𝖎𝖎𝖎. 𝙴𝚕 𝚊𝚜𝚌𝚎𝚗𝚜𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚋𝚛𝚞𝚓𝚊.

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LA MAÑANA SIGUIENTE, SCORPIUS FUE EL PRIMERO EN LEVANTARSE. Miró el rostro magullado de Ruby y se le retorció el corazón, pero desde el primero momento que la conoció supo que la vida a su lado iba a ser así; él intentaría tener una vida aburrida como funcionario del ministerio y tendría que soportar las heridas que ella tuviera, supo desde un principio que tendría que soportar verla días en coma en la cama de algún hospital, también estaba preparándose mentalmente para tenerla lejos durante meses cuando tuviera misiones, también se preparaba para verla pelear en la guerra hasta su último aliento, aunque si estaba seguro de algo era de que él sería capaz de ofrecer su propia vida por la de ella.

Ambos eran muy diferentes, pero lo que tenían en común era el amor que sentía el uno por el otro, la pasión que les daba escuchar la voz del otro, la ternura que les daba escuchar defender lo que ellos suponían que era correcto. Pero Scorpius sabía que el amor que sentía por ella no era exactamente sano, sabía que dependía bastante de ella, y es que no se imaginaba una vida en la que ella no estuviera; sabía que si él faltaba, ella tarde o temprano volvería a la normalidad.

Quizá, la consecuencia de la arrogancia innata de los Malfoy los condenaba a redimirse ante las mujeres de las que se enamoraban, quizás los Malfoy siempre sufrirían por amor; porque amar a Ruby le dolía desde el primer momento, desde que reconoció que si le gustaba de verdad.

Cuando por fin se decidió a abandonar la cama, y bajó a desayunar, se encontró a su padre en el recibidor con varias cartas en las manos.

—Ted y Victoire van a casarse. —anuncia Draco.

—Ah, ¿de verdad? En buena hora. —se quedan en silencio por unos segundos, y antes de que Scorpius cruce el umbral del comedor, se detiene por una idea que se le cruzó. —Padre, ¿si Ruby y yo tenemos una hija habría manera de romper la maldición?

—¿Ruby está...?

—¡No, no! Sólo... Preguntaba. —tartamudea. —¿Se puede romper? Si no es así creo que no quiero arriesgarme, no la sometería a ese dolor.

—Yo lo intenté antes de que naciera Atena, intenté todo, pero se trata de una maldición sumamente antigua y esa magia no puede romperse. Ezra dijo hace años que no tendría hijos jamás, con la intención de detener la maldición de Daphne con él, claro que es decisión de cada uno, creo que la única forma de oponerse a la maldición es que la otra familia tenga genes muy fuertes y que en la niña predominen esos otros genes; y como ves, Atena y Astoria son bastante idénticas.

—Ruby no tiene genes fuertes, ella heredó cosas totalmente diferentes a sus padres.

—Ahí lo vez, pero puede que tú nos salves; eres todo un Malfoy físicamente, claro que yo no pude salvar a Atena porque ella heredó la maldición directamente de una mujer, podría variar en tus hijas ya que es heredado de ti. Por supuesto que no pierdes nada con intentarlo una sola vez, los Malfoy siempre tenemos varones la primera vez y nos conformamos con un sólo hijo, pero tu madre fue bastante curiosa y rompimos la tradición.

—Y quizá fue lo mejor que pudiste hacer, sino, yo no hubiera nacido. -dijo bromista.

—Así es, ¿que sería el mundo sin Scorpius Malfoy? —ríe. —¿Has pensado en desposarla?

—No, quiero que sea libre de hacer lo que tenga que hacer sin pensar en un marido, sin preocuparse en regresar porque yo la estoy esperando... Quiero que vaya y haga lo que la apasiona sin obstáculos, ella es toda una guerrera y sé que una vida común como la nuestra no le gustaría, quiero que sea libre hasta que ella decida.

—¿Quién? —cuestiona Ruby bajando por las escaleras.

—Ted y Victoire van a casarse. —distrae Draco. —El 30 de Octubre en la madriguera y todos estamos invitados.

𝐑𝐄𝐕𝐄𝐋𝐈𝐎² ┊ ᵗʰⁱʳᵈ ᵍᵉⁿᵉʳᵃᵗⁱᵒⁿ  [PAUSADA] Where stories live. Discover now