16.

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Un día, un día para que Valentín y Daniel volvieran a España y su vida. Manuel no quería que se fueran, no ahora que estaba en media crisis familiar, pero por esa misma razón no postergaron más su viaje, quedarse no era opción.

Daniel estaba esperando a que Valentín y Manuel volvieran de comprar helado, él no quiso ir, entonces a Manuel se le ocurrió que cuide de Martín y Emi, quienes eran muy amigos, casi todas las tarde se juntaban, alternando de quien iba a la casa de quien.

Daniel no se caracterizaba por tener paciencia, menos por niños, y ahora estaba escuchando los murmullos de Emi preguntándole a Martín si él también era 'raro'.

—Eu, Emi, vení.

El pequeño dudó un poco ante el llamado de Daniel, pero igual se aproximó hasta el sillón donde se encontraba el mayor.

— ¿Qué querés? —Preguntó Emi, de mala gana. Que niño tan engreído y malcriado.

—Dale, sentate que quiero hablar un toque con vos.

Emi asintió, tomando lugar en el sillón, un poco alejado del morocho. Daniel no pasó por alto ese detalle, y solo para fastidiarlo se aproximó bien al niño, llegando a rozar un poco de costado.

—Mirá, no me quiero dar vueltas porque que sé que sos un niño inteligente, así que te la hago corta y nos ahorramos malos ratos —Elevó un poco las cejas, acompañando sus palabras—. A mí me gustan los chicos, Valentín es mi pareja y eso no tiene nada de raro, lo que yo quiero saber es quien te dijo que eso es raro (?

El niño mantenía su expresión fruncida, mirando peyorativamente a Daniel.

—Nadie, solo lo sé y punto, son dos hombres, no pueden.

Daniel rio ante esas palabras.

—A ver niño, como te lo pregunto suave —Lo último fue más para sí mismo que para Emi—. ¿Lo que vos pensás es que solo nacimos para reproducirnos?

El negó.

—Entonces, ¿Qué tiene que hayan dos chicos que se amen o dos chicas que se amen?

—Que no se puede nomás, los niños con las niñas y así

— ¿Qué es el amor para vos?

— ¿Y eso que tiene qué ver?

—Solo respóndemelo.

Emi suspiró, pensando un poco.

—Cuando querés mucho a alguien, te importa, te preocupas que esté bien, le das besos y mimos, le regalas flores y chocolates.

— ¿Y qué pasa si yo te digo que con Valen hacemos todas esas cosas?

—Pero no, vos no te pareces en nada a una chica, ¿Quién es la mujer?

Daniel volvió a soltar una risa, solo que esta vez una sincera y no de sarcasmo.

—Nadie es la mujer, yo soy un chico y él es un chico, pero eso no nos impide amar y sentir. Ponete en el caso de que yo tengo novia y le doy besos, la cuido y me importa, ¿Qué es para vos?

—Amor —Respondió Emi con simpleza.

—Ya muy bien, pero eso es lo que hago con Valen, eso también es amor, sin importar como se vea físicamente.

Emi ladeó un poco la cabeza, dubitativo.

—Pero, ¿cómo?, si es otro chico, ¿te gusta?

—A mi Valen me gusta mucho, cuando lo veo me siento feliz, si lo tengo cerca estoy nervioso todo el rato, me dan ganas de besarlo siempre, de cuidarlo, consentirlo y darle mimos —Sonrió muy grande—. ¿Te cuento un secreto?

De cabeza; TrueplikWhere stories live. Discover now