Buenos días

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Normalmente despertar de una noche de luna llena era realmente incomodo y una condena a sentirse enfermo durante todo el día y parte de la siguiente noche, a eso sumado el dolor de sus músculos y huesos por el esfuerzo inhumano por cambiar de posición tan radicalmente. Esta fue diferente, al abrir los ojos se encontro con una mirada plateada viendole con auténtica burla. El sangre pura estaba tranquilamente sentando sobre una piedra, vestido con sus elegantes túnicas, aunque noto que la que llevaba era más holgada y menos ostentosa, probablemente para mayor comodidad.

-Buenos días bello durmiente- le saludo- creí que tendría que arrastrarte de regreso a la casa- bromea el rubio.

Remus suspira mientras se endereza con pereza, quejándose por el leve dolor de su cuerpo, realmente era diferente, ya no se sentía cómo si una ola de ira lo arrastrara como muñeco de trapo causando estragos en su cuerpo ni como si estuviese rindiendole cuentas a su instinto animal por nunca dejarlo salir. Si bien no estaba al 100 ya que el cambio siempre es doloroso, la poción más el control ganado hace poco mejoró garrafalmente la experiencia de despertar después de la luna llena.

Lucius se cubrió los ojos a modo de broma mientras le extendía un poco de ropa doblada, payaso, como si no lo hubiera visto desnudo la noche anterior, solo pudo reír levemente mientras se vestía con las prendas que había preparado la noche anterior para esa situación. Cuando la ropa estuvo en su lugar tomó la muñeca del otro licantropo, de un fluido movimiento quitarla de su rostro y levantarlo de su asiento para plantar un suave beso entre los dos, nada más allá que unir sus labios en un dulce gesto mañanero. Al separarse sonrió.

-Buenos días- saludo.

-En bueno ver que amaneciste de buen humor- le respondió enrollado sus brazos alrededor de su cuello, cortando la distancia entre los dos- pero a mí no me va a durar el buen humor mañanero si no desayunamos algo pronto- prosiguió mientras se alejaba unos centímetros del otro para tomarlo del brazo y empezar a guiarlo de regreso a la casa, Remus no podía evitar reír por lo bien ordenadas que tenía sus prioridades su pareja.

-¿Donde están Draco y Harry?

-Después de que Potter hiciera todo un drama por despertar desnudo y adolorido a más no poder, Draco lo ha llevado dentro para que coma algo, ¿o debería decir arrastrado?

-Es su primera luna llena- le respondió dulcemente en un intento por convencerlo de suavizar su trato Harry.

-¿Y? Draco tenía 4 años y fue menos llorón.

Y a eso no tenía respuesta.

-¿Que tal Severus y Sirius? Cayeron dormidos en sus formas animagas.

-Black cargo a Severus hasta la casa debido a que se quedó en su forma de serval y se negaba a despertarse.

Imaginarse a Sirius cargando a un gato tan grande como lo era Severus en su forma de serval era un poco divertido de pensar, ya que el felino no dejaba que nadie tocase su pelaje. Iba a preguntar por Rabastan y Barty, pero la pregunta sobró cuando llegaron a la casa y al entrar pudo observar a un Rabastan prácticamente dormido en el hombro de Barty, quien sonría a pesar del tremendo rasguño de su brazo, ambos sentandos en la mesa junto con ambos cachorros.

-¡Moony! -saludo Sirius desde el sillón, a su lado estaba hecho ovillo el serval negro que se limitó a entre abrir uno de sus ojos para confirmar la presencia de ambos licantropos faltantes, unos segundos fueron suficientes y cerró el ojo de nuevo, dispuesto a ignorarlos.

Remus le devolvió el saludo ante de dirigirse a Harry, quien si no estrellaba su cabeza contra la mesa era por la taza de humeante té que tenía entre las manos y posiblemente el temor a la reprienda del menor de los Malfoy.

-¿Cómo estás? -le pregunto acarisiando aquel cabello negro revoltoso.

-Me han lanzado dos Avadas y ninguno se ah sentido peor que esto.

Draco rodo los ojos farfullando que el otro era un exagerado de lo peor, pero puso buena cara cuando la mano de Remus también fue a acariciarle el cabello a modo de saludo. Remus se dirigía a la cocina para intentar cocinar algo pero fue detenido por Draco.

-Papá le pidió a los elfos que cocinaran el desayuno en lo que él te iba a buscar- explicó- pronto debe estar listo.

De repente Remus entendio la prisa del rubio mayor por volver, le volteó a ver pero sólo pudo observar como se sentaba a un lado de su cachorro totalmente imperturbable, suspiro algo divertido y se sentó del otro lado.
En menos de 2 minutos la comida empezó a aparecer en la mesa, Sirius procedió a despertar a Severus, aún si este se negaba no tuvo oportunidad de seguir con su sueño cuando fue levantado de su puesto de golpe y puesto en la silla. El serval bufo ofendido y lentamente cambió hasta quedar como un humano, vistiendo de negro. Aún así tuvo que parpadear varias veces para que sus ojos abandonaran aquel color dorado y se volvieran a la normalidad.

Igual Black no se salvo de un empujón como castigo cuando intento abrazar al pocionista.

Barty pico varias veces la nariz de Rabastan con una salchicha para persuadirlo a comer algo, cosa que era obvio que logró cuando las mandíbulas de aquel lobo se cerraron sobre el alimento sin demora, así enderezandose para poder comer correctamente.

-Come algo Potter- indicó Draco mientras se servia un amplio desayuno, lo único que no cambiaba como lobo y como humano era el tamaño de su estómago y hambre voraz.

-No tengo hambre, tengo sueño- corrigió Harry mientras parecía hacer in esfuerzo sobrehumano para tomar un sorbo de la infusión caliente de hiervas.

-Deberías comer algo, si no te sentirás peor después- trato de convencer Remus.

-El cambio requiere mucha energía y tienes que reponerla- continuo Sirius, buscando apoyo en el posiconista que tomaba café tranquilamente, Severus noto la mirada sobre su persona e hizo una leve seña de asentimiento.

Harry vio a Remus y a Sirius antes de estirar al brazo para poder servirse una porción de aquel desayuno, aunque mientras comía no pudo evitar mirar el plato tan lleno se Malfoy y como este no demoraba nada en acabarlo, claro, sin perder los modales. Misma historia con Remus, que miraba al patriarca comer más que de costumbre y con ciertamente más hambre y predisposición a otros platillos.

En el momento en que los lobos estuvieron saciados, Harry pudo finalmente recostarse a descansar, y si Draco se mordió la lengua para decir algo fue porque el también estaba cansado, nunca había jugado tanto en luna llena. Así que no tardo en quedarse dormido también sobre el hombro de su padre.



Lo siento si es muy corto, espero que les haya gustado.

Aullidos a la lunaWhere stories live. Discover now