Reina del Desastre (LR #1) *DISPONIBLE EN LIBRERÍAS*

Cap. 56

56.

—Lo siento —se disculpó la mujer de la taquilla de boletos de avión—. Puedo conseguirle un vuelo en dos días para Canadá.

—¿Dos días?

—Es el más próximo.

Liam negó con la cabeza. —Gracias.

—Mírale el lado bueno —sugerí cuando se giró hacia mi.

—¿Hay un lado bueno? —preguntó ligeramente molesto.

—Tienes el resto del día libre.

—Dos días libres —corrigió la mujer de la taquilla.

—Muchas gracias —le respondí con sarcasmo.

—Por supuesto que no, tu y yo vamos a llegar a Canadá el Lunes.

—¿Puedo preguntar como se supone que sucederá?

Liam me ignoró y giró hacia la mujer de la taquilla. —Dos boletos a Minnesota.

—En seguida.

—¿Qué?

—Nos vamos —dijo tomando los boletos mientras firmaba.

—No —me crucé de brazos— ¿Tú novia sabe esto?

Sonrió de lado. —No te preocupes, cuando lleguemos a Minnesota me encargaré de decirle que la loca de las ediciones casi nos hace ir a la cárcel y perder una de las entrevistas más importantes para la editorial.

Lo miré mal. —Fue un placer.

—Eso veo.

—Sabes, no tenías que ir a "ayudarme" con el vago, lo estaba manejando perfectamente antes de que llegaras....

—Si, eso noté cuando casi le rompes la nariz.

—¿Y qué? Si te hubieras ido, ahora mismo estarías camino a Canadá. No es mi culpa que seas un enfermo controlador...

—¿Y dejarte volver sola? Por supuesto.

—Soy perfectamente capaz de viajar sola.

—Pues no lo sé, estrellaste mi auto.

—¡Yo te dije que giraras a la derecha!

—No habría girado a la izquierda si no te hubieras abalanzado sobre el volante.

—Si hubieras tomado el atajo no me habría abalanzado sobre el maldito volante.

—¿Enserio? Pues si no hubieras olvidado las reseñas y los pantalones no abríamos tenido que salir...

Abrí los brazos al cielo. —¡Nadie me dijo que tenía que usar pantalón!

—Ustedes no aprenden —gruñó el policía plantándose frente a nosotros con las esposas en mano.

Sonreí.

—Esto cuenta como "alteración al orden público" —aclaró.

Miré a mi alrededor, las personas que hacían fila nos miraban ceñudos, algunos muy entretenidos y otros seguían dormidos en las sillas de las filas.

—El empezó.

—No me importa quien empezó —reprendió con el mismo tono mandón y autoritario que usaba mamá cuando Tom, Wendy y yo peleábamos.

—La verdad es que era una obra... para... la... caridad... de los niños huérfanos.

Si no me crecía la nariz como a pinocho el karma me las iba a cobrar completas... como siempre.

Liam me miró como si de pronto me hubiera crecido un tercer brazo en la cabeza.

—¿A sí? —preguntó el oficial repentinamente interesado.

—Sip, se llama "El idiota de mi jefe que giró a la izquierda" es un éxito, ya hasta la quieren llevar a la pantalla grande.

—¿En serio? Creí que se llamaba "La loca editora de los modales del mono" —respondió Liam junto a mi.

Chasqueé la lengua. —No Liamy, recuerda que el subtitulo es "El enfermo controlador que creía que la tinta de su pluma fuente era el pilar de su estabilidad emocional" con el tema de: "la vida de un empresario preartritico"

Más claro ni el agua.

Negó con la cabeza. —Yo creí que era "La histérica que creía que la violencia era la respuesta"

Resoplé. —Claro, lo dice el que golpeó a John solo porque quería llévame a mi casa.

—Eso es diferente.

—¿Cuál es la diferencia? Yo golpeé a un vago, tu golpeaste a un reportero, te duele admitirlo pero en el fondo eres como yo...

—Ya fue suficiente. Tomen sus boletos y márchense antes de que cambie de opinión.

Fulminé a Liam con la mirada.

—Gracias poli.

—Salúdame al Capitán.

—Claro.

Claro que no, ni siquiera me hablaba todavía... ni él, ni mamá, ni Wen.

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El avión era enorme, en realidad nunca había viajado en avión, así que todo me parecía enorme, aun que los asientos en primera clase eran alucinantes, mi anhelo estaba con la clase media, con gente como yo, con gente que no vestía vestidos elegantes para viajar, me sentí pobre en mis jeans gastados, mis botas y mi chaqueta de piel café canela.

Quería meterme en un agujerito en algún asiento.

Sentí que alguien me empujó ligeramente cuando caminábamos por el pasillo dirigiéndonos a nuestros asientos. Giré un poco la cabeza y me encontré con el vago.

¡Tenía reservado un vuelo en primera clase!

Bien, pues ya no me sorprendía.

Iba a ignorarlo, ya había tenido suficiente de él por un día.

Lo empujé ligeramente con el hombro.

Que el plan fuera ignorarlo no significaba que no iba a regresarle el empujón.

Se inclinó ligeramente hacia mi lado empujándome del hombro con su hombro.

Lo empuje ligeramente con el mio.

Él subió la intensidad del golpesito mientras luchaba por abrirse paso por el pasillo a la par mía.

Dos personas alineadas a la vez no cabían en el pasillo, quiero decir, era primera clase pero no hay que exagerar. Los pasillos estaban hechos para darle el pase a una persona o en su defecto a una gran fila de ellos.

Subí la intensidad del pequeño empujón.

Me empujó con más fuerza.

Suficiente.

Lo empujé con más fuerza y él me devolvía cada empujón con más fuerza hasta que comenzamos a golpearnos.como luchadores de zumo en el pasillo y Liam tuvo que interceder.

—Ya basta —ordenó cuando logró separarnos.

—¡Tiene un vuelo en primera clase! —lo señalé— Te dije que no era pobre.

—Luce, siéntate —ordenó con una calma preocupante.

Extrañamente funcionó. Fulminé al vago con la mirada y caminé hacia el asiento 22.

—Es una suerte, seremos compañeros de vuelo —anunció el vago sentándose en el asiento junto a mi pero de la fila de al lado que nos separaba por el pasillo, algo así:

*||*

*Asiento de Luce

*Asiento de Don vago.

Ese sin duda iba a ser un laaargo viaje a Minnesota.

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*Alex