Aullidos a la luna

Realidad De Barty

Barty se paseaba por todo Hogwarts después de otra exitosa luna llena, Lupin se había enexado al ritual, mantenía a Lucius distraído con cosas licanas, no le afectaba, Black no dejaba respirar en paz de Sev, siempre ahí, más de una vez armó un escape para su amigo cuando Black lo arrinconaba, seguro para besarse, nop, si algo era más divertido que molestar a Lucius con la pulga, eso era irritar a Black. Ahora caminaba como Juanito por su casa, sabía a dónde iría, a pesar de la reprienda de Severus y Lucius sobre caminar abiertamente por el lugar, lo último que le importaba era ser descubrierto, ahora tenía hambre, el estómago manda y el resto al demonio (Exeptuando a la pulga, claro)
Estaba felizmente arrasando con la cocina cuando escucho a otras personas entrar, ah no, el llegó primero, es su comida, que se consigan la suya. Así que tomando los panquesitos de calabaza se escondió debajo de una mesa, los costales de harina lo cubrían por completo.

-¿Entiendes que hay que hacer?

-Si, tomar el lugar de Ojoloco, inscribir al mocoso de Potter al torneo de los tres magos, transformar la copa en un traslador qué lo lleve directo al señor.

Que plan mas complicado para robar comida de la cocina.
Un momento, ¿señor? ¿Que señor? Estaba pensando en eso cuando el tatuaje en su brazo le empezó a picar, aun pensando se rasco, ahora se veía más fuerte, mmm, que raro. Sonaba importante, agh, no podía concentrarse por la comezón en su brazo. Que va, ya se acordaría.

Salió de su escondite cuando todos se fueron, ¿debería decirle a Severus lo que escucho?.....nah, su comida estaba asalvo, el también.

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Barty estaba en la mansión Malfoy, junto con la pulga y Luc, sentando en uno de los sillónes entreteniendose con un Doxy que cazo cómo puma, no dejaba al animal irse, mientras torturaba a la pobre criatura que de inocente no tenía nada, escuchaba a la pulga contarle a Lucius sobre cómo Potter había sido seleccionado para el torneo de los tres magos.

-¡No durará ni diez minutos! -exclamó entre la risa y la incredulidad

-¡Ja! No durará ni 5, Dragón- se burló Lucius removiendose en su asiento.

-¡Y luego el profesor Ojoloco! Algo en el me pone nervioso.

Un momento, eso sonaba familiar.

-¿Tendrá algo que ver su ojo?

-No, es algo en su aroma, huele....diferente, como una poción.

Barty empezó a hacer memoria, ¿Poción? ¿Ojo? ¿Sustituir? ¿Torneo? ¿Potter? ¿Hotel? Trivago. Mmmmmm, sospechoso. También escuchaba a Severus quejarse de que le empezaban a faltar ingredientes, los necesarios para hacer multijugos, que coincidencia más rara ¿para que alguien querría multijugos? Esa mierda sabe y huele horrible.

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Barty estaba siguiendo al Ojoloco, o al impostor, la pulga no dejaba de quejarse sobre lo incomodo que ese profesor lo ponía, ya empezaba a sospechar. La pulga podría ser realmente quejumbrosa pero si algo sabia, es que si se quejaba de ello más de tres veces, era que en serio iba mal, pues cuando era algo de poca relevancia, a la segunda ya se resignaba. Que siguiera con lo mismo y que eso lo llevara a tener un desliz de control significaba que la cosa iba en serio.

Lo siguió hasta su despacho, donde con ojos abiertos cómo platos vio como Ojoloco cambiaba poco a poco hasta convertirse en nadie menos que Rabastan Lestrange. ¡Pero que buena! ¡Hace años que no veía al tío! Creyó que se había quedado en Azkaban.