Capítulo 3

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Guardo mi teléfono con las manos temblorosas, tan deprisa que no me percato de las miradas extrañas de las otras mujeres que están a la espera de entrar al baño. El corazón me late a un ritmo anormal y golpea con fuerza contra mi pecho.

¿En serio vendrá a buscarme?

Creo que la borrachera se ha esfumado de mi sistema en cuanto Valentino dijo que lo esperará.

¿Para qué lo voy a esperar?

Corro entre la multitud, sudorosa y con la respiración agitada y no sabría diferenciar si es porque me he echado a correr desde el baño de damas o por el nerviosismo por que él vine hacia acá.

Quiero llegar junto a Zaheera.

Jadeo cuando la diviso aun sentada frente a la mesa de madera oscura llevándose a la boca el coctel de delicioso sabor, pero mortal con el alcohol.

Casi me desmayo por la falta de aire en mis pulmones cuando llego hasta donde ella se encuentra bebiendo tranquilamente.

- Carajo, Ciara. Parece que has visto a un fantasma – Se atraganta con su bebida y comienza a toser cuando me ve a su lado.

- Puede que así haya sido – Me sostengo del borde de la mesa para no perder el equilibrio.

- ¿Qué fue lo que paso en el baño? – Ahora sí parece preocupada. Deja la copa sobre la mesa.

- Llame a Valentino mientras esperaba en la fila – Me muerdo el labio inferior.

- ¿Qué hiciste qué? – Abre los ojos de manera exagerada que temo que se salgan de su lugar.

- Que lo llame. Encontré su tarjeta en mi bolso. Cayo de él cuando intentaba encontrar mi teléfono dentro del diminuto bolso y no se como ha llegado hasta ahí – Puede que esté borracha, pero por más que busco el momento en haber introducido ese trozo de papel ahí adentro, no lo encuentro.

Zaheera se muerde el labio, nerviosa. No me mira a los ojos.

Fue ella quien guardo aquel pedazo de papel.

Planeo todo esto, traerme "por equivocación" a este bar, beber demasiados cocteles, los atuendos. Todo.

¿Cómo ha caído tan bajo?

- ¿Por qué lo hiciste Zaheera? – No hace falta mencionar como ha llegado la tarjeta a mi bolso. Sabe perfectamente a lo que me refiero.

- Porque necesitas salir a divertirte, aunque sea por una noche. Conmigo o con cualquier hombre. No solo pensar en el trabajo y en Jessie y en el cómo sobrevivirás al día de mañana. Vive el ahora, Ciara – No sé quién está más enfadada si ella o yo.

- No quiero involucrarme con un hombre. Menos con uno que ni siquiera conozco – Mi escusa se vuelve cada vez más débil.

- Conoces su nombre. ¿Qué más necesitas, Ciara? ¿Qué te proponga matrimonio a los cinco minutos de haberlo conocido? – El ruido del bar no impide que la escuche claramente.

- Es fácil para ti decirlo. No necesitas del trabajo como yo. Ni tampoco cuidas de una niña que ni siquiera es tuya. Y no espero que me proponga matrimonio al instante en que me mire a los ojos, quiero que me ame por quien soy, que sienta las mariposas revoloteando en su estómago cada vez que esté cerca. No un simple acostón como a los que tú estás acostumbrada – Zaheera me mira ofendida. Sabe cómo es mi vida desde que mis padres murieron en ese accidente y como tuve que hacerme cargo de Jessie, pero no lo ha vivido.

Y no creo que me llegue a comprender por completo.

Me he pasado, pero me enfurece que piense que soy esa clase de chica.

Peligroso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora