CAPÍTULO 34

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—Eli, ¿porque tardaste tanto?— me preguntó mi madre—¿Por qué estás llorando? ¿Qué ha ocurrido?

—Mamá, deberíamos dejarle espacio. ¿Sabías lo que había dentro de la caja de papá?—dijo Mike, aunque empecé a oír las voces lejanas.

—Nunca me enseñó lo que escribía ese hombre, ¿qué es lo que dice?

—¿Alguien sabía que nuestro padre llevaba una segunda vida?—esta vez dijo refiriéndose a los demás. —Hay una última nota, la del último día de su desaparición, y hay un posdata para Eli. Mamá, papá no está muerto, al menos lo estaba cuando desapareció. ¿Por qué la policía no miró esto?

—La caja estaba cerrada con candado —Dije yo por fin. —Cuando se me ha caído el cierre se ha abierto solo, pero creo que la llave siempre la tuve yo, debe de ser aquella que me regaló mi último cumpleaños.

—Creo que sabía cuando debía desaparecer. —Dijo mi madre, ya leyendo las últimas notas del diario.

—¿No deberíamos llamar a la policía?—preguntó Will.

—No sabemos en qué estaba metido, y por lo que veo aquí son cosas turbias. Así que no llamaremos a nadie hasta que no sepamos con exactitud qué ocurre, escuchadme bien, no digáis nada a nadie, no pude salir de aquí esto. —dijo mi madre otra vez. —¿A alguien les suenan los Moore?

—Debe de ser una broma ¿verdad?— dijo Will. —si los Moore están metidos es algo muy gordo lo que ocurre, cuando tu te fuiste surgió con mucha fuerza una especie de Mafia en esta ciudad. Los Moore son los cabecillas. Digamos que no son tan extremos como la típica mafia que conocemos, pero llevan todo el mercado de armas ilegales y drogas. También son culpables de algún crimen, pero nunca los han pillado, lo poco que se sabe es que es de nuestra quinta.

—Según los diarios Sergio tenía mucho que ver con ellos, — empieza a ojear todo el diario. —Parece que Kate y yo también conocemos a los Moore. Según esto, nos conoció a todos aquel día en aquella discoteca. No me puedo creer que él fuera un ayudante, como no nos pudimos dar cuenta.

—Mama no te preocupes. —dijo Mike.

Entonces todos los ojos recayeron sobre mí, estaba llorando aun mas con todas las declaraciones que habían hecho. Estaba llorando mucho más que al principio. Caleb se me acercó para abrazarme, pero a su toque lo ahuyente, no me gustaba sentirme así de débil delante de todos, intente levantarme. Al ver que no pude, Mike me cogió como un koala, y me dejó en mi cuarto otra vez. Lo último que recuerdo es caer en un vacío de emociones, del cual no pude salir hasta los dos días de lo ocurrido.

Mi familia pensó que lo mejor era dejarme descansar, así que estuve la última semana sin salir de mi habitación. Tenía alguna visita, sobre todo de Caleb, pero no quería que me viera mal. Al noveno día decidí que ya era hora de levantarme. Fui a correr un rato, antes de que nadie se levantara para airearme un poco. Me di una ducha, y cuando bajé a desayunar, me di cuenta del cóctel de bienvenida que había en la cocina. Mi madre estaba hablando de Will sobre mi padre, y Caleb estaba haciendo un desayuno en mi cocina. Cuando aparecí por la puerta, mi madre me abrazó muy fuerte, y no pudo evitar llorar.

—Mamá, lo siento, no quería preocuparte.

—Pensé que habías vuelto a lo peor, no quería volver a verte en un hoyo. Tengo que hablar con Will sobre los Moore, espero que no te moleste.

—Haz lo que debas de hacer.

Entonces me acerque a Caleb que estaba terminando las tortitas. Le toque el hombro, que no se había dado cuenta de que estaba delante suyo, y lo abracé como pude. Al principio él se quedó estático, pero luego me devolvió el abrazo.

—Lo siento mucho, por haber estado tan distante.

—No te preocupes amor, no pasa nada. He venido todos los días para haber si estabas por aquí, despierta.

