𝖝. 𝙻𝚊 𝚓𝚊𝚞𝚕𝚊 𝚍𝚎𝚕 𝚌𝚘𝚕𝚒𝚋𝚛𝚒́.

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LOS RAYOS DEL SOL ENTRARON POR LA VENTANA ESA MAÑANA, la luz impactó con su cabello rojizo y empezó a quemarla por el reflejo.

«Bendito seas, cabello rojo.» pensó ella.

Se aseo y se vistió para bajar hasta la cocina de su casa, donde ya estaba su hermano más grande haciendo el desayuno, su padre leyendo el Profeta, y su madre batiendo un jugo de calabaza con un gesto de varita.

—¡Buenos días! —chilló ella inclinándose sobre el hombro derecho de su padre para abrazarlo de los hombros y darle un beso en la mejilla.

—Buenos días. —correspondió Harry acariciándole en cabello con la vista aún fija en el periódico.

—¿Algo nuevo hoy? —preguntó tomando una tostada para luego darle una mordida.

—Asesinaron a los Chapman.

—¡Mierda! —gruñó James.

—¿Mierda qué? —preguntó Lily mientras de enderezaba los cinco aretes de su oreja derecha.

—Ellos habían advertido que alguien acechaba su casa. —informó James. —Nosotros no hicimos caso, nos pareció un delirio común.

Hubo un corto silencio incómodo.

—Faltan trece días. —anunció Lily.

—¿Para qué? —cuestionó Albus entrando al comedor. Caminó hasta su madre y le dio un beso en la mejilla.

—Para el 21 de enero. —respondió Lily raspando el esmalte de las uñas con otras uñas.

Albus hizo una mueca de desagrado, la que solía hacer cuando no comprendía algo. —¿Para qué? —repitió.

—Para el cumpleaños de Hugo. —soltó Ginny. —Si ella planea hacer una reunión o algo así, quiero que sepan que no vamos a ir.

—Antes solían ser buenas amigas. —comentó Harry. Ginny se dio la vuelta, y puso los brazos en jarras. —Olvida lo que dije.

—Iré a esa casa sólo para traerlo hasta aquí y no dejarlo volver a su casa. —comentó Lily.

Albus soltó un profundo suspiro. —Que fortuna, apuesto que ninguno de ustedes iría a mi rescate de la corrupción.

—¿Qué insinúas? Habla claro, Potter. —preguntó Ginny con los ojos entre-cerrados.

—Sí, ya saben... Yo soy la oveja negra de la familia. El que menos parecido es, el... Que no cuadra, el Slytherin, el diferente entre todos los Potter y Weasley. No los culpo por no sentirse identificados conmigo, o por no querer involucrarse si no es completamente necesario.

—Albus, hijo... Yo me desangraría por ti. —aseguró Harry. —Siempre quise que eso quedara claro, sólo que al final no supe cómo.

Ginny sacó la paleta que batía el jugo, se acercó al ojiverde menor y le dio un paletaso en la cabeza. Albus siseó de dolor mientras se sobaba la coronilla mirándola ceñudo.

—No vuelvas a decir algo así NUNCA, Potter. —sentenció con los ojos llorosos. —Te amo, ¿bien? No puedo creer que pienses que en esta familia hay ovejas blancas, ¡fíjate bien!

—Lo... —su voz tembló cuando los ojos de su madre se inundaban de lágrimas.

—¡Mira nada más! —chilló Lily. —El malévolo cucarachón se nos puso sentimental. —señalando a Albus.

Lily saltó de su silla y abrazó a su hermano mayor, luego se le sumó James, seguido por su madre y finalmente se les unió Harry.

—No tienen porqué abrazarme, no es mi cumpleaños.

𝐑𝐄𝐕𝐄𝐋𝐈𝐎² ┊ ᵗʰⁱʳᵈ ᵍᵉⁿᵉʳᵃᵗⁱᵒⁿ  [PAUSADA] Where stories live. Discover now