17.

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—Mateo —Escuchaba este. Sabía que su padre estaba intentando despertarlo, pero no quería hacerlo, no quería ir al colegio, no quería ver a Manuel, no después de lo que hizo.

—¡Mateo de mierda, tenés clases y si no querés problemas te aconsejo que no me hagas perder la paciencia! —Le gritó Pedro en sus oídos, haciendo que Mateo se remueva molesto en su cama. Un poco y le rompe el tímpano.

—Me duele la cabeza —Se excusó, haciéndose el pobrecito, tal vez así obtenía compasión y lo dejaba durmiendo todo el día.

Pedro suspiró con cansancio. Mateo solo lo ignoró.

—Voy por algo para el dolor de cabeza, estoy seguro que se te quita —Aseguró Pedro, saliendo de su habitación.

Mateo asintió, aunque su papá no lo haya visto. —Sí, ve tranqui, que los dolores falsos de cabeza no se pasan —Susurró con cizaña para sí mismo.

Las pisadas de Pedro subiendo la escalera se aproximaron hasta llegar a lado de su cama.

—A ver, esto quita todos los males —Sonó el mayor, con un tono que no le gustó a Mateo.

Agua fría calló como torrente sobre su cabeza y Mateo saltó de su cama para que no se moje, escuchando las risas de su papá.

—¿¡Sos boludo!? —Gritoneó Mateo, pasando ambas manos por su cara, para quitar el agua de esta.

—¿Ya se te pasó el dolor de cabeza o querés otra jarra con agua? —Mateo sacó un poco la lengua, imitándole infantilmente—. Partiste a duchar, y rápido pa' que alcances a desayunar antes del colegio.

Mateo bufó y apenas Pedro abandonó su cuarto, se tiró sobre su cama, envolviéndose completamente en las sábanas.

—¡Soy una oruga! —Gritó, para que su papá lo escuche.

— ¡Si te volvés a dormir reviso tu Instagram! —Le respondió Pedro, pero Mateo no tenía nada que ocultar, así que solo se rio exageradamente —. ¡Vamos a ver que guardas en tu galería!

Mateo quiso volver a reír, hasta que recordó algo: Tenía una foto de Manuel en sus screenshots, o tal vez unas. En su defensa; la publicación contaba con tres fotos muy facheras.

Mateo se desenvolvió como pudo de las sábanas, tenía la cara caliente, pensando en que su papá se había encontrado con las fotos de Manuel en una pileta.

Corrió desesperadamente escaleras abajo, entrando a la cocina, sólo para ver la burla en el rostro de Pedro.

—Te recuerdo que le pusiste una contraseña —Se rio este.

Mateo se golpeó a sí mismo en la cabeza. Cierto.

—Ni siquiera vine por eso —Se defendió inútilmente, humillado ya estaba.

—Si claro, y yo tengo veinte —Respondió el tatuado en son de sarcasmo—. Algo tenés que tener ahí que bajaste tan rápido.

Mateo rio, quiso que su risa fuera de burla, pero pareció de nerviosismo más que de otra cosa.

—Me duché antes de dormir, así que ni en tus más limpios sueños me baño de nuevo —Dijo el morocho, cambiando el tema.

Pedro solo rodó los ojos en respuesta, tomando de su taza de café.


(...)

Mateo cabeceaba en su pupitre. Aun no llegaba el maestro y Manuel menos estaba.

Igual era preocupante que no apareciera, ¿verdad? Estaba entre ir a preguntarle a las amigas de Manuel o simplemente dejarlo.

—Che —Dijo la voz de Camilo, y Mateo comenzó a parpadear confundido—. Me voy a mi clase, nos vemos en el receso.

De cabeza; TrueplikWhere stories live. Discover now