Inicia El Caos

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Harry había expulsado de los mortífagos de Hogwarts, (menos a Barty y a Rabastan, uno se había escondido y sólo sabra Merlín donde está mientras Rabastan se quedo por Neville) recuperando el control del lugar, la voz de Voldemort se escucho en la mente de cada uno, erizando a Draco. Blaise se tenso, era obvio que esa voz protagonizaba más de una de sus pesadillas. Theodore se congeló, sin reaccionar, más Draco podía oler su nerviosismo, pero el aroma más fuerte venía de Pansy, quien estaba temblando tapándose los oídos, justo cuando Draco iba a tratar de calmarla, fue cuando la chica ya no soporto el terror y la presión que esa oscura y venenosa voz sonaba.

-¡Ahi está! ¡Sujetenlo! -grito Pansy. Obviamente nadie hizo nada, Potter era su única salvación cómo para andarlo entregando en bandeja de oro.

-Pansy- susurro Theo tomando a la chica del brazo, que aun temblaba- basta.

-Señor Filnch, escolte a los Slytherin....a las mazmorras.

Los Slytherin se retiraron, corriendo a su sala común mientras el resto de alumnos iban de arriba abajo tomando lugares de guerra, los lugares que probablemente serían su puesto de muerte, muchos Slytherin agradecían no luchar, verían a sus padres morir o matar a sus compañeros, no podrían luchar contra sus padres ni aunque quisieran. Draco se posó a la altura de Blaise, Pansy y Theo.

-Vayan a la sala común, ponganse asalvo, yo tengo que recuperar mi varita- les indico mientras veía por donde podría irse, Theodore asintió mientras llevaba abrazada a Pansy al la sala común.
Draco apenas avanzó unos pasillos cuando sintió una mano en su hombro, sorprendiendose al ver a Blaise.

-Voy contigo- anunció con seguridad en la voz.

-Blaise, por favor, ve  a la sala común con Theodore y Pansy- pidió Draco, no quería perderlo.

-No es una sugerencia, Draco, voy contigo, necesitarás quién te cubra la espalda.

Draco vio por unos segundo a los oscuros ojos de Blaise, sólo para suspirar con una sonrisa y asentir, almenos no iría sólo. Sólo Merlín sabra donde estaba su tío Barty, de manera que su único aliado en el momento era Blaise.

Prácticamente corrían por lo pasillos, escondiéndose de los alumnos y profesores, cuando alguien más les tapó el camino, Draco y Blaise intercambiaron miradas: Gregory Goyle.

-¡Draco! ¡Vamos por el inepto de Potter y su pandilla!

Era justo lo que necesitaba pero no para ajustar cuentas, se la pensó, podría tomar a Goyle sólo para hacer bulto y así recuperar su varita más fácil. Corrieron por todo Hogwarts, el aroma de Potter era tenue y había demasiados ruidos cómo para escuchar su voz, haciendo que su persecución fuera mas complicada, hubieran perdido el rastro de no ser por lo bien que Draco conocía aquel casero aroma, y sobre todo el patrón de comportamiento de Potter.

Lo siguieron a la sala de Menesteres, mendiga sala, ¿todo lo malo de tenía que venir de esa sala? Se adentro, estaba ahí, totalmente sólo parado frente a otra montaña de cosas polvorientas, viendo esa tediosa corona de Rowena Ravenclaw, la vio mientras reparaba el armario y su tío bromeó un poco con ella antes de guardarla en la elegante caja que tenía ahora, sólo necesitaba la varita, ya, la conseguía y se iban, simple ¿verdad?

-Potter- llamo con la varita alzada, al igual que Blaise y Goyle, teniendo al instante la atención del aludido- tienes algo que me pertenece- "que tomaste por error pero igual" agregó mentalmente.

-¿Que tiene de malo esa que tienes? -le respondió sin moverse, Draco olio discretamente el aire, estaba nervioso ¿de verdad creía que lo iba a atacar?

-Es de mi madre, es poderosa, si, pero no es lo mismo, no termina de....entenderme ¿comprendes?- "¡Mi madre esta desprotegida Potter! ¡Carajo! ¡Solo dame mi varita y te dejo en paz!" gritaba internamente Draco.

-¿Por qué no se lo dijiste? -Draco quería gruñir, el solo quería su varita y el imbecil de Potter actuaba cómo si lo fuera a morder, de igual manera le miró, queriéndo una explicación de su pregunta- a Bellatrix, sabias que era yo ¿por qué no se lo dijiste?

