𝖛𝖎𝖎. 𝚁𝚎𝚜𝚙𝚒𝚛𝚊.

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LA MAÑANA SIGUIENTE A LA BODA, el día domingo; Ruby y Scorpius se quedaron en la Mansión Malfoy. Pensaron que la Madriguera todavía estaría revuelta después del evento del día anterior, e ir a la casa de los Potter era imposible; ellos no sabían la ubicación de la casa.

Además, Albus estaba bastante borracho en la noche, y seguramente aún lo estaría.

Desde que Ruby despertó, fue al salón y encendió la chimenea para poder estar allí con su bata sin tener que invocar una manta. Se recostó en la alfombra y empezó a leer un libro que tenía tiempo queriendo leer.

Vio como Leo se marchaba de la casa sin decir ni una palabra. Leo era incluso más alto que Scorpius, estaba segura de que estaba a centímetros de alcanzar los dos metros.

Pero a diferencia del Señor Malfoy y Scorpius, Leo se le hacía menos familiar. Estaba segura de que él había desarrollado de alguna manera la maldición de su madre, estaba segura, lo veía al rededor de él, podía ver su energía negativa. Ruby sentía que Leo no se lo merecía.

Estaba segura de que el señor Malfoy no la vio cuando bajó las escaleras y fue hasta su despacho. Se encerró allí desde temprano y no salió, al menos no que ella haya visto.

—¿Me lees? —preguntó Scorpius llegando hasta el sofá.

"Y de ese modo, el león se enamoró de la oveja...; ¡Que oveja tan estúpida!; Y que masoquista es el león."

—Que poco romántico. —dijo Scorpius ladeando una sonrisa. —Tratan el amor como si otro fuera una presa. Eso no se puede llamar amor, es más bien... Estar obsesionado.

—¿Tu amor por mí es puro? —preguntó medio en broma. Él asintió con los labios en una sola línea, luego invocó el periódico sin varita y se dispuso a ignorarla mientras lo leía.

Cuando terminó el libro, el reloj que estaba a un lado en el salón marcaba las 3:47 p.m, y Scorpius estaba leyendo felizmente un libro de leyes mágicas. A Ruby le preocupaba que se estuviera dejando influenciar por el sistema.

Tres minutos más tarde, el color del fuego frente a ella se tornó en un tono verde, y en medio de las llamas apareció Atena, caminó dentro del salón sin mirar a Ruby en el suelo, y la pelirroja tuvo que apartarse para que no la pisara. Atena dejó un rastro de ceniza en el salón, que claramente no pensaba limpiar.

Entonces, Ruby se vio en la obligación de desterrar la ceniza de la alfombra con un gesto de varita.

—Te ves hermosa. —comentó Scorpius sonriente. Ella sonrió más de lo que ya estaba sonriendo.

—Creo que quiero traer un cuadro de mamá. Para que esté allí. —dijo señalando la pared desnuda sobre la chimenea. —Si mi papi cree que se salvará de ser supervisado porque guardó los cuadros de la abuela y el abuelo, está equivocado.

—Pensé que dirías algo más coherente.

—Es coherente. Él no podrá bajar ese cuadro.

—Eso es cruel. —dijo serio.

—Cruel sería que traiga uno mío.

—Déjame decirte que tu intento de manipulación es bastante bueno, pero ya papá se fue una vez de aquí para que mamá se sintiera a gusto, y no creo que se cohiba de hacerlo de nuevo para que su nueva esposa se sienta cómoda.

—No volverá a casarse. —respondió con frialdad.

—Eres un horror. —soltó arrugado la nariz.

—El señor Malfoy se sentiría muy ofendido si se entera de que ustedes están intentando tomar decisiones sobre él, antes que él. —intervino Ruby.

𝐑𝐄𝐕𝐄𝐋𝐈𝐎² ┊ ᵗʰⁱʳᵈ ᵍᵉⁿᵉʳᵃᵗⁱᵒⁿ  [PAUSADA] Where stories live. Discover now