𝖝𝖎. 𝙾𝚍𝚒𝚘 𝚢 𝚖𝚎𝚕𝚊𝚗𝚌𝚘𝚕𝚒́𝚊.

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LA MADRIGUERA ESTABA LLENA DE CARAS PÁLIDAS Y PIERNAS NERVIOSAS. Gente que no podía decir media palabra ni mirarse las caras.

La señora Molly no dejaba de ofrecer té y galletas. Había hecho tres rondas de té en menos de una hora, y ahora todos estaban ansiosos, y con la vejiga llena.

—¡Merlín! —saltó Harmony y tiró de la túnica de Louis para que volviera a caer sentado en el sillón. —¡Quédate quieto de una buena vez!

—Eh. Sí. —masculló sentándose se nuevo. Intentó disimular el nerviosismo que le causaban los rugidos de la morena.

—Ruby... —llamó James por quinta vez.

—Vendrán, ya lo dije. —gruñó la pelirroja.

—Déjala en paz, James. —espetó Lily sentada en medio de Rose y Hugo.

Rose estaba imperturbable; sentada mirando a la nada con cara de confusión, tal vez aún estaba pasando por la etapa de negación. Hugo miraba al suelo con el ceño fruncido; Lily lo conocía mejor que nadie, él estaba elaborando un plan.

En ese momento, se escuchó el estallido de alguien apareciendo. Ruby se levantó del sofá para mirar por la ventana y Lily hizo lo mismo. Scorpius gruñó ante la ausencia de la cadera que antes estaba acariciando.

Milena fue la primera en entrar al comedor, intentando cubrir su rostro con el cabello largo, pero fracasando en el proceso; Ruby había saltado hacia ella dándole un fuerte abrazo. Lo último que había visto de ella había sido espantoso y le alegraba que estuviera bien aunque no la conocía hace mucho.

La pelirroja pensaba que hay pocas cosas que puedes vivir con una persona y no terminar atada a ella con un hilo invisible para siempre. Compartir un caballo alado, y casi morir juntas no era una de esas.

Cuando se separaron del abrazo, intentó fingir que sus cicatrices no existían, pero terminó viendo su rostro de todas formas. Tres cicatrices se extendían a lo largo de su cara, la del medio era la más larga y marcada.

James miró a Milena embelesado; pensó que sus labios podían ser tentadores, Louis no dejó de detallar nada de ella; era una bombón búlgara, Scorpius sintió algo en la boca del estómago que no pudo identificar; recordaba esa sensación de cuando era un niño, quizá de sus primeros años en Hogwarts.

Malfoy se llevó los dedos hasta la comisura izquierda de sus labios, ahí tenía una de las cicatrices más profundas de su cara. El resto estaban esparcidas por su cuerpo. Reconoció que amaba esas cicatrices por varias razones, una de esas era Marie.

Para cuando el rubio volvió a la realidad, Milena también lo veía y tocaba una de sus cicatrices con los dedos igual que él.

René golpeó la mesa con la palma de su mano. Harmony carraspeó.

—Ruby, deberías confirmar sus identidades. —sugirió la bruja de ojos violeta.

Ruby apuntó con su varita a Milena. —¿Qué ala fue la primera? —la búlgara tembló ante la pregunta.

—La derecha. —Ruby asintió. No se preocupó en confirmar la identidad de Stefan, por obvias razones.

Apuntó a Ezra a la barbilla y este le sonrió falsamente. —¡Mierda! Ya sé que eres tú. —se quejó Ruby. —¿Qué opino de los espejos?

—Que son más importantes que los magos. —respondió y bufó.

—Lindo peinado. —le comentó a Cosmin sonriente.

—¿Ya no es ridículo? —preguntó burlón. —Porque déjame decirte que tus ojos siguen siendo los más hermosos que he visto.

Ruby miró a Morgana y alzó una ceja de firma retadora. —En calabazas verdes. —respondió Morgana. —El amor por tu casa pasa lo obsesivo.

𝐑𝐄𝐕𝐄𝐋𝐈𝐎² ┊ ᵗʰⁱʳᵈ ᵍᵉⁿᵉʳᵃᵗⁱᵒⁿ  [PAUSADA] Where stories live. Discover now