¡QUE NO ERA TIEMPO PARA ESO, CARAJO! ¡Algo tan simple cómo darle su varita y se termina la interrupción! ¿por qué Potter tenía que ser tan idiota?

-Vamos Draco, no seas un cobarde, hazlo, matalo- se susurró Goyle, pero en respuesta recibió un gruñido que le hizo pegar un pequeño salto y callarse.

Escucho algo, ladeo la cabeza hacia su hombro, un aroma, para cuando se dio cuenta, ya era tarde.

-¡EXPELLIARMUS!- grito Hermione, Draco lo logró esquivar por muy poco, empujando para atrás a Blaise y Goyle

-¡¡AVADA KEDAVRA!! -contra atacó Goyle, Draco gruñó ante el hechizo, pero Granger logró contraatacar el hechizo, para alivio de todos menos de Goyle, Draco tomó a Blaise del brazo y ambos echaron a correr mientras sorteaban hechizos lanzados por Weasley, quien los perseguía, y devueltos por Goyle.

Goyle jamás había sido audaz, sólo era un gigante en bruto que después se arrepentía de sus obras, y ahora era tal vez la peor decisión qué había tomado jamás. Draco se paro de golpe al ver la gigante llama que salía de la varita de su compañero, sus ojos automáticamente se tornaron azules, el fuego siempre significaba problemas y activaba su instinto de supervivencia, que Goyle siguiera invocando fuego maldito con su varita sólo lo hacía sentir más miedo. El inepto de Goyle los estaba acorralando, no controlaba el fuego maldito, la forma de un dragón les rugio, congelando a ambos y alertando a Draco, quien jaló a Blaise del hombre cuando una de las flama llamas amenazó con quemarlo. Estaban rodeados, no había manera de salir, cómo último recurso para escapar de las llamas escalaron la montaña de muebles y cosas viejas mientras se el fuego se comia todo camino de regreso o salida. Subían con el crepitar en sus oídos, las garras en los dedos de Draco le daban mayor agarre para no resbalar. No todos tenían esa ventaja. Goyle se sujeto de una silla, la cuál no resistió su peso y cayó, tirando a ambos. Draco y Blaise vieron en cámara lenta cómo su compañero caía directamente hacia el fuego maldito que el mismo había invocado y le consumia al instante, sin dejar tiempo a un grito o siquiera un quejido, en cuanto Goyle tocó el fuego, este lo redujo a algo más pequeño que cenizas, la imagen de la silueta de él Slytherin desapareciendo en el fuego ahora estaba grabada en la memoria de ambos. El calor de fuego acercándose fue lo que los hizo reaccionar, subiendo cada vez más, hasta que ya sólo estaban en una mesa. Blaise se resbaló de su agarre, cayendo igual que Goyle, pero Draco esta vez fue más rápido y alcanzó a atrapar a su amigo de brazo, dejando su agarre en una mano con garras que dejaba marcas en la mesa de madera oscura. Sosteniendo a ambos con el calor de cerca y la idea de morir le estaban haciendo menguar, soltó un rugido que, al igual que en la vez del baño, tenía la intención de llamar a su manada, la esperanza y la necesidad de ayuda pronta, no quería morir ni dejaría morir a Blaise, que se sujetaba fuerte de su brazo.
Por el rabillo del ojo vio a Potter acercarse en una escoba, mejor que nada.
Weasley pasó por debajo de Draco tomando a Blaise de la mano y ayudándolo a subir a la escoba, permitiendo a Draco usar sus dos manos para impulsarse hacia arriba y alcanzar la mano que Potter le tendía. Logrando subirse en la escoba, jamás se sintió tan malditamente feliz por la innecesaria nobleza de un Gryffindor cómo ahora. A toda la velocidad que la escoba permitía salieron de la sala de Menesteres con una explosión.
Draco logra levantarse sobre sus rodillas y ver a Blaise, quien le asintió, en seña de estar bien. Algo aturdido reguló su respiración, que se había vuelto pesada y profunda, sus colmillos que se asomaban por su boca sólo hacia más evidente. Con trabajo se levantó y ayudó a Blaise, bien, un chequeo rápido: Cara-rajada, vivo, Comadreja, vivo, y Granger, viva. Se permitió respirar, pero ahora tenía que retirarse, se dieron la vuelta para irse cuando Draco sintió una mano en su hombro.

Aullidos a la lunaWhere stories live. Discover now