Capitulo 22

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Estaba con los nervios a flor de piel, era un plan bastante arriesgado, ya que por más que pudiéramos desviar la atención por un rato, este no duraría mucho; pero me armé de valor lo más que pude y salí con bandeja en una mano y la mochila en la otra.

Agachaba la cabeza lo más que podía, ya que, en cuanto al rostro, Camila y yo no nos parecíamos en nada y tener el cabello sujeto a un moño alto no ayudaba de nada. Además, si alguien me veía y por muchísima suerte no me reconocía, no sabría que responder si preguntaban por la mochila.

Llegué al elevador de carga y metí la mochila junto con la bandeja. Estaba por entrar cuando me percaté que la puerta del cuarto de juegos estaba entreabierta.

En ese cuartito había de todo, juguetes, videojuegos, una gran tele que abracaba casi la mitad de una de las paredes, maquillaje, disfraces, pelucas...

¡Pelucas! Pueden ser útiles.

Con el corazón latiendo a mil, corrí directo al cuarto y empecé a rebuscar por todos lados las dichosas pelucas. En cuanto las encontré me dirigí nuevamente al elevador y me metí lo más rápido que pude.

- ¡ESA MALDITA LOCA ME AMENAZÓ, SE ESTÁ LLENDO HACIA EL GARAJE! – gritó Camila.

Sin pensarlo un solo segundo hice que el elevador bajara hasta el sótano. Al llegar corrí hacia el garaje, pero no podía ver ningún auto con ventanas polarizadas, eran demasiados autos

En cuanto escuché pasos bajando a gran velocidad por las escaleras y que incrementaban su sonido conforme se acercaban al lugar me metí a uno de ellos y me recosté sobre los asientos traseros, rogando por fueran lo suficientemente despistados para no encontrarme.

-Búsquenla, no le hagan daño. – dijo uno de los hombres.

- jefe, y... ¿si la chica mintió, y si la ayuda a escapar? – preguntó otro, refiriéndose a Camila.

- No, no arriesgaría su pellejo de esa forma. – volvió a hablar tajante.

- Por aquí no hay nadie, jefe. Talvez la engañó para despistarnos... Aparte, en las noticias se dice que fue la mente criminal detrás de todo eso y que incluso está vendiendo secretos de estado a países enemigos. Es inteligente, sabe usar el cerebro, es probable que haya usado otra salida. - dijo in poco nervioso.

¿Vendiendo secretos de estado? Pensé que nada podría ir peor, pero no tenía ni una mínima idea de lo que pasaría luego y que me arrepentiría de muchas decisiones en el proceso.

-Tiene razón, comunícate con los guardias norte, que rodeen la casa. No pudo ir muy lejos, hay kilómetros de carretera para llegar a algún lugar. – mandó con tono autoritario.

Los escuché alejarse y fue entonces cuando salí de mi escondite y sigilosamente me paseé sigilosamente por todo el garaje en busca de un maldito auto con las putas ventanas polarizadas.

Cuando, por fin, lo encontré encendí el auto, arranqué y con el control remoto dentro del auto abrí la puerta del garaje, dejando ver la oscuridad de la noche. Aceleré haciendo que los neumáticos hicieran muchísimo ruido y salir a la carretera a gran velocidad.

En poco tiempo había cuatro autos detrás de mí, así que, aceleré un poco más y ya casi llegábamos a la parte de la ciudad donde había más casas y calles que me servirían para perderlos de vista.

La adrenalina comenzaba a recorrer mi cuerpo, me sentí estupendamente, como en una película de acción. Empecé a conducir en zigzag entre las calles perdiéndolos de vista. Algunos de ellos chocaban entre sí o por el afán de atraparme se adelantaban unos a otros como si compitieran haciendo que dejen de concentrarse en mí.

CRIMINAL   | Sherlock Holmes BBC |Where stories live. Discover now