron de pie detrás de Marlo y Hitch, colocando las navajas de su equipo contra su cuello.

Un semblante serio permaneció en el rostro de la Waas.

— Bien —habló Levi —ahora lentamente denle sus armas a la persona frente ustedes —ordenó el Ackerman sin titubear.

Liese sujeto los rifles por su cañón una vez le fuereron tendidos hacia ella.

— No hagan ningún ruido, ¿entendido? —instruyó ella mirando fijamente a los dos cadetes— nos quedaremos con sus uniformes y sus botas. Tranquilos, cambiaremos las botas.

Una vez inmovilizados de sus extremidades, Mikasa y Liese se encargaron de retirarles lo mencionado a Marlo y a Hitch, para que después Armin y Mikasa los vistieran.

— Todo está listo —anunció Mikasa a un lado del rubio.

— De momento la policía central militar debe seguir investigando la escena en Stohess. Vayan y traigan de vuelta cualquiera que parezca ser uno de ellos —informó Levi seriamente.

— Entendido.

— Cuando la policía militar expanda su búsqueda, es cuando actuaremos. Preparen los caballos y estén listos para partir en cualquier momento —continuó el ojiazul, llevando su vista al par de cadetes— Ahora... Marlo, Hitch, es su momento de brillar...

— Tú... —se atrevió a hablar la rubia, atrayendo la atención de todos los reunidos en el bosque— ¿Siquiera sabes lo que has hecho a Stohess? Gracias a ti cien civiles perdieron la vida —refutó Hitch al borde de la histeria.

— ¿Ah..? —Levi frunció su entrecejo

— No me importa si juegan a ser los chicos buenos aquí. Gracias a lo que hiciste, esas personas y familias están sufriendo, ¿entiendes? —insistió la rubia.

Liese dejó ir un suspiro y después se agacha a la altura de Hitch.

— Por supuesto que lo sabemos —comentó ella con desinterés.

— Ustedes conocen a Annie Leonhardt, ¿no es así? —interrogó Hitch con amargura— no sabía nada de ella pero ese día... Ella desapareció. ¡Es porque seguramente se convirtió en un regurgite de titán! ¡¿No es así?!

A estas alturas la castaña moría por ponerle algo en la boca para dejar de escuchar su voz.

— No, ella es el titán que se infiltró en las murallas —le aclaró Liese — y ahora fue capturada. Novatos cómo ustedes jamás sabrán estas cosas —agachó su mirada y después de manera pausada se reincorporó.

El rostro de Marlo y Hitch reflejó sorpresa pura.

— Tch, que desagradable. Somos como cualquier  otra persona en este oscuro mundo. Por supuesto, eso no incluye a los de la central —intervino Levi — en cuanto a ustedes, quédense aquí como buenos chicos —se dirigió al par — Los soltaremos cuando nos vayamos. Si no actuamos más rápido que ustedes al ir a reportar el incidente... Nuestros planes se vendrán abajo.

Una gota de sudor descendió por la sien de Marlo.

— ¡Capitán Levi! Yo no veo que ustedes sean los que están mal aquí. ¿De verdad esta la legión de reconocimiento involucrada en el asesinato de la corporación Reebs? —cuestionó el pelinegro ansioso.

espontáneo; Levi Ackerman [En Edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora