Cap. 2

130K 9.4K 1.4K
                                    

2. ES TRABAJO.

UN MES DESPUÉS...

Me encontraba en la sala de espera de la enorme editorial Woodgeth en donde —suponía— debía encontrar trabajo como redactora de alguna columna, algunas reseñas, revistas... lo que fuera, estaba tan desesperada por conseguir empleo que realmente no me habría importado redactar el menú de la cafetería o la etiqueta de la información nutrimental en las latas de refresco. Seguir mis propios ideales me estaba costando más de lo esperado, mi licenciatura en literatura era lo que siempre había querido, pero encontrar un trabajo en el área era realmente difícil. 

Recuerdo que aquel día el cielo estaba repleto de nubes gordas y grisáceas, el frío era infernal en el exterior, las ventanas de la editorial comenzaron a empañarse y mientras las personas entraban y salían las ráfagas de viento me helaban el cuerpo, obligándome a frotar las manos para mantener el calor.

El piso de la sala era blanco, tan lustre que el simple hecho de estar pisándolo me hacía sentir vergüenza, aunque no parecía importarle demasiado a la madre del niño que corría con su máscara de Spiderman de un lado a otro comiendo chocolate. Las paredes eran completamente de cristal del lado de la ciudad y de concreto con un pulcro color blanco del lado en el que comenzaban las oficinas de la editorial, la mujer de la recepción respondía por el auricular de una manera automática e increíblemente veloz mientras fulminaba con la mirada a la madre del pequeño Spiderman.

Suspiré y dejé caer la cabeza sobre el hombro de Katy.

—Vamos Luce, puedes hacerlo —animó.

—Es tan fácil para ti decirlo, tú ya tienes un trabajo perfecto —señalé.

—Y tu tendrás el tuyo —aseguró Katy, mi mejor amiga. Estaba ahí tratando de darme apoyo moral.

—Todos siganme a la sala de juntas —ordenó una secretaria rubia.

Wendy leyó en internet que la editorial Woodgeth necesitaba editores y redactores, así que pensé que sería una buena oportunidad... bueno, era eso o trabajar en Izzy Pizza como repartidora y desde ya te digo que no es nada divertido cuando no sabes conducir una motocicleta.

—Por aquí —señaló la secretaria hacia un enorme, largo y pulcro pasillo—. Usaremos las escaleras, los elevadores están temporalmente fuera de servicio.

Escaleras, perfecto.

Durante el camino comencé a citar mentalmente todo el discurso sobre la persona preparada y capaz que, obviamente no era, pero que debía hacer notar, cuando sentí un leve retortijón en el estómago.

No puedes vomitar, Luce... no ahora.

—Hay no...—entré en pánico deteniéndome de golpe.

—¿Pasa algo? —preguntó la secretaria con exasperación deteniéndose en seco frente a las escaleras.

—Es que yo... yo... tengo que ir al baño.

Hizo una mueca y asintió.

Caminé por el piso buscando el baño, subí escaleras a la velocidad de la luz, le pregunte a tres guardias de seguridad pero cada uno me daba ubicaciones diferentes, así que cuando encontré una puerta semi-abierta en un pasillo donde solo había puertas cerradas no lo pensé dos veces antes de entrar con el propósito de ir a hacer mis cosas como Dios manda, pero ¿Qué me encontré? Una pareja manoseándose sobre el escritorio de una oficina con total libertad.

—¡Dios! —exclamé.

Traté de salir de inmediato pero el escritorio estaba demasiado cerca de la puerta. Debido a la sorpresa la chica rubia empujó la puerta como una especie de acto reflejo, gritó, golpeó la puerta y me llamó ¨Pervertida¨  Sin embargo mi mano había quedado atrapada entre el marco de la puerta, la puerta en si y la mano fuerte de una chica sexualmente frustrada.

 —¡Santa mie...!

—Estás haciéndole daño —advirtió una voz ligeramente familiar— ¿Estás bien? —preguntó después de abrir la puerta y regresarme la circulación.

—No fue mi intención —se disculpó la chica sin un ápice de remordimiento.

Lo miré. Era el mismo hombre que había llamado a la policía en la fiesta de Wen, el vecino de ojos exóticos que ya conocía gran parte del historial clínico de mi hermana.

—¿Qué si...?¡¿Qué?!¡No, no estoy bien! ¿Quién demonios...? ¿Tú? ¡Argh!

—¿Eres mentalmente capaz de terminar una oración? —preguntó repentinamente molesto.

Bueno, la verdad es que no esperaba otra actitud, había arruinado su fajada rápida y eso, seguro como el infierno, que frustraba a cualquiera. Pero yo tenía una mano herida así que supongo que mi actitud también estaba más que justificada.

Lo fulminé con la mirada. —¿Eres mentalmente capaz de limitarte no follar en la oficina?

La secretaria rubia suspiró con exageración cubriéndose la boca con la mano.

Sonrió de lado manteniedo la mirada molesta. —Mi vida sexual no te concierne en lo absoluto.

—Mis deficiencias mentales tampoco te conciernen —Bien hecho Luce, ahora veo porque no eres abogada.

Arqueó las cejas con apatrente indiferencia y se volvió hacia la rubia.

—Es hora de trabajar.

La rubia asintió y se marchó sin más.

Él me miró con esos extraños ojos grizulados completamente intimidantes. Su mirada imponente me hizo encoger en mi sitio pero logré juntar fuerzas de flaqueza para erguirme y dar media vuelta antes de que él me lo ordenara.

________________________________

N/A: Hola :3 Es la cosa más corta que he escrito pero espero que les haya gustado... ¿les gustó? Si lo odian también me gustaría saberlo..

Gracias por leer esto :3

=] Alex

Reina del Desastre (LR #1) *DISPONIBLE EN LIBRERÍAS*Where stories live. Discover now