¿Quien Morirá Después?

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Narcissa lloraba con el cadáver de su hermana Bellatrix en brazos, aún cuando la mayor estaba más loca que una cabra, camello, carnero y llama juntos, aún la amaba, eran hermanas. Bellatrix siempre se burlaba del sensible corazón de Narcissa, que la hiso llorar cuando su hermana fue desheredada y que ahora la hacía llorar con su cadáver en brazos. Si a Bellatrix le preguntaban si se arrepentía, diría que no y lo volvería a hacer, proteger a la pequeña Cissi, era su hermanita y ella cómo hermana mayor tenía que estar para protegerla, falló miserablemente con Andromeda, pero no con Narcissa. El hechizo de Molly por poco da contra la menor de las Black cuando esta luchaba con la mayor por proteger a su hija, Narcissa estaba de espaldas, incapaz de advertir el hechizo, Bellatrix no concederá perder otra hermana, así que en el calor del momento tomó su desicion. Abrazando a Narcissa desde atrás, la cubrió con su cuerpo y así entregó su vida en su lugar, amara con locura al lord pero no podía fallarle a Cissi. Narcissa alzo la cabeza cuando alguien tomó su hombro: Nymphadora Tonks, su sobrina, quien se agachó junto a ella y le abrazo, si bien tía y sobrina no se conocían, no se despreciaban, Andromeda siempre le hablo de sus hermanas a su hija con tanto cariño, remarcando el corazón de oro que poseía Narcissa. La incitó a levantarse bajó la promesa de regresar por el cuerpo para hacerle un funeral. No era tiempo para acostarse a llorar, ya habría más adelante.

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Sirius corría en su forma de Canuto, había detectado el aroma de Severus, lo tenía y lo estaba siguiendo, pero cuanto mas se acercaba menos le gustaba lo que olía: sangre. Estaba herido, el aroma era fuerte, no eran una gotita, era gran cantidad de sangre, estaba en riesgo, podía también oler miedo, ira y dolor, esas 3 emociones combinadas con sangre no presagiaban nada bien. Ni siquiera sabía dónde estaba, ni cómo se entraba, no era relevante, sólo era relevante su busqueda. Sus ojos se abrieron y sus orejas se echaron para atrás, sentía el corazón latirle en los oidos: Severus estaba frente a el en un charco de sangre que provenía de su cuello. Sin perder tiempo regresó a su forma humana para correr a donde el, había tomado clases con Minerva de manera que tenía topa.

-¡Severus! -llamó incandose a su lado- ¡Severus! ¡Por favor! ¡Reacciona! ¡Vamos a salir de esta!

-Gri...tando....como....ban..shee histérica....no lo...vamos a hacer- respondió entre cortadamente mientras Black intentaba con todos los hechizos de sanación que conocía.

-¡Creo que ahora si puedo ponerme histérico! -se defendió débilmente mientra veía cómo los hechizos apenas y hacían efecto. No, ni podía perderlo ¡no ahora! Había sido un imbecil, un idiota y otra larga lista de insultos a su coeficiente intelectual más, había desperdiciado tanto tiempo en una estúpida rivalidad que no llevaría a ningún lado que tarde se dio cuenta cuanto quería al posionista, sin importar su casa o su carácter, simplemente le amaba. No, ¡no podía morir! Estaba intentando de todo, la lenta y pesada respiración del ex-Slytherin no hacía más que presionarlo para que se diera prisa o lo perdería, una cuenta regresiva a la cual no estaba dispuesto a perder. Al fin la sangre dejó de fluir en gran parte, subió la mirada al rostro del posionista, sólo para ver que este sonreía débilmente.

-Es...veneno....Black....debería haberme matado hace ya mucho....

-¿¡Y cómo sigues vivo?! -quizo saber al ver que poco a poco los hechizos tomaban más fuerza.

-Tomé u...na...muestra....del....veneno...e....hice....el...contracuerpo.....hay mas...en mis...aposentos

Sirius sintió que el alma le regresaba al cuerpo al oir lo último, podría salvarse, sin siquiera pensarsela, arranco un pedazo de tela de su tunica y la enrrollo con suficiente presión en el cuello de Snape para que  pudiera respirar y al mismo tiempo no se desangrara. Sabía dónde estaban sus aposentos y cómo entrar ¿como lo sabía? Ese secreto se lo llevaba a la tumba.

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Harry no podía con la culpa, muchos habían muerto por su culpa, por su causa, el los había convencido de luchar y ahora pagaba el precio. La siseante voz de Voldemort sólo dijo la verdad, mandó a otros a librar sys batallas, era el único responsable de las innumerables muertes. ¿Quien Morirá Después? ¿Colin? ¿Tonks? ¿Su padrino? ¿Remus? ¿Los gemelos? No estaba dispuesto a descubrírlo ni a obligarlos a saberlo.

El trato era ir sólo contra Voldemort y el Lord dejaría en paz a los demás, si el moría, los demás vivirían. Era lo justo. Sólo una mirada a todos los heridos y los muertos y lo supo, era la única manera de terminar esto, no lo consulto con nadie, no era necesario si la desicion estaba tomada.
Salió del castillo y se encaminaba a encomtrarse con Voldemort cuando un enorme lobo blanco le impidió el paso, miró directamente a los ojos de este, azules, Malfoy, el menor, Draco su padre podrán ser casi iguales en ambas formas, humanas y lobunas, pero sus ojos eran diferentes, los de Lucius Malfoy eran de un azul intenso, cómo oceánicos, mientras que los de Draco eran más electrizantes, una clara diferencia que se puede apreciar cuando se les ve con atención. Este le miraba serio con ese azul eléctrico, su bello pelaje blanco estaba algo sucio y con rastros de sangre en el hocico y patas, trató de rodearlo pero Draco volvió a taparle el camino mientras lo empujaba para atrás con la cabeza.

-¡Quitate Malfoy! - empujandole y caminando, pero Draco lo tomó del cuello de la camisa y le jalo para el castillo- ¡Tengo que hacerlo! ¡SUELTAME! -al ver que no se rendiría sacó su varita y apuntó al cuerpo del licano- ¡Expulso!

Draco se estrelló con la pared del castillo, soltando un quejido mientras lentamente trataba de levantarse, aturdido por el golpe, Harry aprovecho esa oportunidad para salir de ahí corriendo, para cuando Draco se recupero, Harry ya no estaba, ¡Maldito Gryffindor idiota! ¡Estaba llendo a la boca de la serpiente! Aveces creía que las serpientes no eran tan astutas, si no que los Leones eran unos completos imbeciles que caían en el cebo mas burdo e improvisado jamás hecho. Con dificultad se levantó, tenía que advertír a los otros.

Aullidos a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora