20.

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Mateo no se levantaba jamás con el sol, nunca en su vida. Pero hoy estaba despierto desde las seis de la mañana. Había llamado a esa misma hora a Camilo, contándole que no había dormido nada.

Luego de hablar media hora con un adormilado Camilo, por fin dijo que tenía algo muy importante que contarle. Eso automáticamente hizo que Camilo salga de su cama y le contara a Joaquín y Matías, solo para citarlos a todos en la pieza de Mateo.

Eso no era una buena idea. Mateo apenas podía pensar en que se había besado con Manuel, y no en un sueño, sino había pasado de verdad. Pero ahí estaba Camilo Moretti, queriendo meter por nada al colegio entero en su pieza para escuchar lo que Mateo tenía para decirle.

No podía seguir en su cama, así que entre esperar a Camilo y la junta completa, fue a ducharse. Necesitaba con urgencia hacer algo o la ansiedad lo mataría.

Apenas terminó de ducharse, su celular sonó, alertándole una llamada entrante. Era Camilo avisando que estaba afuera, pero solo.

Mejor así. Pensó Mateo.

— ¿Qué onda amigo? —saludó Camilo, entrando a la casa y rápidamente a la pieza de Mateo.

— Más callado, boludo. Están durmiendo —dijo Mateo.

Camilo solo levantó las manos en son de inocencia, y se sentó sobre la cama.

— Más te vale que sea algo bueno lo que tenes para contarme, mira que me despertaste a las seis de la mañana, hijo de puta. Encima un sábado, no de verdad, vos tenes al mejor amigo de todo el mundo.

Mateo rio, cerrando su puerta despacio, volteándose tranquilamente hacia su cama, mientras que Camilo parecía muy ansioso.

Dio unas vueltas más. Estaba nervioso, muy nervioso, y que Camilo se quejara todo el rato que porqué no hablaba, lo ponía más nervioso aún.

De verdad podía vivir con las burlas de Camilo, pero aún era costoso admitirle justamente a el, que le gustaba ese chico arrogante, cheto y malcriado. Ningún buen concepto.

— A lo mejor vos tenías razón —comenzó—. Con... Ya sabés —murmuró, auto golpeándose internamente.

— ¿Con qué? ¿Qué sé? Hablá claro pendejo.

Mateo rodó los ojos, sintiendo como se tensaba toda su mandíbula.

— Que a lo mejor tenías razón en algunas cosas con él —dijo.

Camilo levantó las cejas.

Mateo no sabía como continuar. ¿Se suponía que tenía que decirle a Camilo que gustaba de Manuel? ¿Gustaba de Manuel? Mateo no lo tenía claro, pero besaba bien, y habitaba en sus pensamientos, sus ojos eran lindos, su sonrisa, su mirada intensa.

A lo mejor le gustaba un poco.

Si Manuel nunca hubiera aparecido en su vida todo sería distinto. Mateo no estaría cagado justo ahora para admitirle lo que le pasaba a su mejor amigo. No iba a tener que hablar con sus padres respecto a Manuel

¿Tenía que hablar con ellos para empezar? ¿Era necesario? Mateo no sabía.

Primero porque solo se habían besado. Se habían besado mucho, muchísimo. Se habían mordido inclusive. Y seguía gustándole mucho todo eso, quería que fuera eterno, estar todo el día así, tirados en su cama besándose. Le encantaba la idea de tener los labios de Manuel atrapados entre sus dientes y tirar de ellos.

Mierda, le encantaba. Eso era más que gustar.

Por otro lado, ¿Qué quería Manuel? Ni siquiera sabía eso. Manuel se veía alguien bastante serio en cuanto a relaciones, a lo mejor le pedía ser novios, y eso le daba miedo. Porque ahí sí tendría que hablar con su padre. Mateo estaba asustado, no sabía porqué. Si Pedro ya lo sabía todo, sabía de su bisexualidad, debería de esperarse que Mateo un día tomara la mano de un chico ¿no? ¿Acaso no era así?

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⏰ Last updated: Mar 02, 2022 ⏰

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De cabeza; TrueplikWhere stories live. Discover now