Cap. 50

56.3K 5.7K 1.1K
                                    

50. ADN Y RH.

Miré mi antebrazo y me concentré en el trabajo que el Dr. Kent hacía para salvar la vida de mi hermana. Pero miré la jeringa aproximarse y me giré, enseguida un pinchazo me recorrió el brazo para abrir paso a mi sangre a través de la cánula.

—¿No te gusta la sangre? —preguntó Kent.

—No cuando es mía.

Rió leve. —A nadie le gusta ver su sangre.

La cánula se llenó de mi sangre transportándola de inmediato hacía una pequeña bolsa transparente que contenía los datos de Katy.

—¿Hace cuanto conoces a Wen?

El Dr. Kent guardó silencio un par de minutos antes de responder:

—Hace tres años... pocos meses después de Juan.

—¿Ella sabe lo que sientes?

Me miró y negó con la cabeza.

—No se lo voy a decir... ni siquiera me quiere ver cerca.

Pues ella se lo perdía porque la verdad es que el medico no estaba nada mal. (^.^)

—¿Por qué no la ayudaste?

Lo miré con una mezcla de enfado e incredulidad.

—¿Por qué todo el mundo pregunta eso? Ella me corrió del departamento dos veces... y gracias a la ultima me quebré la mano.

—¿De que estás hablando? Ella te pidió que volvieras...

—¡¿Eso dijo?!

El Dr. Kent me miró con cuidado y asintió levemente.

Suspiré y dejé caer la cabeza.

—Por eso el capitán está molesto. Yo no me fui, cuando volví (después de la primera vez que papá me echó) Wen se enteró de que estaba embarazada y me... me echó de nuevo.

No tenía que decirle que me había zampado la mano en la cara.

—Pues... eso no fue lo que ella dijo.

Rodé los ojos. —Por supuesto que no.

Silencio.

—¿Y tú? ¿Por qué no se lo dices?

Kent negó con la cabeza. —Está con Juan.

—Juan es un idiota, sería lo mismo si saliera con un mono. Uno podría ponerle los calcetines de Juan al mono y no notar el pequeño ápice de diferencia.

Rió leve. —Pues ella lo quiere...

—Ella yo lo quiere.

Ay no.

Si me pagaran por abrir la boca en los momentos menos oportunos ya tendría mi propio planeta con cuatro satélites de cada lado.

Me miró. —¿Qué?

—Nada.

—¿Qué sabes...?

—Auh, cuidado con eso Kent.

—Lo siento —retiró la jeringa y colocó el algodón en el pliegue de mi antebrazo mientras sostenía mi mano vuelta un puño contra mi hombro— ¿Dices que ella... no quiere a Juan?

Suspiré internamente y comencé a guisar mi lengua en sopa de lengua dentro de mi subconsciente.

—Sip.

—¿Entonces por qué....? ¿Es por el dinero?

—No.. ¡No! Wen puede ser una idiota con E de estúpida pero no es una interesada.

Reina del Desastre (LR #1) *DISPONIBLE EN LIBRERÍAS*Where stories live. Discover now