—No quería que me vieras débil, lo siento...

Entonces él me beso para callarme, y yo se lo seguí, aunque por un lado me sentía horrible por estar rota y fingir que no. Él me sujetó por las caderas y me sostuvo al aire un segundo antes de dejarme encima de la encimera. Separó el beso y me dio un plato de las tortitas que estaba haciendo.

—Estan muy buenas, deberias de hacerme la cena algun dia.

—No te aproveches tampoco.

—Aquí vuelve tu mal humor. Por cierto, son esas cosas que hay ahí encima.

—No se si te haran buen humor mirarlas, son parte de las cosas que estaban en la caja, fotos y eso. Están leyendo todo el diario para saber más de lo ocurrido. Lo siento mucho Eli, por todo lo que estás pasando.

Entonces mamá entró en la puerta y miro las cosas esparcidas por la mesa, entonces me fije en una foto que me impactó, y la cogí un momento.

—Esta mujer, ¿no te suena de algo Caleb?—señale a una foto donde salían dos mujeres, una rubia y otra morena, acompañados de un hombre.

—Es, no puede ser, que hace en esta foto la madre de Alison.

—¿Quién decís que es?—preguntó Will.

—Una mujer que apareció el otro día por el instituto, hasta lo que sabemos es la madre de Alison, al menos vino al instituto a hablar sobre ella. —Dijo él.

—Me sonaba de haberla visto en algún lugar en aquel momento, pero no supe quien era. Bueno, mejor dicho, no la reconocí. Ahora ya se de que me sonaba. Recuerdo haber abierto la caja de pequeña a escondidas de papá, pero no sabía de qué. —dije yo.

—Haremos lo que podamos para saber qué ocurrió. Quiero que a partir de ahora vayáis con cuidado cuando salgáis. No sabemos a lo que tu padre podría estar metido, pero hasta lo que hemos podido investigar, no es nada bueno, así que me gustaría que no destacarais a partir de hoy, vendréis juntos a casa después del instituto.

—Si Fiona. —le dijo Caleb. —Os dejo aquí las tortitas. Yo me subo con su hija arriba.

Me llevó hasta las escaleras, y cuando iba a huir —ya que tampoco me apetecía mucho volver a donde había estado encerrada una semana entera— se dio cuenta de que iba a salir, entonces me cogió por las piernas y me puso encima de su hombro.

—Bajame.

—No, que va, subirás conmigo.

—La habitación está hecha un asco, huele mal.

—¿Cómo estás tú en estos instantes?

—Me he duchado antes, por favor de verdad, no vayamos a mi habitación, vayamos a cualquier otro lado.

—No, no. Llevo una semana esperando para esto.

Entramos a mi habitación, y tal y como le había avisado, olía mal, estaba todo lleno de pañuelos, y ni siquiera las sábanas estaban limpias. Caleb me bajo, y me dio una mirada impactante, estábamos pensando lo mismo. Me ayudó a recoger toda la habitación, tiramos todo lo innecesario y abrimos la ventana. Me tiro a la cama de golpe, y empezamos a besarnos.

—Espera, de verdad lo siento mucho por todo lo de esta última semana, no pensaba que las cosas se descontorolarían tanto de un día al otro, ya me entiendes, ya me había hecho a la idea de que estaba muerto, y podría ser que no lo estuviera. Me plantea algunas dudas, ¿eso quiere decir que tendré que volver a España a buscarle? Ya me entiendes, las cosas son complicadas, y no quiero complicarlas para ti.

—Vamos a estar aquí para ti Eli. ¿Lo sabes verdad? Te ayudaremos siempre.

—Lo se. —digo arrimándome, y abrazándolo.

—Estarás bien Eli, y cuando estés otra vez libre de todo esto, estaré ahí para ti.

—Te oi el otro dia, y nose si soy capaz de devolverte las mismas palabras con la misma intensidad...

—No hace falta que me las digas ahora, dilas cuando estés preparada.

Seguidamente volví a acurrucarme con él, me dio un beso en la frente, y aunque eran las doce del mediodía, volví a quedarme dormida.

INCANDESCENTEWhere stories live. Discover now