Un Perro Y Un Serval

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Sirius no tenía ni la menor idea de qué estaba pasando ni de lo que vio. Su amigo de la infancia, Remus, se había convertido en lobo a luz de la luna frente a sus ojos, sabía lo que quería hacer, quería atacar a Harry y los otros dos niños, cuyos nombres aún no se aprendía, no se espero ver a Snape cubriendolos, vaya que los Slytherin SI tienen instinto de protección, pues vio cómo los cubrió y ahora a el le tocaba preocuparse: Snape sería presa de esas garras de nuevo e igual que la última vez, era su culpa. Intento llamar la atención del lobo ladrando, en vano, el depredador ya tenía a su presa en la mira. El cámara lenta vio lo que pasó a continuación: fauces aterradoras abiertas de par en par que se direccionaban a Snape, una mole gigante blanca que desvío a la café. Cuando pudo reaccionar, un enorme lobo blanco estaba protegiendo a Snape y a los niños con uñas y dientes, no sabía quien era pero tenía control absoluto sobre sí mismo ¿cómo era posible? ¿Tomaba matalobos? ¿De dónde la sacaba?
Su interrogatorio mental se cortó cuando escucho la voz de Snape:

-¡TE VAS A MATAR!
¡AJA! Lo conocia, Snape sabía quién era el retador que no llevaba desventaja. Un momento ¿había Snape logrado hacer Matalobos? Si era así ¿le compartiría a Remus? La vista de su amigo peleando con otro animal de su mismo porte de manera salvaje le decían que no, pero el mantuvo ocupado a su amigo con tanta conmoción, tal vez lo olvidó. No pensó más pues la pelea de ambos lobos dio inició, era difícil determinar el ganador. Agradeció a Merlín que los chicos salieran de ahí, tenían que regresar a Hogwarts YA, esa pelea era inestable, aunque no era muy sangrienta, si que era intensa, el lobo albino no consentia ser mordido sin responder con otra mordida.

Sirius vio al bosque, el lobo blanco parecía tener todo bajo control, tenía que atrapar a esa sucia rata traidora, si no la destripaba viva era porque ya se conocía Azkaban y no le apetecía volver, regresó la mirada y alzó sus orejas al no ver a Snape, pero si estaba ahí hace apenas un segundo, un fuerte y fiero gruñido salió de la pelea de lobos y Sirius pensó que tal vez Snape, a diferencia que todos ahí (el incluido), no era un suicida.

****************

Estaba rodeado de suicidas y dementes, se congeló al ver a Lucius saltar sobre Lupin y protegerlo, se calmó pensando que Draco estaba con Barty, pero todos saben que más Barty cuide de Draco, Draco cuida que Barty no haga una locura. Responsabilidad era lo que aprendia con Barty....y a sacarle canas verdes a Lucius.

No podría detener la pelea ni aunque quisiera, así que mejor era aprovechar el tiempo y encontrar a Pettegrew. Le traía sin cuidado que Black estuviese bien o mal, pero tenía que hacerlo en memoria de Regulus, Reg se había echado la culpa de que su hermano estuviese en Azkaban por algo que no hizo, se sacrifico sólo por eso, así que si tenía que perseguir a una maldita rara por todo el mendigo bosque toda la noche para atraparla y sacarle la sopa solo para rendirle tributo a su amigo fallecido y ayudarlo a descansar en paz...bien, lo haría.

Aún recordaba el llanto de Draco a la muerte de Reg, no soltaba a Barty, que por primera vez se mostraba en la realidad correcta al no ocultar su dolor y encontrar gran consuelo en el niño, Lucius y él se consolaron entre sí, le dolía profundamente. Cuando el patriarca se entero, perdió el control total sobre sí, se encerró en una habitación de la mansión, pronto se escucharon los gruñidos de un gigante lobo blanco destruyendo todo lo que había, estubo horas ahí dentro y cuando el ruido cesó y sólo se escuchaba un débil lloriqueo, Severus entró, Lucius, aún cómo lobo, estaba acostado sobre él montón de destrozos que causó, se podían ver las lágrimas caer de sus azules ojos, Severus se adentró al cuarto y acarició su cabeza, en un intento de consuelo se sentó a un lado y se apoyó en él, ambos habían perdidos algo más que un amigo, habían perdido un confidente, un leal compañero que no hacía preguntas, sólo estaba para ellos sin importar la situación, ni la locura de Barty, las dificultades de Severus ni la licantropía de Lucius lo hicieron alejarse. Narcissa lloró con Barty y Draco, que seguían sin separarse, Draco temiendo que su último tío fuera arrebatado de su lado.
Ese dolor tan presente de algo que el no podía cambiar era lo que lo movía ahora, era lo que lo mantenía corriendo en su forma de serval por el bosque siguiendo el aroma de ese roedor.

Aullidos a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora