Capítulo 26

5.7K 359 33
                                    

Seis semanas después. No hubo noticias sobre Leandro. Es como si se lo hubiese tragado la tierra.

Podía salir de casa sin la necesidad de mirar constantemente sobre mi hombro, esperando ver a aquel hombre alto, bronceado y de ojos verdes siguiéndome mientras hacía las compras en el mercadillo cerca de casa.

Adriano siempre me acompañaba a cualquier parte que fuera.

Era extraño ser seguida por aquel hombre intimidante y cara impasible, pero según Valentino. Es por seguridad. Para que pueda ver a mi alrededor y protegerme de cualquier peligro.

Cada vez que camino por la calle con Adriano pisando, literalmente, mis talones. Me siento extraña, como si fuera alguna celebridad importante que necesita un guarda espaldas.

Solo quiero ser una mujer con una vida normal, como la de cualquier mujer comprometida que hace las compras para preparar la cena.

Por ahora, vivo en total calma, tranquila y sin preocupaciones. No pienso en Leandro Fontana tramando en hacernos daño.

Y quiero seguir viviendo en esa tranquilidad que siempre he tenido.

- No puedo comer más – Aparto el plato con rigatoni alla zozzana y arancine sicilianas intactos.

- Pero no has probado nada – Valentino me mira frunciendo el ceño.

- El olor me ha producido nauseas – Trago con dificultad la bilis que sube con rapidez por la garganta.

- ¿Te encuentras bien, il mio fiore? Te has puesto pálida – Deja el tenedor a lado de su plato a medio comer.

- Estoy bien, es solo que me siento agotada. Nos quedamos hasta tarde haciendo los trabajos pendientes de la escuela – Coloco mi mano en la frente para comprobar mi temperatura.

- Ve a descansar, tengo que salir. Pero volveré antes de la cena porque me reuniré con algunos de mis hombres que se encuentran en Calabria. –

- ¿Qué hacen tus hombres en Calabria? –

- Están buscando el rastro de Leandro. Me preocupa que ha estado fuera del negocio por tanto tiempo sin que nadie tenga idea de donde se encuentra. –

- ¿Crees que se ha escondido solo para planear su venganza en nuestra contra? –

- Lo dudo, si estuviera escondiéndose, sus hombres y su gente deberían saber dónde está, pero hasta ahora. Todos dicen que no ha pisado territorio Calabrés desde meses. Mucho antes de que volviera a Nueva York. –

- ¿Debo preocuparme? –

- No. Deja que me encargue de encontrar a Leandro y terminar con el problema de raíz. Tú tienes que preocuparte en comer bien, y si necesitas ayuda con los deberes de Jessie, no dudes en decirme. Sé que aún es difícil para las dos entender el italiano. –

- Lo sé, pero estas fuera de casa la mayor parte del día y vuelves a casa cansado y no quiero importunarte. –

- No es inoportuno. Recuerdas, ahora somos una familia de tres. –

- Bueno, siendo así, esta noche te quedaras a hacernos compañía haciendo recortes de revistas para un trabajo de la escuela. –

- Por mí, encantado – Me regala una de sus sonrisas que son exclusivamente para mí – Prometo volver a casa temprano. –

- No importa la hora. Solo necesito que vuelvas a casa. Completo – Lo veo levantarse de la silla y acercarse hasta donde me encuentro.

- Sabes cómo es esto. Pero volveré, por ti. Porque tengo varias razones para hacerlo. Quiero que vayas al médico y comprueben que todo está en orden. Porque no es normal que no pruebes bocado alguno cada vez que Tara pone un plato con comida delante de ti. –

Peligroso DeseoWhere stories live. Discover now