Capítulo 30

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—Y luego viví en tierras cañadas al mar por 2 años. Cumplí 12 años, y entré al escuadrón de entrenamiento —comenta Historia después de narrar toda su infancia. Ella abre ampliamente sus ojos, con sorpresa — y los conocí a todos ustedes.

Entonces, estábamos cerca de saber la terrible existencia que guarda la llave...

****

Teníamos que alejarnos un poco para poder experimentar con Eren, y justamente el chico había dejado su forma titán. Ahora se encontraba en una carroza, al cuidado de Hange, Mikasa y Armin. Mientras tanto yo veía como Levi conversaba con Historia.

Entonces lo decidí.

Caminé en busca de Luciel comenzaba a oscurecer. Tomé las riendas de mi yegua entre mis manos y la jale para que me siguiera.

—¿A dónde va Capitán Liese? —me interroga un compañero mientras se acerca a mi.

—Me pareció ver un punto de referencia...

—¿Un punto de referencia? —el chico achica sus ojos y me ve sin entender.

—Así es, saldré —le explique mientras dejaba de verlo y continuaba con mi acción.

—Usted no puede ir sola, comienza a oscurecer... será mejor que vayamos en grupo, Capitán podría ser peligroso y lo sabe —me sugiere el chico en un tono preocupado. Si, tenía razón, pero no me importaba.

—No —le digo fríamente— por eso iré yo, es peligroso y no quiero exponer a los demás.

—Entonces le diré al Capitán Levi —me informa. Yo dejo de caminar y aprieto con más fuerza las riendas de mi yegua.

—No es necesario, él ya lo sabe —mentí— volveré antes del amanecer o quizás antes.

No dije nada más, me monte en Luciel  y a gran velocidad me aleje de la base.

Tenía ganas de visitar ese lugar que alguna vez descubrí cuando era una niña. Solía escaparme de mi hogar y también sabía cómo dejar la muralla. Un día de esos fui bastante lejos, incluso llegué a creer que moriría porque en serio pensé que me había perdido.

Mi corazón comenzó a latir fuertemente en cuanto vi ese tronco torcido familiar para mí. Me había alejado algo considerable de la base, me llevaría sus minutos regresar, tal vez unas horas.
M

e bajé de Luciel y con emoción y lágrimas en los ojos caminé hacia ese lugar tan especial.
Pasé mis manos por encima de ese tronco viejo que aún se mantenía en buenas condiciones y una sonrisa se ilustró en mi rostro.

Asomé mi caes por el hueco que este tenía en su centro y... no me la creía.
Aún estaban las cosas que había dejado la última vez que hube venido.

Con las manos un poco temblorosas tomé mi primera arma blanca. Una navaja rusa, está le había pertenecido a mi padre, recuerdo habérsela robado un día que el había salido de junta con el consejo, pero eso no era lo único...
Parpadeé varias veces y literal sentí mi corazón en la garganta, era una fotografía... de lo que solía ser mi familia.

Mi padre... mi madre... mis hermanos... y yo. Estábamos en esa fotografía.
Acaricié la fotografía tenuemente mientras una sonrisa se asomaba en mi boca y una lágrima resbala por mi rostro. Había creído todo este tiempo que jamás volvería a ver una fotografía de mi familia. No obstant, me quedé completamente estática para cuando noté algo fuera de lo común. Había una colilla de cigarro justo enfrente de mis ojos.
Cuidadosamente la tomé entre mis manos y pase mi dedo índice por encima de este.

espontáneo; Levi Ackerman [En Edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora