Capítulo 18

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Levi y yo automáticamente nos volcamos a ver al dueño de la voz.

Erwin Smith.

El ojiazul y yo no separamos levemente, yo aclaré mi voz viendo sonrojada al comandante. Este tenía la boca entreabierta.

—¿Que ocurre, Erwin? —preguntó Levi indiferente mejorando su postura.

—Priska, ven acá —indicó Erwin.

Yo fruncí mi ceño con confusión. Una chica con la mirada gacha entró al comedor. Está poseía unos ojos almendrados y una cabellera rubia, hermosa.

—Priska comenzará como nuevo integrante de su escuadra —explicó Erwin con medía sonrisa. La chica elevó su rostro con el gesto un poco cohibido, dio unos cuantos pasos hacia nosotros. Está nos saludo, colocando su puño a la altura del corazón.

—Un honor permanecer en su escuadrón —miró la joven pausadamente a Levi. Yo le sonreí de lado analizando cada parte de su cuerpo.

—Bienvenida —espeté alegre.

—Espero que seas útil —acotó Levi imparcialmente. Priska asintió con su cabeza mirando a Levi aturdida.

—Lo seré.

—Bien, ya se han conocido. Me retiró —informó Erwin mientras se iba del comedor.

—¡No puedo creer que tenga enfrente, a mis ojos al Cabo Levi! —señaló la chica mirando con admiración al pelinegro de mi costado.

—Oye, deberías marcharte. No hay deberes que hacer —le indicó Levi fríamente a la rubia. La sonrisa de la joven se borró.

—Y-Yo... no tengo a donde ir —le replicó en un tono triste.

—No te preocupes Priska, tendrás compañeros que te apreciarán —le aseguré mientras le guiñaba un ojo. Está volcó a verme y me sonrió levemente— ¿gustas una taza de té?

Ella asintió suavemente. Me encaminé hacia la cocina del comedor para preparar el té. Levi entró detrás de mi.

—¿Por qué no dejaste que se fuera? —me interrogó gélidamente. Yo me elevé de hombros haciendo una mueca.

—Desconozco el por qué —admití comenzando a preparar el café.

—¿Acaso no te percataste en la forma que ella te ve?

El ojiazul se recargó contra la pared.

—Es nueva, seguro está nerviosa —le contesté sirviendo el té en las tazas.

—No lo creo —intervino Levi en un tono gruñón. Le tendí su taza de té, después salimos de la cocina mientras yo cargaba la taza de Priska.

—Cuidado, está caliente —le advertí entregándole su taza a Priska mientras la arrastraba sobre la mesa.

Tomé asiento a un frente de ella, mientras colocaba mi taza entre mis manos. Levi hizo lo mismo, a mi lado.

—Muchas gracias, Capitán —agradeció la rubia analizando el té.

—Anda ya, que no está envenenado —reí y ella me miró sin gracia. Yo enserié y entre mis manos estrujé fuertemente mi taza de té—En verdad que eres rara —comenté dándole un sorbo a mi bebida.

La chica guió su vista al suelo.

—Y-Yo... lo siento, es solo que... me es difícil socializar con los demás —explicó levemente nerviosa.

espontáneo; Levi Ackerman [En Edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora