𝖝𝖎𝖎𝖎. 𝙴𝚕 𝚛𝚎𝚝𝚛𝚊𝚝𝚘.

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YA HABÍA COMENZADO ABRIL, pero no parecía cambiar más allá de que Leo y Scorpius habían logrado abrir el despacho de su padre. Robaron un frasco entero del líquido que utilizaron en Ruby, y marcaron a todos los más cercanos, ya que no alcanzaba para todos los magos del lugar y no había quien replicara la tinta.

Las discusiones entre el matrimonio Granger-Weasley colmaron a Hugo, que se marchó de casa y se fue a vivir con sus abuelos a la Madriguera. Las cosas con él eran sencillas, si no perturbabas su paz, él no perturbaría la tuya.

Con Lily las cosas se complicaban, algunas tardes y noches, salía acompañada de Hugo para rastrear a Albus, utilizaban cualquier tipo de método, pero siempre terminaban en el mismo lugar vacío, donde incontables veces utilizaban el encantamiento Revelio, y todos sus derivados sin éxito alguno. Hugo sabía que no serviría de nada, que el secuestrador de Albus era ingenioso y determinado, pero no decía nada por amor a Lily.

Todas las mañanas, Ezra entrenaba a Lily en el patio que Xavier había arreglado para Ruby. Esta última entrenaba con Cosmin de vez en cuando, pero normalmente por separado, no batallaban de la misma forma; el rubio sólo trabajaba en su resistencia física, y Ruby intentaba ser más rápida.

La tarde del tres de abril, Ruby sólo se mantuvo dentro de la casa tomando té, mirando el entrenamiento de Lily y Ezra a través de la ventana. La pelirroja miró detenidamente a la menor de los Potter, fijándose en que sus ojos ya no brillaban y que su rostro estaba serio. Recordó que después de cada partido, ella seguía sonriendo aunque estuviera muy agotada, o hubieran perdido; ahora sólo miraba a la nada pensativa, con los labios fruncidos mientras retomaba el aliento.

Antes de la hora establecida, Morgana le pidió a Ezra que dejara lo que estaba haciendo y fuera hasta el salón de la casa por asuntos importantes. El ojiverde dejó libre a su subordinada hasta próximo aviso, y le dijo:

—Estás lista. —Lily ni se inmutó. Sólo asintió sin mirarlo a los ojos demasiado tiempo. —La próxima misión después de ésta, tú vendrás con nosotros.

Morgana estaba tensa y bastante seria cuando Ezra se sentó en el sofá frente a ella. Él pareció notarlo.

—¿Qué? —preguntó ceñudo. —Deja de leerme. —dijo sorpresivamente después de unos segundos. —Bien, ahora el asunto con los vampiros... ¿Conseguiste hacer conexión Barnabas?

—¿Barnabas quién? —preguntó Cosmin. —¿Barnabas el Chiflado? ¿El loco que intentó enseñar a los trolls a bailar ballet?

—Él era mago. —informó Ruby.

—Exacto, Ruby. —contestó Morgana. —Barnabas Deverill.

—¿Pero él no era también un mago? Se dice que él fue maestro de la varita se saúco alrededor del siglo XVII hasta que alguien lo mató para apoderarse de...

Ezra soltó un sonoro bufido, interrumpiéndola.

—Lo sé... Bueno, en Ivelmorny habían libros que contaban que él fue vendido a un vampiro por venganza. —respondió la vidente. —Terminó convirtiéndose porque el vampiro que lo compró tardó mucho en devorarlo y el veneno hizo efecto.

—Morgana, ¿lo lograste o no? —preguntó Ezra impaciente.

—¡No! —chilló decepcionada. —Lo intenté, pero al parecer la sociedad de vampiros europeos aún siguen sumergidos en la época de 1870. Estuve haciendo mis investigaciones, fui a la librería Black Stone Fire del callejón Diagon y la verdad es que hay muy pocos vampiros entre la sociedad mágica actual, por no decir que ninguno. Barnabas, como su jefe, firmó un tratado con los magos, respecto a su caza y alimento, donde se les prohíbe alimentarse de más de un humano puro cada seis meses, lo que les disgustó, pero aún así lo acatan. Eso hizo que nos dieran la espalda.

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⏰ Poslední aktualizace: Mar 28, 2021 ⏰

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𝐑𝐄𝐕𝐄𝐋𝐈𝐎² ┊ ᵗʰⁱʳᵈ ᵍᵉⁿᵉʳᵃᵗⁱᵒⁿ  [PAUSADA] Kde žijí příběhy. Začni objevovat